Lo
del trueque planteado por el presidente Chávez no se
puede despachar con acusaciones de regreso al
paleolítico. En verdad por doquier se multiplican nuevas
formas que genéricamente han sido llamadas de "economía
solidaria". Buscan la inserción social, la autogestión y
la democracia. Se trata de una búsqueda común para
problemas comunes y se le concibe como un paso adelante
en el desarrollo del cooperativismo y como una nueva
concepción del trabajo, incluyendo una lógica
empresarial que para nada resulta contradictoria. Su
propia dinámica interna ciñe estas organizaciones a lo
local, aunque tienden a expandirse, inclusive a nivel
global con una dinámica altamente interesante. Tienden a
dos manifestaciones de independencia: del gobierno y del
capital.
El caso argentino
La crisis monetaria del país
sureño llevó a la aparición del trueque como medio de
cubrir las necesidades básicas. Ante la imposibilidad de
un consumo tradicional el trueque permitió, mediante la
participación activa, una nueva formación de los
precios. Tomando la palabra de Alvin Toffler
en La tercera ola
comenzaron a llamarse prosumidores. Este
sistema paralelo de consumo ha sido adoptado en diversas
partes. Las presiones por una remonetización
no faltan, pero la experiencia está allí y no puede
despacharse alegremente. La reaparición del truque o
asociacionismo ha ingresado pues en la lista de grandes
temas de la economía moderna.
Detrás del exitoso
experimento argentino de prosumidores que ellos llamaron
de "prosumidores urbanos" estaba también
la inspiración del economista Silvio Gessel
autor de La economía
natural, donde plantea el tema de la
oxidación de la moneda. Como lo dicen sus fundadores en
el Club del Trueque se consigue de todo: alpargatas,
zapatos, alimentos, ropa, perfumes, lámparas, cuadros,
una torta de cumpleaños, servicios de albañilería o
plomería, médicos, psicólogos, odontólogos,
controladores de plagas, toallas femeninas. Estos clubes
funcionan por acumulación de créditos, una cuasi-moneda.
En otras partes este sistema
de trueque revaluado funciona mediante los "bancos de
tiempo". La unidad de intercambio es la hora. Se ofrecen
los bienes y servicios y se pide a cambio lo que se
necesita y ello incluye desde recoger a unos niños en la
escuela o hasta reparar una instalación eléctrica. Se
pagan con un talonario de tiempo. Es obvio que el
sistema repotencia la solidaridad. Estos sistemas
funcionan también en Inglaterra con el llamado
Timebanks, en Estados Unidos con el Timedollar,
en Japón con el Time Dollar Network
Japan y en Cataluña con Bancdeltemps, sólo para
mencionar algunos ejemplos. Asociaciones de acción
comunitaria pululan por todas partes, muchísimas de
ellas en el seno del capitalismo norteamericano. La
situación ha escapado de las acciones de los
consumidores y muchas empresas están aplicando el
trueque, los llamados trueques empresariales donde,
obviamente, no se intercambia dinero sino servicios.
Según la Internacional Reciprocal Trade
Association sólo en 2004 el 15 por ciento
del total del comercio internacional fue hecho vía
trueque. Este asociacionismo resuelve problemas de corto
alcance, pero resulta efectivo.
Economía de solidaridad
Queda así entronizado el
concepto de "economía de solidaridad", una para
materializarla en sus diversas fases de producción,
distribución, consumo y acumulación. Una que va, por
igual, contra el estatismo y contra el capitalismo puro
y simple. Es evidente que predominan el factor trabajo y
el factor solidaridad. En el fondo es el uso del mercado
en otros términos, hasta el punto de que quizás
deberíamos hablar de "reformulación del mercado". Está
fundada, obviamente, sobre "dimensiones no monetarias",
es decir, sobre el vilipendiado trueque, lo que lleva a
lo que se ha dado en llamar "personalización del
intercambio", una fundada sobre la plataforma de la
inserción. No tiene limitaciones en cuanto a arropar
bajo sus normas conceptuales desde el cooperativismo
clásico hasta las experiencias comunitarias.
