EL
5 de abril de este año, el muy conocido periodista de origen
canadiense Peter Jennings, de la cadena ABC TV, anunció
serenamente en cámara que padecía de un cáncer pulmonar y que,
en lo posible, seguiría trabajando. Este domingo 7 de agosto al
anochecer, murió en su domicilio de Nueva York, no muy lejos de
los estudios donde, durante décadas, se proyectó hacia toda la
nación.
Con la muerte de Jennings se
cierra un ciclo importante del periodismo por televisión, el de
los “anchor men” (hombres ancla), recurso central del periodismo
de las tres grandes cadenas de televisión norteamericana – CBS,
NBC y ABC-, que tanto han influido para llegar a esta era
mediática y, por ende, también en la política global.
En tiempos recientes, se retiraron
Tom Brokaw, reportero nato de NBC, para dedicarse a sus libros y
otros proyectos televisivos. Y Dan Rather de CBS, otro reportero
de sangre. Obligado a retirarse, por errores tontos, bajo
presión del entorno del presidente Bush.
En la década del 60, ABC se había
quedado un tanto relegada. CBS con el experimentado Walter
Cronkite (fogueado como corresponsal en la II Guerra mundial) y
NBC con el dúo Huntley y Brinkley, que lograron imponer a los
noticieros que se difundían al final del día en un lugar de
privilegio como espectáculo televisivo.
Estaban preparándose para
coberturas que marcarían época, como las dramáticas secuelas del
asesinato del presidente John Kennedy; La investigación,
todavía colgando en el misterio de la conspiración para el
magnicidio y la lucha por los derechos civiles, que se llevó
unas cuantas vidas, incluyendo la del líder negro Martin Luther
King. La noticia por TV había pasado a ser un gran espectáculo y
además productivo. Captaba sintonía y, en consecuencia, vendía
publicidad.
Ya se proyectaba el próximo gran
escenario del negocio mediático; La Guerra de Vietnam.
Después de experimentar con varios
periodistas como moderadores, los ejecutivos de ABC se
decidieron por el joven Jennings de una televisora de Toronto.
Lo eligieron por sus buenas maneras y un estilo gentil que
resultaba convincente para los auditorios mas exigentes y su
visión universal de la vida. Esas características lo destacaron
en las casi cuatro décadas que en ABC Jennings vino a sumarse a
una pleyade de intelectuales que se destacan en el periodismo,
las artes y la literatura de EE.UU.,donde tienen gran acogida.
Una de sus memorables coberturas
fue la del ataque terrorista a las torres gemelas. Estuvo doce
horas consecutivas en su puesto de moderador, inspirando
serenidad a una nación asediada por el miedo y la incertidumbre.
Después de esa traumática
experiencia, Jennings se nacionalizó estadounidense. Sin
embargo, antes había escrito un libro que recomiendo a los
estudiosos de la superpotencia; “In search of America.”
En el obituario del Washington
Post sobre Jennings, se dijo: "No solo fue una voz nuestra. Fue
una voz del mundo”
|