Alberto Quiros
Corradi,
el hombre que de buena fe creyó que el Referendo
Revocatorio estaba “blindado” contra el fraude, cuenta
su amarga experiencia, que puede ser útil para la
Oposición si ésta tiene memoria. Simplemente, fue
engañado por el CNE, que no cumplió las condiciones
acordadas con la Oposición. Considera que la situación
de la Oposición es ahora aún más desventajosa frente
al Gobierno. |
En el
Referendo Revocatorio, Alberto Quiros Corradi fue el más
notorio de los dirigentes de la Coordinadora Democrática que
negoció con el CNE. Seguro de que los resultados no podían
trucarse, fue quien comunicó a la opinión pública que ese
proceso estaba “blindado” contra el fraude.
Los hechos
subsiguientes no correspondieron a la confianza de Quiros.
Para las ocho de la noche del 15 de agosto de 2004, la
matriz de opinión era que la mayoría había votado por la
salida de Chávez. Luego, los dos representantes de la
Oposición, Sobeya Mejías y Ezequiel Zamora, denunciaron que
les habían expulsado de la sala técnica donde se
centralizaban los resultados de las máquinas de votación,
quedando allí sólo representantes del Gobierno. Poco después
el CNE anunció el triunfo del Gobierno. El acto final fue
cuando los líderes de los partidos de Oposición declararon,
uno tras otro, denunciando el fraude. Todos menos Enrique
Mendoza, jefe de la coordinadora, a quien se reportó en
profunda depresión porque los encargados de recabar las
actas de las mesas, operación para la cual se destinaron
cuantiosos fondos, no aparecieron por ninguna parte.
Para la Oposición, las
explicaciones que Quiros gallardamente ha presentado son
importantes a los efectos de impedir nuevos errores. Se
trata de uno de los gerentes más prestigiosos que ha dado el
país, salido de la industria petrolera privada, en la cual
ascendió hasta presidente de la Shell en Venezuela y luego
de la nacionalizada Maraven.
En su columna de El Nacional,
Quiros arremetió contra “la nueva hipocresía moral”,
llamando la atención sobre personas que adecuan su
conciencia “al traje que les convenga”. Con esa postura suya
como base, le entrevistamos para saber por qué falló el
blindaje y cómo está ese blindaje para el 3 de diciembre.
-En este camino al 3 de diciembre, ¿hay personas que se
están ajustando el traje?
-Estamos empezando a ver una especie de nueva sastrería.
-¿Cómo está usted ahora?
-Estoy
donde siempre he estado, siempre he creído que tenemos que
votar y que este Gobierno es derrotable.
-¿Ahora sí estamos blindados?
- Lo
de “blindado” me persigue implacablemente. Fue una palabra
tomada fuera de contexto. Lo que
dije fue lo siguiente: Este proceso, dentro de lo que hemos
negociado, está blindado, en el sentido de que si nos hacen
trampa la descubrimos. Eso era verdad, lo que pasó fue que
no cumplieron las condiciones que habíamos negociado, de las
cuales habían dos básicas: una , que nos daban copia del
Acta, que quería decir, que ya no nos podían hacer trampa en
la transmisión sin que la detectáramos; la segunda, que
íbamos a contar varias de las cajas con un proceso
aleatorio, con un programa incontaminado. La primera se
hizo, pero la segunda no. No se
tomó la muestra, no nos llamaron como testigos y no contaron
las cajas.
-
Quién no cumplió, ¿El Gobierno?
- El
CNE, que era con quien estábamos negociando. Nosotros no
negociamos con el Gobierno. Ahora, que el CNE haya estado
infiltrado por el Gobierno, esa es otra cosa.
-
¿Por qué pensar que para el 3 de diciembre serán mejores las
condiciones?
- No
es que pensemos que puedan ser mejores condiciones, sino
que habiendo sucedido lo que sucedió en el Revocatorio, ya
nosotros, la población en general y la dirección, estamos
curados de espanto. Ya sabemos que tenemos que prepararnos
no solamente para ganar, que fue lo que nosotros hicimos
entonces, sino para cobrar, que fue lo que no hicimos.
-
Entonces, ahora no son mejores las condiciones que las que
ustedes negociaron...
- Si
me apuras un poco, te diría que son peores.
