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Votos contra bombas
por Luis  DE LION
sábado, 29 enero 2005

 

Tenía más de 30 años esperando por éste momento; comentó un ciudadano iraquí que trabaja como taxista en París, al salir de uno de los centros de votación instalados en Francia. A lo largo y ancho de Europa, en Australia, en Jordania y en los EE.UU., los expatriados iraquíes abrieron el proceso de votación para las elecciones legislativas iraquíes, un escrutinio que será decisivo cuando éste domingo 30 de enero, 14 millones de iraquíes acudan a votar en medio de un creciente clima de inseguridad. Ni los observadores internacionales – Carter estará ausente – ni los candidatos mismos saben como amanecerá Irak el próximo lunes 31 de enero. El mundo entero sabrá si estas elecciones tuvieron un valor puramente simbólico o si las mismas aportarán vientos de libertad.

En el terreno las autoridades iraquíes junto a las fuerzas de la coalición han impuesto estrictas medidas de seguridad, a los fines de limitar los actos de violencia prometidos tanto por la guerrilla de Al Zarqaoui, así como otros grupos que se oponen a las elecciones y a la democracia en Irak. Sin embargo, son muchos los iraquíes que han prometido ir a votar, convencidos que el voto puede ayudar a estabilizar la situación de su país.

Y no se trata de votantes suicidas, porque si miramos objetivamente la situación, encontramos que Irak es un país conformado por 18 provincias, y en la actualidad solo una provincia sigue incontrolable. Así como también, 85% del electorado mayoritariamente chiíta está dispuesto a votar, contra apenas un 15% de electores sunitas y una ínfima minoría de kurdos que se niegan a vivir en democracia.

Al mismo tiempo grupos políticos compuestos por sunitas moderados y católicos, han conformado sus respectivas coaliciones y han inscrito sus candidatos en las listas electorales, a pesar del llamado a boicot hecho por los jefes religiosos sunitas. Tal es el caso del partido islámico iraquí, del partido nacional demócrata y del partido comunista. Pero todo parece indicar que la victoria favorecerá a la lista de candidatos presentada por la alianza unificada iraquí, la cual representa a las diferentes corrientes chiítas, particularmente a la Dawa, al Consejo Supremo de la Revolución Islámica y al Congreso Nacional iraquí. La excepción a éstas coaliciones chiítas la constituye la candidatura en solitario del joven jefe religioso Moqtada Sadr.

Están en juego, 275 escaños del futuro parlamento iraquí, el cual se encargará de llevar adelante un proceso constituyente, que desembocará a finales del 2005 en un referéndum. 

Así pues, estas elecciones legislativas son cruciales para el futuro de Irak, pero igualmente podrían marcar los lineamientos futuros de la política estadounidense en Irak. Así como tambien, podrá marcar la paz de la región, a decir del éxito de las recientes elecciones palestinas, sin olvidar las también recientes y exitosas elecciones afganas.

Si bien, las elecciones iraquíes se llevaran a cabo bajo la ocupación de fuerzas de la coalición, la ocasión es propicia para recordar que en el pasado reciente, tanto en Japón, como en Alemania, las primeras elecciones de la post-guerra en dichos países, se llevaron a cabo bajo la ocupación de tropas aliadas. 

 

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