No sé cuánta seriedad
se le puede otorgar a alguien que escribe que el “Foro por la
emancipación e identidad de América Latina, en 1988, . . . se
opuso a los cínicos festejos del V Centenario del
‘Descubrimiento de América’ que la élite española, encabezada
por el gobierno socialdemócrata de Felipe González (PSOE),
organizaba mancomunadamente con los sectores neocoloniales
criollos. Al llegar la verbena a su punto culminante, en 1992,
ya estaba claro que la invasión de 1492 al hemisferio occidental
había sido la primera globalización neoliberal de la
naciente superpotencia europea.” (negritas TM).
[1]
El descubrimiento de América “la primera globalización
neoliberal”. ¡Habrase visto! Pero bueno, Dieterich –profesor
de
la Universidad Nacional Autónoma de México, sociólogo y marxista
de arraigadas convicciones- desplazó, aunque sólo en
apariencia, al neo fascista Norberto Ceresole de los afectos del
comandante Hugo Chávez, y se convirtió en el nuevo Oráculo de
Delfos de la revolución bolivariana. Las tesis del académico
germano mexicano acerca del socialismo del siglo XXI tienen
deslumbrado al Presidente venezolano, al punto que las convirtió
en su carta de presentación tanto en Venezuela como más allá de
nuestras fronteras.
Para HD
“el proyecto de la revolución bolivariana (en su etapa actual)
en el fondo no hace más que ponerse en condiciones del Primer
Mundo, una economía que sirve para todos, un Estado de Derecho
que funciona, una democracia compartida.”
[2].
A pesar de ser un asiduo visitante de nuestro país, parece que
todavía el profesor de
la UNAM no se ha
dado cuenta de que Venezuela se aleja a velocidades siderales de
cualquier posibilidad de parecerse al primer mundo. La miseria,
el desempleo y la informalidad han crecido como la verdolaga,
pero en sus cuadros estadísticos estas cifras no aparecen
registradas. Lo del Estado de Derecho, viniendo de un
universitario con más de 30 años de experiencia, suena a cruel
ironía. Debería preguntarles al general Usón, al general
Puggioli, a los comisarios Vivas, Forero y Simonovis, a los
presos del estado Táchira, a los familiares de los jóvenes
quemados en Fuerte Mara, a los deudos de los estudiantes de la
Santamaría vilmente asesinados por un comando de la policía
científica y la DIM, a los integrantes de Súmate y a los
parientes de los reclusos que diariamente mueren en las
cárceles, si piensan que el Estado de Derecho funciona tan bien
como dice el ideólogo marxista. El trabajo de campo que debe
hacer todo sociólogo para conseguir información primaria y
fidedigna, no lo está haciendo este investigador de las ciencias
sociales. Si lo hiciese encontraría algunas sorpresitas. Por
ejemplo, que Venezuela es uno de los países con mayor
inseguridad jurídica en todo el continente, ya de por sí
inseguro. Lo de la “democracia compartida” también resulta un
sarcasmo. HD debería reunirse con los diputados de la oposición
y averiguar cuál es el trato que reciben del Presidente de la
Asamblea Nacional, Nicolás Maduro, o de diputadas con tanta
figuración pública y peso dentro del Parlamento como Iris Varela
y Cilia Flores. Podría darle una lectura veloz a la Ley Resorte
o al Código Penal. Debería ver de vez en cuando Aló, Presidente,
o revisar la historia de las actuaciones del CNE antes del
referendo revocatorio y después que Jorge Rodríguez asumió la
presidencia del organismo. Esta aproximación sin intermediarios
le daría la dimensión exacta de la democracia bolivariana.
Las tesis
del HD en torno al socialismo son también muy llamativas. Los
errores cometidos por el “socialismo real” son atribuibles a
los seres humanos concretos que dirigieron los países donde el
modelo se implantó, en ningún caso se pueden imputar a la
formulación teórica, que se mantiene incólume. El socialismo del
siglo XXI, por lo tanto, deberá estar conducido por “hombres
nuevos”, incorruptibles y virtuosos, capaces de resistir todas
las tentaciones del capitalismo decadente. Imagino que HD no
conoce casos como el del Plan Bolívar 2000, las sucesivas
quiebras del Banco Industrial de Venezuela o las millonarias
comisiones de los intermediarios de PDVSA. Cuando se entere de
estos desbarajustes caerá en la cuenta de que más que una
“revolución anticolonial burguesa” con “hombres nuevos” como la
que propone, Venezuela lo que se necesita con urgencia son
instituciones independientes y fuertes, como las instauradas por
el capitalismo, capaces de controlar el gasto publico y
sancionar a los responsables del saqueo.
Su
proposición central en el área estratégica se resume en
retornar a la “economía de equivalencias”, concepto original de
Arno Peters que se basa en la teoría del valor de Karl Marx,
específicamente en el valor de uso. La economía de equivalencias
no opera sobre los precios de los bienes, sino sobre el valor,
es decir, el tiempo invertido en la elaboración de un producto.
De este modo la economía se pondrá al servicio del hombre y
dejará de ser esa “maquina de ganancias” que es en el
capitalismo. La economía de equivalencia sugiere un retorno a
la comunidad primitiva, la abolición del dinero como valor de
cambio y su sustitución por el trueque entre bienes que sean
equivalentes desde el punto de vista del tiempo (valor)
requerido para su producción. El planteamiento de HD conduce por
el camino de la metafísica, abandonado incluso por los
marxistas que, ante el desplome teórico de la teoría del valor,
se han devanado los sesos tratando de rescatar del marxismo
aquello que según ellos es su núcleo sano: la metodología para
el análisis político. HD tampoco está enterado de este debate en
el seno del propio marxismo, de allí que intelectuales de la
propia izquierda, como James Petras, lo hayan calificado de
“idiota total”.
Su visión del
socialismo y la democracia ni siquiera innovan en el terreno del
pensamiento revolucionario. Al contrario, representan una línea
de retroceso, de la que, lamentablemente, habrá que estar
atentos para volver sobre ella, pues por insólito que parezca la
influencia perniciosa de este gurú en Chávez aumenta con el paso
de los días.
[1]
Democracia participativa y protagonismo social. Ediciones de
la Alcaldía del Municipio Libertador. Caracas, 2001. p. 3.
[2]
Entrevista realizada por Helena Weffer C. El Nacional.
24-07-2005. P. A-2.
tmarquez@cantv.net
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