Dice Teodoro:
“El gesto de hidalguía de Rosales…abre una nueva perspectiva
para la oposición porque termina de sentar las bases para la
construcción de un movimiento político, plural, diverso,
pero marcado por una estrategia democrática, que mantendrá
la lucha contra el gobierno de Hugo Chávez, con todo el
vigor necesario pero firmemente colocado sobre el único
terreno donde se podrá construir una victoria, el de la
confrontación democrática, sin los famosos y patéticos
planes B. No es poco y quien crea lo contrario se
equivoca.”
Y
bien, si efectivamente hay motivos para celebrar los
argumentos de Teodoro, que ponen en perspectiva el frente
electoral reunido por Rosales, sobre las ruinas de otros
liderazgos de oposición, para disputarle a Chávez los
espacios que aún le dan mayoría, no es menos cierto que el
amigo Teodoro se apresura a querer montar desde ya la
respuesta “democrática”, a la que se le nota solo el olisco
electoral, cuando queda estampillado a esa formula tan
general que pareciera legitimar la idea que estamos frente a
otro demócrata al que habría que enseñarle solo buenas
maneras.
Sin detenerme mucho en esta aparente contradicción sobre que
una cosa es lo que piensa el burro y otra el que lo arrea:
¿Cómo puedo negar que Teodoro sí está conciente de la
precariedad del presidente para imaginarse convivir con 50%
de opositores?
¿Como dudar sobre la seriedad Teodoro cuando estima que son
patéticos lo planes B, pero como mantenernos a su lado
cuando solo concibe planes A, frente a los planes de todo el
abecedario de Chávez para arrastrarnos a aceptar su
porquería de modelo político de régimen?
Tengo más que la sospecha, la convicción que el señor
Teodoro quiere convertirnos en la pata democrática del
régimen de Hugo Chávez.
No
seré yo quien le discuta no solo el derecho, sino la
pertinencia de aguijonear por años, solo en el terreno
defensivo electoral, mientras se busca vencer por cansancio
o agotamiento, el liderazgo entre los humildes a este
demagogo llanero que está destinado a plagarnos de
tragedias.
Porque esa es la naturaleza del régimen de impostores y no
veremos jamás desarrollarse tras reiteradas contiendas
electorales, las aristas de un gobierno manejable, a punta
de presiones palaciegas o de insistencias mediáticas, en la
defensa de nuestros valores civilizados, contra la barbarie
que se instala, aunque no sin sobresaltos y penalidades
desde el poder de Miraflores y Fuerte Tiuna su sucursal.
Dicho en directo al pecho, Teodoro esta contento y nosotros
también por ser la mitad del país, pero el quiere que
compartamos esperar a todos los desarrollo electorales hasta
el 2013, para volver a pensar en desplazar a Hugo Chávez de
la presidencia.
Porque el Teodoro demócrata, ahora se nos convirtió en
fetichista de la norma de alternancia por vía del voto y no
quiere siquiera pensar que siendo Chávez presidente legal,
se convertirá tan pronto pueda en un artífice de tiranías,
que solo podrá enfrentarse con los despreciados planes B,C,D,
etc. de una oposición que hizo fiesta unitaria con el amigo
Rosales, pero que no le da derecho a Teodoro de inventarnos
ese bucólico amanecer del 2013 donde quizá tengamos el
chance de sacar al locario siempre por votos… por
“confrontación democrática”.
Se
que en el lenguaje críptico de Teodoro, debe querer decir, y
le creo absolutamente coherente, una pelea frontal en
defensa de nuestro modo de vida democrático, pero creo que
Teodoro subestima nuestra caducidad biológica para pretender
esperar vencer con el REP de Chávez, al propio Chávez.
Aclaro antes de seguir que no rendí culto a fetichismos de
condiciones electorales prístinas, para disputarle a este
Sabaneitor la conciencia de los venezolanos.
Había que pelear y punto. Incluso con las manipulaciones
ventajistas en contra nuestra, porque negarnos a ir
resultaba peor.
