El
llamado “rey”del pop’, el cantante Michael Jackson, sobrevivió a
un juicio que parecía estructurado como una forma de
linchamiento legal, motivado por una curiosa venganza del
sistema judicial.
El excéntrico cantante fue
declarado inocente de una decena de cargos relativos a un
supuesto “abuso de menores". Hace casi dos décadas, ya el
controvertido cantante afronto una primera denuncia de una
familia, también por supuesto abuso de menor. Aquel juicio se
tramitaba lentamente, hasta que simplemente desapareció de los
estrados. Simplemente, los abogados de Jackson llegaron a un
acuerdo con la parte denunciante con el pago de 3 millones de
dólares. Fue un acuerdo que, por lo demás, es muy común en los
juzgados del país, ya que todo pleito jurídico, mas que con la
ley, está amarrado a intereses pecuniarios.
El por entonces fiscal de la parte
denunciante, Tom Sneddon, quedo muy frustrado y con sangre en el
ojo. Y esperó. Esperó pacientemente porque intuía que Jackson,
un negro exitoso, millonario y excéntrico en su estilo de vida,
que una vez ya se burlo del sistema jurídico, cayera en falta
otra vez. En resumen, Jackson constituía una provocación que un
buen segregacionista blanco no podría tolerar. Mientras tanto,
el cantante, un hombre cuarentón de mentalidad infantil, un
personaje clásico de la imaginación del autor teatral inglés
James Barrie, el creador de Peter Pan. No olvidar que el parque
de diversiones que Jackson construyó en torno a su mansión de
Santa Bárbara, California, se llama precisamente, “Neverland”.
Y allí invitaba a niños, sobre todo de escasos recursos o
enfermos, para que se diviertan. El hecho de que algunos se
quedaban a dormir, previa autorización de sus padres, abrió el
campo de especulación. Pero el proceso y las respectivas
indagaciones no han logrado comprobar las sospechas de pedofilia.
El jurado de doce personas, que no
incluía un ciudadano de raza negra, rechazó todas las
acusaciones contra el famoso y excéntrico cantante de música
pop, en un juicio que en los últimos meses captó la atención
mundial, ya que los fiscales acusadores esperaban obtener un
veredicto de culpable que hubiera significado unos veinte años
de cárcel para el famoso artista, quien, debilitado y afectado
por enfermedades, no podría resistir.
El día en que debía conocerse el
veredicto del Jurado, los robustos sheriffs-eran todos blancos-,
tenían lista una estrecha celda, adonde iba a ser llevado
Jackson directamente después de oído el veredicto.
Lo cierto es que la decisión del
jurado fue declarar a Jackson inocente de todas las acusaciones
que eran mas de una docena. El aplastante veredicto se basó en
las vacilaciones de la parte acusatoria y en la falta de pruebas
sobre los cargos, que eran mas de una docena.
Casualmente, este intento de
acosar y castigar a un Negro de éxito, se produjo en momentos en
que el senado norteamericano en Washington, por primera vez
reconoció que después de la liberación de los negros, luego de
la Guerra civil del siglo 19, se cometieron muchos asesinatos de
negros por los famosos linchamientos, sobre todo cuando un Negro
era capturado y colgado por un grupo de blancos por haber tenido
amores con una blanca, o por el simple hecho de ser libre y
tener éxito en los negocios. Con la asistencia de numerosos
negros, descendientes de linchados- e incluso sobrevivientes- el
Senado reconoció esa política salvaje que existió hasta mediados
del siglo 20, lamentó que no se hubiera legislado oportunamente
para evitar esos asesinatos cometidos por turbas de
norteamericanos blancos y pidió disculpas a la minoría negra.
Esto me hizo pensar que Jackson y sus circunstancias, ha sido un
episodio digno de los relatos del gran escritor William Faulkner,
que en varias de sus novelas describió linchamientos que hoy el
senado lamenta no haber visto.
|