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Las Series Dramáticas
se Vuelven mas Atrevidas
por Roberto Palmitesta

 

    “!Compren condones, chicos!”, advierte la Dra. Delgado,(Rosa Blasi) en la serie dramática Strong Medicine, al final de su polémica charla en un club social, para alertar sobre los peligros de la imprudencia sexual en términos de embarazos indeseados y el sida. Al día siguiente, una joven que asistió a la charla visita a la doctora para pedir una “píldora para el día siguiente” y una prueba de despistaje de sida, ya que su novio no usó protección cuando la forzó a tener relaciones. En otro episodio, la atractiva Dra. Stowe (Janine Turner) tuvo una franca conversación con una pareja que no había logrado tener hijos, preguntando sin tapujos cuántas veces tenían coito semanalmente y en qué posición lo hacían. Poco después la misma doctora regaña al enfermero Riggs (Joshua Coxx) que incitó a una anciana a fumar hachís para aliviar sus dolores causados por el cáncer.

Series hechas para impactar

Obviamente, no se trata de dramas con una temática médica netamente “familiar”, como las pioneras Dr. Kildare o Ben Casey, sino de una atrevida serie de tono feminista producido por la polémica actriz Whoopi Goldberg y que está causando furor aquí en el horario estelar, al tratarse en el programa ciertos delicados problemas (prostitución,  drogadicción, homosexualidad, violación, impotencia, virginidad y menstruación), en un lenguaje impactante pocas veces visto en producciones para la pantalla chica. Además, la serie toca  temas tabú como la eutanasia, la medicina alternativa, el uso de fármacos dudosos y drogas experimentales, todo por su afán de lograr un alto rating, a conciencia de que el público pide un franco tratamiento de los mismos. Dentro del mismo género con protagonistas médicos, sigue teniendo mucha sintonía la durable E.R. (o Sala de Emergencia) y la nueva serie Nip/Tuck, (literalmente, “corta y aprieta”) que narra las tribulaciones éticas y personales de dos cirujanos plásticos, a veces enredados con vivencias de sus clientes.  

Otra serie que bate marcas de sintonía en EE.UU. C.S.I. o Crime Scene Investigation, (en sus tres ediciones, L.A., N.Y. o Miami) muestra detalles morbosos de investigaciones policiales sobre crímenes, que hace apenas una década no se hubieran podido ni siquiera mencionar en la televisión comercial, donde las estaciones están vigiladas constantemente por la FCC (la CONATEL del norte), ente que ha impuesto recientemente severas multas por transgredir las normas existentes sobre lenguaje, sexo y crimen, en medio de la onda moralista que impera en EE.UU. Como es sabido, la televisión no puede mostrar escenas muy eróticas, violentas o morbosas en programas hechos directamente para la tv comercial, aunque las películas de Hollywood se retransmiten con cierta libertad, con supresión de escenas delicadas. Sin embargo en la tv-cable o de suscripción hay total libertad para transmitir la película en su versión original. 

Esposas desesperadas y náufragos angustiados

En el área de las relaciones familiares, se destaca actualmente la serie Desperate housewives, donde un grupo de vecinas casadas e insatisfechas enfrentan sus respectivas problemáticas con conductas de infidelidad, flirteo o  lesbianismo, o recurriendo a demandas legales. En un episodio, la madura Sra. Isea -encarnada por la actriz latina Eva Longoria- se acuesta con un jardinero de 18 años, y luego un amigo de éste la incita a tener sexo con él para no contarle todo al marido. “Es para probar si soy gay o no”, se justifica el adolescente. Ella le da un sensual beso y al comprobar que no hay erección, sentencia: “Eres gay, no hay duda”. Luego una vecina sorprende a su hija fornicando en la piscina con el cuestionado muchacho, quien muy  aliviado y sonriente exclama: “No soy gay!”.

Otra serie que está disfrutando de mucha audiencia es la costosísima Lost (Perdidos, filmada en Hawai), que relata las peripecias de un grupo de 48 sobrevivientes de un accidente aéreo en una isla desierta del Pacífico. Aunque más parecida a una telenovela por la secuencia que le imprime el tema, la serie ofrece algo para cada gusto: acción, romance, sexo, morbo, misterio y violencia, siendo protagonizada por Matthew Fox (el de Party of Five) al frente de un talentoso reparto. En el mismo campo dramático, no se puede dejar de mencionar las dinámicas series  The West Wing, y 24 horas, sobre las complejas crisis que se enfrenta en la Casa Blanca a diario, ambos con una considerable sintonía gracias a la presencia de actores de la talla de Martin Sheen y Kiefer Sutherland.

Entre abogados, policías y detectives  

Para los que gustan de dramas tribunalicios la tv ofrece  Justicia ciega (con el apuesto James Spader mostrando su nuevo look), Justicia militar (JAG) y la durable La Ley y el orden, todos con casos que harían escandalizar a los abogados de series clásicas como Perry Mason y Los defensores. Y para los adictos a las series policiales, además de la archiconocida NYPD blue -con el siempre carismático Dennis Franz- últimamente puede verse un puñado de impactantes espacios como The Shield y Alias, la primera con Michael Chiklis con la cabeza rapada (que recuerda al “duro” Bruce Willis), y la segunda con una agente experta en artes marciales, encarnada por la sensual Jennifer Garner,  actualmente muy popular en el cine de acción por su personaje Elektra. La pesquisa  detectivesca sigue siendo uno de los filones preferidos de la tv norteña, con Cold Case y Without a trace liderando en el rating. En el mismo estilo de la legendaria trilogía de El padrino está Los Soprano, mientras Six feet under trata de una familia que maneja una funeraria y Third Watch muestra las peripecias de un grupo de paramédicos y bomberos involucrados en las vidas de los siniestrados. En todos los casos, las series se anuncian aquí con sus títulos originales, pues parece que el español no está de moda en la tv satelital.

En este ámbito tan competitivo, y para llamar la atención de espectadores cada vez más exigentes, las productoras norteñas acuden –dentro de lo que les permite su “ley resorte”- a todo lo que pueda impactar en términos de lenguaje vulgar, (abusando de palabras como ‘fucking’), secuencias morbosas o violentas, tendencias sexuales cuestionadas, irreverencia religiosa e irrespeto a la autoridad, con el propósito de alimentar el ansia por lo novedoso y excitante del peculiar público norteamericano, que se resiste a puritanismo del actual gobierno republicano difundiendo costumbres liberales que están causando una acelerada  transculturización en otros ámbitos geográficos, gracias al dominio que tienen del mercadeo del medio televisivo. De hecho, en otros países casi no se producen series dramáticas (apenas vimos una serie policial argentina hace poco) con episodios autónomos de una hora, que –está visto- atienden el gusto de muchos televidentes que buscan un entretenimiento ligero con un sencillo argumento dramático, sin tener que recurrir a largas películas o a complicados reality shows.

rpalmi@yahoo.com
 

 
 
 
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