La
poderosa y compleja sociedad norteamericana, siempre ansiosa por
la existencia de héroes, tiene uno nuevo: El ciclista texano de
33 años, Lance Armstrong.
Al ganar por séptima vez el Tour
de France, una de las más duras y reconocidas competencias
deportivas de este mundo, Armstrong se orienta a la vida
pública, es decir, la política. En la cadena televisiva ABC, en
su programa This Week, el periodista George
Stephanopoulos, que estuvo muy ligado al gobierno del presidente
Bill Clinton, informó el Domingo 24 de julio que el ciclista
Armstrong tenía interés por candidatear para gobernador de
Texas.
Armstrong, hijo de madre soltera,
nació y vivió en la pobreza de ese estado, un problema muy
grande en contraste con la fama texana de ricachones petroleros
o hacendados ganaderos cuyos latifundios van mas allá del
horizonte, como está descrito en las novelas de Edna Ferber - "Giant"
o "So Big" -; pese a las privaciones, Armstrong logró sacar
provecho de la educación básica fiscal, que en estados ricos
como Texas o Nueva York suele ser bastante buena.
Desde muy joven se destacó en el
deporte del ciclismo, que practicó con éxito hasta las
Olimpiadas del 96 en Atlanta, donde se consagró como el numero
uno del ciclismo amateur. Pero entonces recibió la terrible
noticia. Estaba padeciendo de un cáncer en los testículos que
amenazaba extenderse a los pulmones y el cerebro. Bien
aconsejado, se sometió a una nueva forma de quimioterapia y se
recluyó, para su rehabilitación en los aires montañosos de Boone,
en los Apalaches de Carolina del Norte.
Demostrando gran empeño y
constancia, el ciclista se fue recuperando y preparándose para
su objetivo de toda la vida, el tour de Francia. Fue un proceso
en el que demostró una gran perseverancia que ya es parte de su
leyenda. En 1999 ganó su primer tour y se había transformado en
un exitoso ciclista profesional con el respaldo del Servicio
postal de Estados Unidos, que tiene su propio equipo de
ciclistas. En muchos pueblos, los carteros distribuyen el
servicio en bici, de modo que ese vehículo está asociado al
eficiente servicio del US Post Office.
Sin mucha bulla, pero con gran
tenacidad, Armstrong fue construyendo su hazaña deportiva,
triunfando una, dos, tres veces, luego cuatro y finalmente,
igualó a los campeones europeos, el francés Jacques Anquetil, el
belga Eddie Merckx y el español Miguel Indurain, ganadores, cada
uno de ellos, de cinco vueltas de Francia. El 2004, ganó su
sexta vuelta y el 05 remató con la séptima para proclamar con un
grito en Paris:" ¡vive le tour de France, forever!". Era su
despedida de la competencia que algún fanático del ciclista dijo
con humor que ahora debería llamarse el “tour de Lance”.
Sin duda, el empeño por salir de
sus problemas de salud fue a la vez, terapia y perfeccionamiento
de la máquina humana adaptada a la bicicleta buscando la
superación en todos los aspectos físico-dinámicos, constituyendo
un ejemplo mundial.
El mismo Domingo que
Stephanopoulos rindió homenaje a este héroe de la civilidad
norteamericana, informó en su habitual sección in memoriam,
los nombres de otros 16 soldados norteamericanos muertos en la
semana en Irak. Muchos de esos caídos son también considerados
héroes. Sectores de la opinión norteamericana consideran que son
en realidad victimas de una política caprichosa y errática que
constantemente está enviando a morir a lo mas valioso de la
juventud norteamericana por intereses políticos y económicos
dudosos.
Después de informar sobre los
planes de Armstrong de ir a por la gobernación de Texas, ABC tv
entrevistó al senador demócrata John Kerry (presente en el
Tour), quien elogió las condiciones del ciclista. Honestidad y
voluntad y su extraordinaria capacidad de focalizar los
problemas, reconocer la realidad de las cosas y concentrarse
para resolverlos. Algo que un hoy famoso ex-gobernador Texas
parece que jamás tuvo.
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