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El ejemplo de Ucrania - por Luis DE LION
martes, 23 noviembre 2004


 
         

 

Al momento de comenzar a escribir éste artículo, Ucrania tiene dos presidentes y ambos se llaman Viktor. Yanoukovitch el oficialista y Yuschenko el de oposición.

Pero ésta situación, obedece al hecho que desde la misma noche del pasado domingo la calle ucraniana gritó fraude electoral en el escrutinio de la segunda vuelta para elegir al presidente, y decenas de miles de manifestantes de oposición en 6 ciudades, incluida la capital Kiev, tomaron las principales calles y avenidas de ésta República de 48 millones de habitantes.

A pesar del frío y la nieve, temperaturas éstas que bien justificarían una bailoterapia del estilo de esas inofensivas protestas caribeñas, los manifestantes están en la calle reclamando contra la comisión de un “fraude” masivo a favor del Primer Ministro Yanoukovitch, candidato oficialista apoyado por Moscú.

Entre banderas ucranianas con los colores amarillo y azul, y pancartas de color naranja que identifican al movimiento de oposición, los simpatizantes del candidato de oposición Víctor Yuschenko, van para su tercera noche en la calle, lugar desde donde pretenden defender su victoria. “Se trata de un movimiento organizado de resistencia civil” declaró el candidato Yuschenko.

Fraude y resistencia civil; ¿estimadas lectoras y lectores les dicen algo estas dos frases?

Así las cosas, salvo por la protesta callejera de cientos de miles de ciudadanos ucranianos, es inevitable establecer paralelismos entre la situación ucraniana de hoy, con la situación venezolana del pasado 15 de agosto.

Por ejemplo, los resultados oficiales emitidos por la Comisión Central Electoral dan como perdedor al candidato opositor con 46.70% de los votos contra 49.42% de votos del candidato oficialista y las exit polls indican todo lo contrario.

Por otra parte, los igualmente presentes “observadores internacionales”, salvo felices y honrosas ausencias como es el caso del desprestigiado Centro Carter, han señalado que en ésta segunda vuelta electoral se dieron muchas violaciones de las normas electorales. Falsas boletas de votación, autobuses fletados para transportar a ciertos electores que habrían votado varias veces en localidades diferentes, y una gran cantidad de denuncias de fraude provienen de la región fronteriza con Rusia, en donde supuestamente la participación ciudadana en las elecciones fue de un 98%.

Así mismo, Ucrania es hoy un país altamente polarizado dividido entre Este y Oeste, la región del Este, abiertamente favorable al oficialismo y a su candidato Viktor Yanukovitch quien funge como actual primer ministro, es en esencia el hombre de Moscú, y durante su campaña electoral contó con el apoyo de importantes grupos financieros y mediáticos ucranianos. Yanukovitch como promesa de campaña ofrecía crear una unión económica entre Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, con lo que indirectamente se cerraría el ingreso de Ucrania a la UE. La mayor parte de sus simpatizantes provienen de la zona Este del país donde se encuentran las principales minas de carbón, y cuya producción es íntegramente exportada hacia Rusia.

Y el Oeste, abiertamente pro-occidental, apoya a Viktor Yuschenko, un economista, expresidente del Banco Central de Ucrania, y que debe su actual popularidad a que fue en el pasado reciente el artífice del control de la hiperinflación. Acusado por sus detractores de ser un agente de Washington, ha asumido el liderazgo de una campaña en favor de la adhesión de Ucrania a la UE.

El Este del país es religiosamente ortodoxo y el Oeste considera al papa Juan Pablo II como un héroe.

Dicho esto, la presión en la calle ha ido aumentado con el paso de las horas, y los líderes de oposición pretenden marchar, de ser necesario, hasta el palacio de gobierno, mientras las autoridades ucranianas guardan un extraño silencio y los rumores dan cuenta de que los tanques del ejército se encuentran apostados en las afueras de Kiev, esperando la señal para entrar en la capital y disolver a los manifestantes de oposición.

Ante ésta situación, y para concluir no nos queda, sino interrogarnos ¿si optarán las autoridades ucranianas, por una solución a la actual crisis aplicando el tristemente célebre método Putin para la solución de conflictos?


 

 

 

 

 
 

 

 

 

 

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