Pero,
¿existe Ucrania? son muchos los que se preguntan ahora que este
país, históricamente dependiente de Rusia, se proyecta como el
nuevo gran nudo geopolítico de la Unión Europea.
Un problema especial
de identidad nacional, con grandes implicaciones geopolíticas se
ha creado con la nueva Ucrania, la emergente de la “revolución
naranja”.
En el siglo veinte,
un ucraniano encaramado por enroque en la cúspide del poder
soviético se permitió poner a las superpotencias al borde de un
enfrentamiento nuclear -la crisis de los misiles en Cuba - y
antes en su famoso “debate en la cocina” le dijo claramente al
vicepresidente Nixon que la URSS podía hacer blanco con sus
misiles en una mosca en el espacio, para hacer entender la
amenaza que significaba el poder nuclear soviético para Estados
Unidos.
Este irritable
ucraniano, Nikita Sergeievich Jruschov, hasta se quitó el zapato
en el podium de Naciones Unidas y golpeó repetidamente el
micrófono para que el mundo entendiera la importancia del poder
soviético. Su misión histórica fue la de meter miedo. Y lo
consiguió, primero con el gobierno de Eisenhower-Nixon y
después, en el 62 con el propio John Kennedy.
Ucrania,
desprendimiento del poder soviético, hoy quiere ser una nación
europea participando en la economía occidental.
En el caso
de Ucrania las confusiones pueden ser muy peligrosas, señaló en
reciente análisis el periodista sueco-boliviano Carlos Decker-Molina,
quien durante décadas ha observado lo que pasó al otro lado de
la cortina de hierro, incluyendo el colapso del poder soviético
y la caída de Gorbachov.
Quizá lo primero que
debiera hacer la Unión Europea es definir la carta de ciudadanía
de Rusia, será menos difícil de definir que la de Turquía.
¿Es que Rusia no es parte
de Europa? ¿Su cultura milenaria, que tanto nos ha alimentado,
no es europea?
La segunda confusión que
debe aclararse es ¿a quien o a qué agrupación se presta el
apoyo?
No se ha aclarado con
detalle sobre los partidos políticos que están detrás de
Yushenko y de Yanukovich
Nuestra Ucrania,
partido de Víctor Yushenko, es un conglomerado amorfo
socialmente, tiene apoyo en las regiones del occidente de
Ucrania, que en parte son la antigua Galitzia, Rutenia o Podolia;
en esos sitios se habla una lengua emparentada con el polaco.
Históricamente Polonia ha considerado como parte de su
territorio nacional, eso explica la solicitud mediadora de
Alexander Kwasnieswski.
El Partido de las Regiones
de Yanukovich cuenta con el apoyo de buena parte del sector
oriental de Ucrania y Crimea, con una importante presencia de
rusos (en algunas zonas el 60%) y ucranianos rusófilos. La
experiencia de estado independiente que tiene Ucrania se remonta
a una precariedad entre 1918 y 1920. Su verdadera carta de
nacimiento de estado independiente es reciente, data de 1991.
En Ucrania no hay
composición étnica y mucho menos homogénea, es un puente geo-político,
una prolongación de occidente en el oriente.
Si la disputa es entre la
parte occidental que aparenta ser más europea con la parte
oriental que se identifica más con Rusia, hay otra que se libra
a nivel de los dos líderes.
Yanukovich es el hombre de
los oligarcas de la industria pesada, radicada justamente en la
región oriental de Ucrania, Yushenko es un neoliberal que fue
director del banco central de Ucrania entre 1993 y 1999 y primer
ministro bajo la presidencia de Kuchma entre 1999 y 2001.
Ostentando ambos cargos fue el principal impulsor de la política
de privatizaciones y reformas neoliberales no siempre realizadas
con transparencia.
Definitivamente detrás de
ambos están Rusia y Estados Unidos. La Unión Europea, por saber
lo que realmente pasa y con la dura experiencia de Yugoslavia,
está actuando con cierta cautela. En esta pulseada no se puede
dejar a Rusia como convidado de piedra. La Unión Europea debe
hablar con Putin y debe ser contundente en su definición del
“campo europeo”.
¿Es Rusia parte de Europa o
no lo es?
Si la respuesta es
afirmativa, la crisis de Ucrania se puede resolver sola sin la
intromisión de nadie. Rusia debe estar presente en cualquier
solución así como la Unión Europea y los dos lideres en
conflicto, observó Decker-Molina, consultado por este
columnista.
Ucrania por lo demás, como
país-espacio, ha tenido roles básicos en la historia. Para el
imperio soviético, Ucrania fue el granjero y fuente de
alimentos. Y, en esos mismos grandes espacios estuvo el extenso
campo de batalla, donde el ejército rojo inició la contención y
finalmente la derrota de los ejércitos de Hitler, permitiendo
que Rusia ganara la Segunda Guerra contra el nazismo, un hecho
histórico que Europa no debe olvidar.

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