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Terrorismo - por Alexis Márquez Rodríguez
 domingo, 28 noviembre 2004


 
         


Me da la impresión de que mucha gente le tiene más miedo a ciertas palabras, que a lo que estas designan. Es lo que ocurre con el vocablo terrorismo. Últimamente he leído muchas páginas de personas que, con la mejor intención, se empeñan en precisar cuál es el verdadero sentido de este sustantivo, no tanto por el deseo o la necesidad de hacer tal precisión semántica, sin mas bien aparentemente con ánimo, casi todos, si no todos, de concluir en que dicha palabra no se ajusta a la realidad de algunos hechos,  desde luego abominables, ocurridos recientemente en nuestro país.  Como si con determinar que a estos no corresponde exactamente el vocablo  terrorismo disminuyera la gravedad de tales hechos. Y la verdad es que estos son igualmente peligrosos y vituperables, sea que los llamemos  terrorismo o de otro modo, o que los haya cometido el hampa común, sectores políticos de oposición u organismos del propio Estado.

El DRAE define el terrorismo de una manera muy sencilla: ³Dominación por el terror. || 2. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror². De terror, a su vez, el mismo diccionario dice: ³Miedo muy intenso. || 2. Persona o cosa que produce terror. || 3. Método expeditivo de justicia revolucionaria y contrarrevolucionaria. || 4. Por antonomasia. Época,  durante la Revolución Francesa, en que este método era frecuente (Š)². El DRAE registra también el adjetivo terrorífico: ³Que infunde terror. || 2. espanto (Š)², y el sustantivo terrorista: ³Que practica actos de terrorismo, (Š) || 2. Perteneciente o relativo al terrorismo².

Aunque estas definiciones no son plenamente satisfactorias, me parece que son suficientes como para no tener que estar buscándole al gato más patas de las que tiene. Lo esencial es que el terrorismo supone el uso del terror con unos fines determinados. En la definición del DRAE esos fines son, en primer lugar, lograr la ³dominación por el terror², sea que tal propósito venga de instituciones como el Gobierno o el Estado, o de una  persona o grupo de personas sobre otras; y en segundo lugar ³infundir terror² en los demás mediante una ³Sucesión de actos de violencia². Por supuesto, no todo acto de violencia causa ni está destinado a causar terror, por lo que no deben confundirse violencia y terrorismo. Además, no creo que deba restringirse este tipo de terrorismo a los actos de esa naturaleza que se produzcan en sucesión, pues nada impide que se aplique este término a un solo acto, sin que haya estado precedido ni esté seguido de otros similares.

Un acto terrorista es, pues, cualquier acto que esté destinado a producir  terror, bien sea a una persona determinada ­el terror no siempre es colectivo­, a una familia, a una institución, a un grupo o a la población en general. No se trata pura y simplemente de infundir miedo, sino de producir terror, que es mucho más que el simple miedo. Por eso el acto terrorista supone unos medios, unas circunstancias especiales y una espectacularidad que, en conjunto, configuran aquel acto capaz de aterrorizar, no simplemente de asustar.

Por supuesto, el sustantivo terrorismo puede usarse, y se usa frecuentemente, con valor metafórico, y se habla así de terrorismo mental o psicológico, de terrorismo judicial, de terrorismo parlamentario, de terrorismo financiero, etc.

Terrorismo deriva de terror, y este del equivalente vocablo latino terror, -oris.
       

      

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

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