Y
para decirlo sin hipocresías ese camino del abstencionismo
hacia lo insurreccional, no reunía condiciones para
impulsarlo y por eso se convirtió en cháchara hacia la
inacción de charlatanes, como quedó evidenciado en los
protagonistas de esa propuesta desahuciada y por demás
incapaz de impedir la alta participación demostrada.
La
cuestión sin embargo que me lleva a discrepar con Teodoro no
es regatearle sus ganas de pelear contra la barbarie del
capitoste castrista, sino su creencia apenas disimulada que
bastará tener un calendario electoral en la mano para, con
Rosales a la cabeza, dar esas sucesivas “confrontaciones”
donde quedan como soslayadas “pequeñeces” como las del REP
viciado hasta los tuétanos, los abusos sin límites para
colocar todos los recursos del Estado al servicio del
candidato y presidente vitalicio y otras contribuciones del
chavismo a esta nueva manera de competir, contra adversarios
atados de pies y manos.
Teodoro debería comenzar por insistir que aquí hubo un
porcentaje que ya veo estima en 10% de fraude de cualquier
origen contra la voluntad nacional. 60-40 no es igual,
Teodoro, a 50-50.
El entusiasmo de Teodoro por el “único terreno donde se
podrá construir una victoria” pareciera olvidar que mientras
el gobierno controle dictatorialmente el CNE, aunque le de
un puesto a un amigo de Teodoro, es una pestilente practica
ventajista que si subsistieran las actuales mañas --
imagínense como serán si se agravan-- no existe el menor
chance de disputar democráticamente nada, a no ser
resignados al 38.5 % que ya ellos decidieron, para dar la
imagen de mayoría calificada, para esta piltrafa de
gobierno y de liderazgo.
El
atrevimiento de Teodoro consiste en creer que todos avalamos
su estrategia, cuando decidimos apoyar a Manuel Rosales como
candidato. Si la idea que tiene Teodoro es un acuerdo de
maracuchos para liderar la oposición, entonces tiene, como
nativo del Batei, sobradas razones para reclamar su cuota
importante.
Pero creo que le vemos la hilacha a toda esta estrategia
cohabitacionista con el chavismo, con este afán de primera
hora para sin la menor investigación dejarnos robar 5, 10 ó
más por ciento de los votos del candidato Rosales.
Mal comienzo tiene este proyecto, loable de confluencia
opositora, si a pesar de que Teodoro anuncia que “en este
país hay una mitad, en números redondos” que votó por
nosotros se convoca de inmediato a la resignación sobre los
resultados oficiales.
Lo
digo porque sin protesta alguna, por el apuro de cantarle
victoria al gobierno, se deja que nos roben 8-10 % en la
primera oportunidad que celebra Teo de esa “confrontación
democrática”.
Prefiero perder la lengua a admitir que tuvieran razón los
abstencionistas, que una y mil veces pretendían acusarnos de
ingenuos, por ayudar a planificar lo que ellos llamaban la
legitimación de Chávez por vía electoral, al participarle en
ese proceso archiviciado.
Ayer como hoy habrá que seguirles gritando, de ser
necesario, que su propuesta de renuncia a pelear, aun en
esas condiciones, era sencillamente peor que participar bajo
mil protestas.
Pero una cosa es celebrar el mediano éxito de acuerdo al CNE
de nuestra campaña y honrar al excelente candidato y otra
muy distinta es pretender hacernos creer que se la comió con
ese discursito de resignaciones al atropello en la
Esmeralda, teñido de “Teodorismo de Nuevos Tiempos”, donde
se da por descontado que hemos renunciado a defender esta
nación contra el plan castrista que el presidente ahora va a
impulsar contando con su 62-38, que se vería en términos
políticos ampliado a 99-1, si lo que se impone en nuestro
bando es esta monserga acomodaticia del lenguaje teodorista,
que impera en la oposición amarrada al salvavidas de una
cohabitación pactada para sobrevivir a mengua, de las
migajas de democracia que vayan quedando.
Porque solo esas “burusas” están dispuestos a otorgar los
amos del poder atrabiliario, así sea de origen electoral, a
medida que avance el plan del bárbaro de convertirnos en una
piltrafa de país archi-capitalista, con una burocracia de
magnates rojos rojitos, decidiendo hasta sobre nuestro
ámbito familiar.
