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Del trueque hay que hablar en serio
por Teódulo López Meléndez  
viernes, 1 diciembre 2006

 

Lo del trueque planteado por el presidente Chávez no se puede despachar con acusaciones de regreso al paleolítico. En verdad por doquier se multiplican nuevas formas que genéricamente han sido llamadas de "economía solidaria". Buscan la inserción social, la autogestión y la democracia. Se trata de una búsqueda común para problemas comunes y se le concibe como un paso adelante en el desarrollo del cooperativismo y como una nueva concepción del trabajo, incluyendo una lógica empresarial que para nada resulta contradictoria. Su propia dinámica interna ciñe estas organizaciones a lo local, aunque tienden a expandirse, inclusive a nivel global con una dinámica altamente interesante. Tienden a dos manifestaciones de independencia: del gobierno y del capital.  

El caso argentino 

La crisis monetaria del país sureño llevó a la aparición del trueque como medio de cubrir las necesidades básicas. Ante la imposibilidad de un consumo tradicional el trueque permitió, mediante la participación activa, una nueva formación de los precios. Tomando la palabra de Alvin Toffler en La tercera ola comenzaron a llamarse prosumidores. Este sistema paralelo de consumo ha sido adoptado en diversas partes. Las presiones por una remonetización no faltan, pero la experiencia está allí y no puede despacharse alegremente. La reaparición del truque o asociacionismo ha ingresado pues en la lista de grandes temas de la economía moderna.  

Detrás del exitoso experimento argentino de prosumidores que ellos llamaron de "prosumidores urbanos"   estaba también la inspiración del economista Silvio Gessel autor de La economía natural, donde plantea el tema de la oxidación de la moneda. Como lo dicen sus fundadores en el Club del Trueque se consigue de todo: alpargatas, zapatos, alimentos, ropa, perfumes, lámparas, cuadros, una torta de cumpleaños, servicios de albañilería o plomería, médicos, psicólogos, odontólogos, controladores de plagas, toallas femeninas. Estos clubes funcionan por acumulación de créditos, una cuasi-moneda. 

En otras partes este sistema de trueque revaluado funciona mediante los "bancos de tiempo". La unidad de intercambio es la hora. Se ofrecen los bienes y servicios y se pide a cambio lo que se necesita y ello incluye desde recoger a unos niños en la escuela o hasta reparar una instalación eléctrica. Se pagan con un talonario de tiempo. Es obvio que el sistema repotencia la solidaridad. Estos sistemas funcionan también en Inglaterra con el llamado Timebanks, en Estados Unidos con el Timedollar, en Japón con el Time Dollar Network Japan y en Cataluña con Bancdeltemps, sólo para mencionar algunos ejemplos. Asociaciones de acción comunitaria pululan por todas partes, muchísimas de ellas en el seno del capitalismo norteamericano. La situación ha escapado de las acciones de los consumidores y muchas empresas están aplicando el trueque, los llamados trueques empresariales donde, obviamente, no se intercambia dinero sino servicios. Según la Internacional Reciprocal Trade Association sólo en 2004 el 15 por ciento del total del comercio internacional  fue hecho vía trueque. Este asociacionismo resuelve problemas de corto alcance, pero resulta efectivo.  

Economía de solidaridad 

Queda así entronizado el concepto de "economía de solidaridad", una para materializarla en sus diversas fases de producción, distribución, consumo y acumulación. Una que va, por igual, contra el estatismo y contra el capitalismo puro y simple. Es evidente que predominan el factor trabajo y el factor solidaridad. En el fondo es el uso del mercado en otros términos, hasta el punto de que quizás deberíamos hablar de "reformulación del mercado". Está fundada, obviamente, sobre "dimensiones no monetarias", es decir, sobre el vilipendiado trueque, lo que lleva a lo que se ha dado en llamar "personalización del intercambio", una fundada sobre la plataforma de la inserción. No tiene limitaciones en cuanto a arropar bajo sus normas conceptuales desde el cooperativismo clásico hasta las experiencias comunitarias.  

Los conceptos en la ciencia económica, como en todas las demás, no pueden echarse al desprecio. Los términos abundan, desde "nueva microeconomía" hasta "economía alternativa". Allí están y son discutidos.  

El dinero electrónico 

El dinero plástico o electrónico asume cada día más lo que antes representaba el dinero real. Tarjetas de crédito y de débito, cheques, transacciones vías   Internet, transferencias de todo tipo. La lectura de cualquier texto sobre la historia del dinero nos demuestra que nunca ha habido maneras excluyentes y que el dinero ha convivido con diversas formas para el intercambio de bienes y servicios. Es así como el dinero electrónico nos plantea la existencia de una economía digital en la que sería absurdo negar la posibilidad de existencia a otras formas de intercambio, tal el trueque practicado hoy en día a nivel global. El dinero ha evolucionado gracias a Internet que resolvió la necesidad de velocidad de los intercambios hasta el punto de que podemos visualizar un mundo donde el dinero será electrónico y no material. Podemos leer esto como la desaparición de los medios de pago tradicionales. Entonces, ¿qué alarma causa que el dinero sea sustituido en la escala en que el trueque ha reaparecido como forma de economía solidaria?  

Reinventando el mercado

La expresión viene del libro del mismo título escrito sobre la experiencia argentina por Carlos De sanzo, Horacio Covas y Heloísa Primavera. El premio Nobel de la Paz de este año al banquero de los pobres indica, entre otras muchas cosas, la aparición de un nuevo concepto del crédito, clave en el trueque renacido. Si se entra a la página del Programa de   las Naciones Unidas para el Desarrollo puede encontrar referencias claves sobre el tema. Copio al azar: El Microcrédito en funcionamiento:

Pequeños préstamos que rinden mucho
República del Congo: un préstamo reactiva valor de la harina
Vanuatu: las mujeres son ahora sus propias jefas
Camboya: una peluquería es un boleto para salir de la pobreza
Kazajstán: adoquines para la construcción
Panamá: las mujeres quieren un molino arrocero y los hombres dicen que están locas
Bosnia: Los refugiados que regresan crean nuevas empresas
Indonesia: la cocina de una choza en que se elaboran meriendas produce utilidades
Uzbekistán: un pequeño préstamo conduce a otro mayor
Pakistán: los conductores de rickshaws duplican sus ingresos al utilizar gas natural

Este sector de economía social que, como hemos dicho incluye todas las formas posibles, encuentra en el truque un mecanismo de realización, uno más, no el único. Los teóricos de esta realidad lo llaman mercado sin capitalismo. Si lo vemos bien es un mercado, sin lugar a dudas, sólo que no es capitalista.  

Uno de los argumentos fundamentales que se manejan para su implementación es la falta de trabajo asalariado disponible permitiendo este tipo de asociaciones la inclusión social mediante redes de solidaridad, producción y oferta de bienes y servicios   dentro de la misma comunidad de intercambios.  

El trueque ha reaparecido en el seno de la economía de hoy. Es objeto de estudio en buena parte de las facultades de economía del mundo entero. La bibliografía sobre el tema se multiplica. Sectores de izquierda lo asimilan al "socialismo del siglo XXI" y si hay sectores que lo consideran troglodita pues los promotores de ese planteamiento se apropiarán del concepto y de la práctica. Es, en realidad, una expresión social que busca nuevas formas de economía, de intercambio de bienes y servicios, una forma inclusiva que debe ser analizada y estudiada por quienes patrocinamos una justicia social bajo la égida de la democracia en lo que debe ser una economía humana para una democracia del siglo XXI.

tlopezmelendez@cantv.net

 
 
 
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