“!Compren condones,
chicos!”,
advierte la Dra. Delgado,(Rosa Blasi) en la serie dramática
Strong Medicine, al final de su polémica charla en un
club social, para alertar sobre los peligros de la imprudencia
sexual en términos de embarazos indeseados y el sida. Al día
siguiente, una joven que asistió a la charla visita a la doctora
para pedir una “píldora para el día siguiente” y una prueba de
despistaje de sida, ya que su novio no usó protección cuando la
forzó a tener relaciones. En otro episodio, la atractiva Dra.
Stowe (Janine Turner) tuvo una franca conversación con una
pareja que no había logrado tener hijos, preguntando sin tapujos
cuántas veces tenían coito semanalmente y en qué posición lo
hacían. Poco después la misma doctora regaña al enfermero Riggs
(Joshua Coxx) que incitó a una anciana a fumar hachís para
aliviar sus dolores causados por el cáncer.
Series hechas para impactar
Obviamente, no se trata de dramas con una temática médica
netamente “familiar”, como las pioneras Dr. Kildare o
Ben Casey, sino de una atrevida serie de tono feminista
producido por la polémica actriz Whoopi Goldberg y que
está causando furor aquí en el horario estelar, al tratarse en
el programa ciertos delicados problemas (prostitución,
drogadicción, homosexualidad, violación, impotencia, virginidad
y menstruación), en un lenguaje impactante pocas veces visto en
producciones para la pantalla chica. Además, la serie toca
temas tabú como la eutanasia, la medicina alternativa, el uso
de fármacos dudosos y drogas experimentales, todo por su afán de
lograr un alto rating, a conciencia de que el público
pide un franco tratamiento de los mismos. Dentro del mismo
género con protagonistas médicos, sigue teniendo mucha sintonía
la durable E.R. (o Sala de Emergencia) y la nueva
serie Nip/Tuck, (literalmente, “corta y aprieta”)
que narra las tribulaciones éticas y personales de dos cirujanos
plásticos, a veces enredados con vivencias de sus clientes.
Otra serie que bate marcas de sintonía en EE.UU. C.S.I.
o Crime Scene Investigation, (en sus tres ediciones, L.A.,
N.Y. o Miami) muestra detalles morbosos de investigaciones
policiales sobre crímenes, que hace apenas una década no se
hubieran podido ni siquiera mencionar en la televisión
comercial, donde las estaciones están vigiladas constantemente
por la FCC (la CONATEL del norte), ente que ha impuesto
recientemente severas multas por transgredir las normas
existentes sobre lenguaje, sexo y crimen, en medio de la onda
moralista que impera en EE.UU. Como es sabido, la televisión no
puede mostrar escenas muy eróticas, violentas o morbosas en
programas hechos directamente para la tv comercial, aunque las
películas de Hollywood se retransmiten con cierta libertad, con
supresión de escenas delicadas. Sin embargo en la tv-cable o de
suscripción hay total libertad para transmitir la película en su
versión original.
Esposas desesperadas y náufragos angustiados
En el área de las relaciones familiares, se destaca actualmente
la serie Desperate housewives, donde un grupo de
vecinas casadas e insatisfechas enfrentan sus respectivas
problemáticas con conductas de infidelidad, flirteo o
lesbianismo, o recurriendo a demandas legales. En un episodio,
la madura Sra. Isea -encarnada por la actriz latina Eva
Longoria- se acuesta con un jardinero de 18 años, y luego un
amigo de éste la incita a tener sexo con él para no contarle
todo al marido. “Es para probar si soy gay o no”, se
justifica el adolescente. Ella le da un sensual beso y al
comprobar que no hay erección, sentencia: “Eres gay, no hay
duda”. Luego una vecina sorprende a su hija fornicando en la
piscina con el cuestionado muchacho, quien muy aliviado y
sonriente exclama: “No soy gay!”.
Otra serie que está disfrutando de mucha audiencia es la
costosísima Lost (Perdidos, filmada en Hawai), que
relata las peripecias de un grupo de 48 sobrevivientes de un
accidente aéreo en una isla desierta del Pacífico. Aunque más
parecida a una telenovela por la secuencia que le imprime el
tema, la serie ofrece algo para cada gusto: acción, romance,
sexo, morbo, misterio y violencia, siendo protagonizada por
Matthew Fox (el de Party of Five) al frente de un
talentoso reparto. En el mismo campo dramático, no se puede
dejar de mencionar las dinámicas series The West Wing,
y 24 horas, sobre las complejas crisis que se
enfrenta en la Casa Blanca a diario, ambos con una considerable
sintonía gracias a la presencia de actores de la talla de
Martin Sheen y Kiefer Sutherland.
Entre abogados, policías y detectives
Para los que gustan de dramas tribunalicios la tv ofrece Justicia
ciega (con el apuesto James Spader mostrando su
nuevo look), Justicia militar (JAG) y la
durable La Ley y el orden,
todos con casos que harían escandalizar a los abogados de series
clásicas como Perry Mason y Los defensores. Y para
los adictos a las series policiales, además de la archiconocida
NYPD blue -con el siempre carismático
Dennis Franz- últimamente puede verse un puñado de
impactantes espacios como The Shield y
Alias, la primera con Michael Chiklis con la
cabeza rapada (que recuerda al “duro” Bruce Willis), y la
segunda con una agente experta en artes marciales, encarnada por
la sensual Jennifer Garner, actualmente muy popular en
el cine de acción por su personaje Elektra. La pesquisa
detectivesca sigue siendo uno de los filones preferidos de la tv
norteña, con Cold Case y Without a
trace liderando en el rating. En el mismo estilo de la
legendaria trilogía de El padrino está Los Soprano,
mientras Six feet under trata de una familia que
maneja una funeraria y Third Watch muestra
las peripecias de un grupo de paramédicos y bomberos
involucrados en las vidas de los siniestrados. En todos los
casos, las series se anuncian aquí con sus títulos originales,
pues parece que el español no está de moda en la tv satelital.
En este ámbito tan competitivo, y para llamar la atención de
espectadores cada vez más exigentes, las productoras norteñas
acuden –dentro de lo que les permite su “ley resorte”- a todo lo
que pueda impactar en términos de lenguaje vulgar, (abusando de
palabras como ‘fucking’), secuencias morbosas o violentas,
tendencias sexuales cuestionadas, irreverencia religiosa e
irrespeto a la autoridad, con el propósito de alimentar el ansia
por lo novedoso y excitante del peculiar público norteamericano,
que se resiste a puritanismo del actual gobierno republicano
difundiendo costumbres liberales que están causando una
acelerada transculturización en otros ámbitos geográficos,
gracias al dominio que tienen del mercadeo del medio televisivo.
De hecho, en otros países casi no se producen series dramáticas
(apenas vimos una serie policial argentina hace poco) con
episodios autónomos de una hora, que –está visto- atienden el
gusto de muchos televidentes que buscan un entretenimiento
ligero con un sencillo argumento dramático, sin tener que
recurrir a largas películas o a complicados reality shows.
rpalmi@yahoo.com
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