A
mi nadie me chantajeará con la cantaleta democrática sobre
lo legítimo de un gobierno con origen electoral mayoritario.
Hitler y Musolini también tuvieron origen electoral antes de
ser verdugos de sus pueblos.
El
atrevimiento de Teodoro es que mete de contrabando su
reconocimiento al hombre que se atrevió y lo mezcla con las
atrevidas nociones, que estamos obligados a calarnos a
Chávez mientras tenga la capacidad de manipular todo el
Estado a su servicio.
Mil veces estaremos de acuerdo con Teodoro para unir los
demócratas, incluso para esas probables justas electorales,
pero siempre estaré en desacuerdo con esa manera meliflua de
equilibrismo que ya ejerció Teodoro por seis años con su Tal
Cual, mas el otro año en El Mundo, y a quien debemos bajo su
firma tantas valentías, pero al propio tiempo tantas
contemporizaciones con un régimen que cuenta 62 a 38, donde
hay 50 a 50 y eso sin entrar a la chocante discusión si
tiene igual derecho, un profesional venezolano que genera
100 empleos, que un G2 de los esbirros castristas inscritos
también en el mismo REP rojo rojito.
Yo
no tendría problemas es suscribir, hasta ese editorial de
Teodoro, en tributo a que siga la unidad, porque lo serio no
es tanto lo dicho, sino lo disimulado y sobre todo el
contenido opuesto que ponemos otros demócratas en los mismos
términos que usa Teodoro para acercarnos a su ideal de
escenario político.
Sepámoslo que para Teodoro un país democrático es aquel
donde sobrevive la democracia gracias a los equilibrios que
le pone TAL CUAL como ingrediente indispensable,
para contrarrestar sobre todo a los “insensatos” que
pensamos que a la primera oportunidad que podamos,
deberemos empujar la vía rápida para salir de esta estafa
política legalizada llamada chavismo.
Creo que a Teodoro debemos sin embargo hacerle la concesión
que debemos seguir metiéndonos en cuanta elección o consulta
se de, porque no es la renuncia a pelear en ese terreno, y a
pesar de la estafa del REP, lo que nos fortalece.
Sin embargo, nuestra principal divergencia es al parecer que
si un día de estos las bases populares del chavismo
acompañan, en ruptura con ellos, nuestras indignadas
protestas contra los planes totalitarios o contra las
privaciones, que crecen geométricamente por la insolente
ineficiencia de los burócratas rojos, empezando por el
presidente, no estaría mal que en lugar de contar mitades,
cuando nos asignan un tercio, pensemos también en planes B.
C, y hasta Z de quienes no toleren la continuación eterna
de esta piltrafa de régimen.
Tan dañino es el teorema golpista, conspirativo y guarimbero
minoritario y cibernético, sobre todo desde el extranjero,
como este axioma político participacionista resignado en
oposición disminuida y trampeada, como precio de
sobrevivencia, que se nos propone como la novedad post
electoral, cuando se ha defendido casi como la manera
civilizada de aguantar a Chávez mientras así lo desee.
Yo
no se si Teodoro se ve así mismo como defensor de este
axioma, me imagino que no, pero quiero decirle con honradez
que así lo ven demasiados votantes de Rosales, entre ellos
yo por supuesto.
Porque amigo Teodoro, usted tienen razón de burlarse de
muchos de los planes B que se han visto por ahí, pero si
usted no concibe algún plan C usted nos condena a morir en
un régimen sui géneris de atropello bárbaro a nombre de la
democracia lava y listo de 62-38, que para usted es 50-50,
pero esperando otra elección mientras el líder rojito aplica
99 a 1, su miseria ideológica.
¿Una sola pregunta para terminar el 11 de abril de 2002 fue
un plan B patético?
Cuando me disponía a mandar este artículo, ya Teodoro aceptó
que éramos 40 % por la lucha. Ya cobramos para él, la que
pagaba era la Lucenita. Agradecido entonces Tibi y no se
vale reclamar por Internet…
franceschi1947@gmail.com