Augusto
Pinochet, el dictador chileno que apoyaron el presidente Nixon y
el secretario de estado Kissinger, murió como un paria, pero sin
haber sido juzgado por los más de 3 mil asesinatos que ordenó.
Pinochet protagonizó uno de los
periodos más negros de Chile.
Pero, de su pérdida del poder,
esta resurgiendo, como el ave fénix, una de las más dinámicas
expo-democracias de América latina.
La actual presidenta de, Michele
Bachelet, fue presa prisionera política torturada y exiliada por
la dictadura de 17 años. Su padre, General de la Fuerza Aérea
chilena fue asesinado por los esbirros del dictador.
El fallecimiento de Augusto
Pinochet no dejó indiferente al presidente del gobernante
Partido por la Democracia (PPD), Sergio Bitar, quien vivió
exilio en Venezuela. Éste dijo lamentar su fallecimiento y
entrego condolencias a su familia. No obstante, agrega que su
legado a la historia de Chile es negativo.
Si bien Bitar dijo que
"entregamos nuestras condolencias a su familia", recalca que al
momento de su muerte, cabe hacer un juicio histórico: "Pinochet
impuso la dictadura más brutal y encabezó el período más trágico
de la historia de Chile".
El dirigente del PPD agregó que
"su gobierno se caracterizó por la destrucción de la vida y la
violación masiva de los derechos humanos, el aplastamiento de
las libertades y de las instituciones democráticas, la
propagación de la miseria y de la cesantía y la apropiación
ilegal de ingentes recursos públicos".
Finalmente, el personero de la
Concertación aseguró que "la historia ya lo ha juzgado" y que
"no corresponde realizar funerales de Estado. Corresponde, la
aplicación de las normas que rigen en el Ejército para los
comandantes en jefe". La información sobre las declaraciones de
Bitar fue tendenciosamente publicada por el diario El Mercurio,
el que más se beneficio del círculo de corrupción mediática bajo
el dictador. En el Perú el implacable comentarista Herbert
Mújica, comento:
la asunción de Pinochet y un
régimen tiránico y despiadadamente genocida, se vieron más
confirmadas que cuando, hace pocos días, quedaron
desclasificadas las conversaciones entre el entonces
secretario de Estado, William Rogers y Pinochet sobre Perú,
una eventual guerra y las preocupaciones ambientes en torno al
armamento soviético en la zona, señaladamente en nuestro país.
Poco el interés de los "analistas, politólogos,
internacionalistas" que concitó la maciza y desvergonzada
prueba que Perú era considerado por Chile como su enemigo y no
a la inversa. Las razones son hasta históricas: hasta 1879,
Perú no poseía límites con el país austral que luego se lanzó
en una guerra de conquista.