El
presidente venezolano Hugo Chávez denuncio públicamente a través
de un importante medio televisivo, la existencia de un llamado
“plan Balboa” del gobierno de Estados Unidos con miras a invadir
a Venezuela y se comprometió con el importante periodista Ted
Koppel, de la TV ABC, para enviarle las pruebas que el dice
tener sobre el plan Balboa.
Al mismo tiempo, Chávez destacó la fuerte
relación petrolera de Venezuela con EE.UU., que no será alterada
si Washington no lo provoca, según advirtió.
Con motivo de la Asamblea General de Naciones
Unidas, Chávez se encontraba en Nueva York y su presencia se
destaco entre otros 170 jefes de gobierno, por su lenguaje
excesivamente sincero, hablando sin tapujos al punto que algún
comentarista lo describió como el ‘huracan’Chavez, en el
escéptico ambiente de Naciones Unidas, donde prevaleció un tono
moderado de Bush, pidiendo ayuda al organismo, en contraste con
su ultima intervención, hace tres anos, cuando, en su denuncia
sobre una red terrorista global, insistió en la existencia de
armas de destrucción masiva en el Irak de Saddam Hussein.
El discurso del presidente venezolano Chávez,
con abiertas criticas a la política internacional del gobierno
de Bush, recibió diversos calificativos, desde incendiario y
provocador hasta valiente y realista.
Otras intervenciones breves ante la prensa
internacional, destacaron por el mismo tono de denuncia.
Pero la entrevista televisada con Koppel,
difundida, el 16 de septiembre, fue la más amplia y expresiva
intervención.
Koppel parecía bien preparado para la
entrevista. Los “pundits” de la TV norteamericana trabajan con
un ejercito de reporteros, corresponsales y periodistas
investigadores, al punto que le pregunto sobre un abuelo de
Chávez, que fue un hombre cruel y sanguinario. El presidente
venezolano no lo negó. El periodista se refería al bandolero
conocido como “Maisanta”, en las primeras décadas del siglo
veinte, durante la dictadura de Juan Vicente Gómez. Chávez, que
en su aparente estilo humilde, trasciende a un hombre astuto y
cazurro, le respondió afirmativamente, “eso fue hace cien anos’
y mi abuela contaba historias sobre el, pero usted sabe las
abuelas siempre cuentan historias.
El público norteamericano aprecia a los
hombres que surgen desde abajo. Chávez describió una infancia de
pobreza campesina en una choza con piso de tierra. Luego
describió su ascenso como soldado. “Soldado patriota”, dijo y su
devoción por el verbo de Jesucristo.”
Yo sigo la ideología de justicia de
Jesucristo, aseguró.
Soldado, Jesucristo, dos palabras mágicas en
la cultura norteamericana, y además, petróleo.
Koppel le preguntó metódicamente sobre sus
divulgadas relaciones con China, Irán o India, parte de la
política de multipolaridad, a la que Chávez se asocia frente al
fracaso de la unipolaridad, es decir, el predominio de la
superpotencia en la globalidad por su liderazgo errático y
belicoso. Existe la sensación de que usted quiere poner de
rodillas a Estados Unidos, preguntó Koppel.
Chávez respondió sin vacilar: Es muy difícil
para cualquiera poner al Imperio de rodillas. Esa no es mi
pretensión. Es muy desproporcionado, lo que queremos es
encontrarnos ambos de pie, o ambos sentados. Si ambos estamos de
rodillas será para rezar, como hacemos nosotros los cristianos.
En cuanto al petróleo, déjeme aclararle. Y
deseo aclararlo para el pueblo norteamericano, que debe saber
que nosotros tenemos en territorio de EE.UU. una gran compañía
petrolera, Citgo, que tiene ocho refinerías. La compañía Citgo
tiene un valor cercano a los diez mil millones de dólares. Somos
uno de los principales inversores en Latinoamérica. Somos el
primer inversor de América latina en EE.UU. Damos empleo a más
de dos mil trabajadores y sus familias. Pagamos impuestos al
gobierno de USA, cooperamos con muchas ciudades y municipios,
como Houston.
Y ahora con Katrina, este terrible drama por
el cual EE.UU. está pasando, desde el primer día yo ordené
enviar un grupo de apoyo donde están localizadas nuestras
refinerías y hasta rescatamos víctimas. Hemos donado millones de
dólares a la gobernación de Lousiana, a la Cruz Roja de Nueva
Orleáns. Estamos ayudando a más de 5 mil víctimas, y vamos a
proveer gasolina, gratuita en algunos casos, con descuentos en
otros casos, entre las comunidades más pobres, comenzando por
Nueva Orleáns y sus alrededores. El pueblo de Estados Unidos,
debe saberlo.
Es todavía difícil captar si el mensaje que
trajo Chávez en pocos días, en un viaje rápido y tormentoso como
un huracán, fue bien entendido entre la opinión pública y los
factores de poder norteamericanos, que a veces, como sus propios
historiadores lo admiten, son “naives” o al menos, lo parecen.
¿Presidente populista, revolucionario del
siglo 21 o dictador?
Who knows…quien sabe.
Mejor esperar y ver dice una vieja conseja anglosajona: wait and
see.
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