Mientras Bush se hunde políticamente en las
fétidas aguas post-Kratina, en Irak, el supuestamente ya
desmantelado Al Qaeda, sigue tomando espacios junto a la
insurgencia o resistencia en Irak.
En su intervención ante la asamblea de la
ONU, Bush se ha encontrado frente a un muro de escepticismo
respecto a sus métodos para luchar contra el terrorismo
islámico. No podía ser para menos, mientras el hablaba el 15 de
septiembre en el superguarnecido palacio de cristal del East
river, en Irak, dos días consecutivos de actos violentos,
mostraban la fragilidad de la situación en esa nación árabe
ocupada. Las acciones terroristas han sido suscritas por la
organización Al Qaeda, que ya había sido virtualmente
desmantelada, según voceros del presidente norteamericano Y la
verdad es que la organización del fantasmal Osama Bin Laden
sigue ocupando espacios en Irak, entre los insurgentes o
rebeldes iraquíes. Y ello no ayudara mucho a la estabilidad que
busca Washington para Irak. En consecuencia, el retorno de las
tropas cada vez mas sonoramente reclamado por la opinión publica
norteamericana, tendrá que postergarse. No podrá ser para estas
Navidades 05, como miles de ansiosas familias lo deseaban.
En estas circunstancias, la reconstrucción de
Nueva Orleáns y la región del golfo afectada, se ha convertido
en la nueva prioridad para Bush.
Con su inefable grandilocuencia, Bush dijo
que será la mayor obra de reconstrucción que se ha visto. No
dijo quien pagara el costo. Pero se adivina: los ya
sobrecargados “taxpayers” norteamericanos. Tampoco dijo quienes
se encargaran de las obras. También se adivina: empresas
contratistas como Halliburton- digitada por el vice Cheney - y
otros del entorno presidencial. Es una forma de corrupto
maquiavelismo global, con una catástrofe se tapa otra, hasta que
la globalidad reviente.
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