-
Si en esa oportunidad no les cumplieron con lo básico,
ahora, ¿usted cree que les vayan a cumplir?
- Yo
no sé si van cumplir o no, lo que sí sé es que la campaña
que se está desatando con la unidad de la oposición, con la
fuerza que aparentemente va a tomar y si hay visibilidad de
esa fuerza y la percepción de parte del chavismo de que esa
fuerza existe, la trampa se hace más difícil.
- Usted me dijo que hasta dos semanas antes del
referéndum las encuestas arrojaban que la Oposición
arrasaba...
-
Exactamente. La diferencia está en que entonces cuando
nosotros veíamos las encuestas decíamos: “No hay forma de
que nos lo quiten, no se atreven”. Pero como ya se
atrevieron... pero te repito, yo no puedo hablar de fraude,
sino de violación de condiciones.
-¿No sabían que se hacía trampa con las máquinas a
través de la transmisión bidireccional?
- No
nos podían hacer trampa con la transmisión sí teníamos copia
del Acta. Estuve en contra de la Oposición cuando dijo: Aquí
hubo un fraude. Yo dije, no digan que hube fraude, digan
que no se pueden aceptar los resultados porque se violaron
las reglas del juego. Si hubiéramos hecho eso, el peso de la
prueba estaba en el Gobierno y no en nosotros. Al
decir fraude nosotros, teníamos que probarlo, en cambio
probar que no se cumplieron las condiciones era fácil porque
todo el mundo sabe que no se contaron los votos. Ese es el
famoso blindado.
-
Con sólo tener las copias de las Actas,
¿se podía comprobar el fraude?
-
No. Tenías que tener los dos controles, porque tenías que
tener el conteo manual para saber so lo que las Actas decían
era verdad. Lo que nosotros habíamos afirmado es que
estábamos seguros de que no nos iban a hacer trampa y de que
si nos la hacían la trampa era detectable... Oye bien,
porque esta es la parte crítica. Lo que pasa es que si no me
cuentan los votos, ¿cómo sé si hubo trampa? Entonces no
puedo aceptar los resultados, no porque hubo trampa, sino
por que violaron las reglas
-
¿Y ahora?
-
Hoy la cosa ha cambiado. Por ejemplo, elementos como el REP
están muchísimo más contaminado que lo que podía haber
estado hace dos años. Entonces todos fuimos a las elecciones
conscientes de que estábamos en inferioridad de condiciones,
de que no nos estaban cumpliendo todas las cosas, de que no
estábamos obteniendo todas las cosas, pero todas las
encuestas hasta dos semanas antes del referéndum nos daban
ganadores. Además, yo era solamente un negociador ante el
CNE, no era quien tomaba las decisiones de ir o no a las
elecciones.
-
¿Usted tiene su conciencia tranquila?
-
Tranquilísima, porque lo hicimos de buena fe. Nos metimos
siete meses en ese antro (el CNE). La gente olvida que
nosotros dos meses antes ganamos un proceso que obligó al
Gobierno a llamar al Referéndum.
-¿No llegaron a pensar en no ir al proceso, usted y
los que estuvieron en “ese antro”?
-
No, en esas negociaciones yo estaba luchando por ir al
Referéndum, esa fue la tarea que me encomendaron: “Busca las
mejores condiciones que se puedan obtener para ir al
referéndum, por que la decisión de la Coordinadora es ir al
Referéndum”.
-
Ahora las condiciones son peores.
- El
REP de ahora... Aún cuando cuentes las boletas, la
diferencia de las personas registradas desde el 2004 para
acá son unos cuantos milloncitos, entonces eso sí te pueden
alterar los resultados aun cuando cuentes las boletas.
-
Entonces, las personas que están dirigiendo lo del 3 de
diciembre, ahora sí van a saber, llegado el momento, si
deben ir o van al matadero.
-Así
es. Yo creo que ahora estamos mucho más condicionados a una
decisión de ese tipo. Lo correcto
es lo que se está haciendo, trabajar como si se fuera a ir,
y si un mes antes o unas semanas antes, ese objetivo común
se ve como una imposibilidad, existirá mayor fuerza
colectiva para tomar la decisión.
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Publicado en la revista Zeta Nº 1580 del viernes
22 de septiembre del 2006. |