Sin
anuncios realmente sorpresivos se llevó a cabo el discurso del
presidente Chávez celebrado al cierre
de la multitudinaria marcha oficialista que éste domingo 23 de
enero atravesó Caracas. Fiel a sí mismo, insultos y desplantes
mediante, la jornada cumplió con su cometido, el cual no era
otro que distraer a las graderías con el repetido estribillo de
la soberanía y el antiimperialismo. ¿Pero la perorata del prócer
de la revolución pseudo bolivariana habrá convencido a las FARC
y a los pegajosos y mohosos intelectuales izquierdistas, un
tandem que se da el lujo de hacerle exigencias públicas a un
presidente soberano?
Como quiera que sea, la política moderna supone que siempre hay
que decirle la verdad a los electores, a conciencia que de no
ser así, los medios tarde o temprano se la terminarán diciendo a
los ciudadanos. Pero la realidad no es tan inocente, por cuanto
es bien sabido que una razón de Estado tiene el peso y la fuerza
necesaria como para disimular por mucho tiempo la verdad.
Chávez no es un líder políticamente correcto, es un personaje al
cual le produce placer el desperdiciar las ocasiones que se le
presentan para mejorar y hasta limpiar su imagen. Sin embargo es
un hábil calculador, que continuamente recicla su propia basura,
para ponerla al servicio de la bestia mediática que habita
dentro de sí mismo, lo cual lo lleva a una constante y
permanente puesta en escena de un discurso reciclado,
izquierdoso y tercermundista que atrae a unos rancios
comediantes de esos que forman parte de lo que el historiador
Paul Jonhson llama la decadente intelectualidad occidental.
Así las cosas, Chávez había venido ofreciendo neutralidad ante
el conflicto interno colombiano, al tiempo que mientras discutía
interesantes y jugosos proyectos binacionales en materia
petrolera transoceánica, le otorgó mucho más que simple
solidaridad a varios integrantes de las FARC.
Por lo pronto, solo en apariencia dichos proyectos comerciales
binacionales habrían quedado suspendidos luego de la cantaleta
catódica del presidente Chávez, ya veremos en qué termina esa
historia. Ahora bien, si nos remitimos a lo concreto, a las
evidencias, desde Venezuela han salido, aunque haya sido a
trompicones, directo a sus respectivas cárceles Montesinos,
Ballestas y ahora Granda. Así mismo, otra realidad es que nunca
antes gobierno venezolano alguno, había tenido tan buenas y
complacientes relaciones con el capital extranjero representado
a través de las multinacionales petroleras, con particular
ventaja y preferencia hacia las petroleras norteamericanas.
Dicho esto, ¿quién estará más equivocado en cuanto a Chávez,
Condoleeza Rice o el binomio FARC-intelectuales izquierda
caviar?
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