Alcancemos las victorias del 2005 -
por Lucy
Gómez
sábado,
31 diciembre 2004 |
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El mal está
en nosotros, como el bien y le apuesta al miedo. A que es mejor no
demostrar que queremos a alguien, por temor a que no nos quiera
igual, o nos rechace. A que es mejor no responder ese e-mail
donde nos piden una orientación, porque vaya a saber como usarán
la información. No vamos a apoyar al vecino en su protesta, porque
puede pensar que lo hacemos porque nos gusta, no porque tiene
razón. ¿Para que vamos a ir a esa fiesta, si lo más probable es
que nos vayamos a aburrir?
No
permitiremos que nuestra hija se vaya del país, porque podría caer
en las redes de la prostitución. . O nuestro hijo podría llegar a
ser una mula del narcotráfico o convertirse en un suicida si cae
en manos de Al-Qaeda.
A
nuestra perra no hay que dejarla ir con otros perros en el parque,
porque es capaz de divertirse demasiado y salir golpeada, herida o
embarazada.
Y en el
año nuevo, con todos esos presagios horribles, ¿como nos va a ir
bien? Hay quién no se permite bailar solo, ni oír música muy alta,
no porque no le guste sino porque vaya usted a saber que pensarán
los demás. No nos permitimos decirnos toda la verdad a nosotros
mismos ni enfrentarnos con el corazón abierto al futuro. Así como
hay quién trabaja diariamente por la risa, la vida y el placer,
hay quién lo hace para ver como se le borra la sonrisa de la cara
a un compañero de trabajo (¡quién se cree que es!) Para conservar
su pequeño pedazo de embuste, para creerse superior aunque eso
signifique que otro no cobrará cuando le corresponde o que alguien
será humillado. A lo mejor es para cobrarse un poco de facturas
acumuladas desde niño.
Esa
primera derrota de las fuerzas de lo malo, como decían las abuelas
de uno, empieza adentro. Quiénes apuestan por el silencio, por las
cabezas bajas y complacientes, por la unanimidad de la reverencia
para el año que viene, saben que van ganando si logran que
perdamos la primera batalla por ser libres; la interior, que es la
mas dura. Es muy difícil de ganar excepto para algunos
privilegiados que nacieron sin frenos mentales. Otros, la tienen
perdida para siempre. Pero cuando es posible derrotar con la risa
ese día en que nos quedamos sin un céntimo u otro en que
enfrentamos las consecuencias de nuestras palabras, aún sabiendo
que no nos iban a felicitar precisamente, sabemos que sí se puede
seguir adelante. Un día detrás de otro, una batalla detrás de
otra. Cuando llega la primera victoria, las demás son posibles.
Que el año próximo sea de victorias.
lucgomnt@yahoo.es

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