Los conceptos en la ciencia
económica, como en todas las demás, no pueden echarse al
desprecio. Los términos abundan, desde "nueva
microeconomía" hasta "economía alternativa". Allí están
y son discutidos.
El dinero electrónico
El dinero plástico o
electrónico asume cada día más lo que antes representaba
el dinero real. Tarjetas de crédito y de débito,
cheques, transacciones vías Internet, transferencias
de todo tipo. La lectura de cualquier texto sobre la
historia del dinero nos demuestra que nunca ha habido
maneras excluyentes y que el dinero ha convivido con
diversas formas para el intercambio de bienes y
servicios. Es así como el dinero electrónico nos plantea
la existencia de una economía digital en la que sería
absurdo negar la posibilidad de existencia a otras
formas de intercambio, tal el trueque practicado hoy en
día a nivel global. El dinero ha evolucionado gracias a
Internet que resolvió la necesidad de velocidad de los
intercambios hasta el punto de que podemos visualizar un
mundo donde el dinero será electrónico y no material.
Podemos leer esto como la desaparición de los medios de
pago tradicionales. Entonces, ¿qué alarma causa que el
dinero sea sustituido en la escala en que el trueque ha
reaparecido como forma de economía solidaria?
Reinventando el mercado
La expresión viene del libro
del mismo título escrito sobre la experiencia argentina
por Carlos De sanzo, Horacio Covas y
Heloísa Primavera. El premio Nobel de la
Paz de este año al banquero de los pobres indica, entre
otras muchas cosas, la aparición de un nuevo concepto
del crédito, clave en el trueque renacido. Si se entra a
la página del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo puede encontrar referencias claves sobre el
tema. Copio al azar: El Microcrédito en
funcionamiento:
•
Pequeños préstamos que rinden mucho
•
República del Congo: un préstamo reactiva valor de la
harina
•
Vanuatu: las mujeres son ahora sus propias jefas
•
Camboya: una peluquería es un boleto para salir de la
pobreza
•
Kazajstán: adoquines para la construcción
•
Panamá: las mujeres quieren un molino arrocero y los
hombres dicen que están locas
•
Bosnia: Los refugiados que regresan crean nuevas
empresas
•
Indonesia: la cocina de una choza en que se elaboran
meriendas produce utilidades
•
Uzbekistán: un pequeño préstamo conduce a otro mayor
•
Pakistán: los conductores de rickshaws duplican sus
ingresos al utilizar gas natural
Este sector de economía
social que, como hemos dicho incluye todas las formas
posibles, encuentra en el truque un mecanismo de
realización, uno más, no el único. Los teóricos de esta
realidad lo llaman mercado sin capitalismo. Si lo vemos
bien es un mercado, sin lugar a dudas, sólo que no es
capitalista.
Uno de los argumentos
fundamentales que se manejan para su implementación es
la falta de trabajo asalariado disponible permitiendo
este tipo de asociaciones la inclusión social mediante
redes de solidaridad, producción y oferta de bienes y
servicios dentro de la misma comunidad de
intercambios.
El trueque ha reaparecido en
el seno de la economía de hoy. Es objeto de estudio en
buena parte de las facultades de economía del mundo
entero. La bibliografía sobre el tema se multiplica.
Sectores de izquierda lo asimilan al "socialismo del
siglo XXI" y si hay sectores que lo consideran
troglodita pues los promotores de ese planteamiento se
apropiarán del concepto y de la práctica. Es, en
realidad, una expresión social que busca nuevas formas
de economía, de intercambio de bienes y servicios, una
forma inclusiva que debe ser analizada y estudiada por
quienes patrocinamos una justicia social bajo la égida
de la democracia en lo que debe ser una economía humana
para una democracia del siglo XXI.