El
partido Demócrata limpio el piso del Capitolio con la
prepotencia del presidente Bush, y el primer efecto del
terremoto político ha sido la salida de Donald Rumsfeld del
Pentágono.
Hasta un día antes de la votación, el Presidente estuvo
viajando con los recursos del Estado o sea el dinero de los tax
payers, en desesperada campaña por los candidatos republicanos.
En sus intervenciones públicas hizo comentarios sarcásticos de
Nancy Pelosi, destacada diputada demócrata por California que
ahora se ha transformado en la primera mujer en la historia de
EE.UU que ocupa la presidencia del Congreso (Speaker of the
House) y por tanto es la tercera persona en la sucesión
constitucional a la presidencia. Pelosi, de ancestros italianos,
ha demostrado ser una combativa demócrata con énfasis en temas
sociales, como educación y salud. Fué muy atacado por Bush, el
Vice- Cheney y otros capos republicanos. Una opinión de Pelosi
sobre Bush:"Es incompetente y mentiroso". Buena parte del
electorado opino lo mismo.
Pese a la socarronería previa a la elección, ya Bush invito a
Pelosi a almorzar en la Casa Blanca. Estas elecciones, pese a
las combativas campañas electorales, demostraron, una vez más,
la solidez del sistema democrático norteamericano, uno de los
pilares del poder de la hiperpotencia.
El presidente Bush nominó el miércoles al ex director de la
CIA Robert Gates para sustituir a Donald Rumsfeld como
secretario de Defensa.
Rumsfeld es, obviamente, el primer gran chivo expiatorio de
la política de estado de negación del presidente Bush.
Examinamos el papel de Gates en la CIA: dirigió el escándalo
Irán-Contra para intentar derrocar al gobierno sandinista de
Nicaragua y propicio el rearme secreto de Saddam Hussein, según
recordó en el sistema de Radio Publica, PBS el antiguo analista
de la CIA Mel Goodman, que testificó ante el Senado en 1991
contra la nominación de Gates como director de la CIA, y el
periodista de investigación Bob Parry, que ayudó a exponer ante
el público el escándalo Irán-Contra, conspiración digitada bajo
la presidencia de Ronald Reagan, en la que participaron
narcotraficantes de Suramérica, coordinados por el ex-coronel
Oliver North . La mafia narco operaba desde Bolivia a Panamá. La
reciente votación del pueblo norteamericano, expresada en las
urnas, revela una tendencia clásica en la sociedad
estadounidense: el rechazo de la mentira de los gobernantes,
como los argumentos usados para justificar guerras, la invasión
de Irak y el rechazo a la prepotencia usada como justificativo,
como el matonaje maniqueo: el que no esta conmigo, esta con los
terroristas. Hasta un día antes de la votación, Bush se burlaba
de los demócratas en populachero lenguaje del fútbol americano:
están festejando antes del touchdown el golazo; al día
siguiente, vino el touchdown y los demócratas ganaron el Senado
y la Cámara de Representantes. Y si se lo propusieran o fuera
históricamente necesario, podrían acudir limpiando la
destitución constitucional.