Las
interrogantes que desde los EE.UU. se le hacen al gobierno de
Hugo Chávez, en cuanto a la protección que éste le estaría
brindando a grupos terroristas, están enmarcadas dentro de la
lucha antiterrorista, que no solo lleva adelante el gobierno de
Bush, sino que China y Rusia – entre otras naciones - han
exigido ante el Consejo de Seguridad de la ONU que se profundice
aún mas en las acciones globales contra el terrorismo. Claro
está que desde el punto de vista mediático es mas fácil decir
que la guerra en Irak y la lucha antiterrorista, son un mismo
combate que lleva adelante, en solitario, la todopoderosa
superpotencia norteamericana bajo la dirección del imperialista
e insaciable Bush y sus halcones ultra neoconservadores. Como
ven, es más fácil vilipendiar a Bush, que meterle la lupa a las
complejidades del orden internacional.
Sin embargo, dentro del laberíntico nuevo orden mundial, el plan
Colombia, forma parte de la lucha antiterrorista, combate en
torno al cual han cerrado filas la casi totalidad de las
naciones agrupadas en el seno de la ONU. Ejemplo de ello lo
constituye Francia, el país que formalmente se opuso al plan de
guerra en Irak propuesto por los EE.UU.; es a su vez el país más
activo y el socio más cercano de los EE.UU. en la lucha
antiterrorista. En ese sentido, Francia tiene destacados en
Afganistán 4500 soldados, incluidos comandos de elite franceses,
que participan activamente en el rastreo y eventual captura de
Ben Laden. Así mismo, al momento de escribir éste artículo se
anuncia el desmantelamiento en París por parte de la
contrainteligencia francesa de una filial de la guerrilla iraquí
que se encargaba de reclutar jóvenes franceses de origen
magrebí, a los fines de entrenarlos y llevarlos a Irak a luchar
en la yihad.
Se trata pues de acciones concretas, que pueden resultar
paradójicas y hasta engañosas a los ojos de una opinión publica
internacional, que se conforma con lo superficial, con lo
explosivo y con todo aquello que rime con antiamericanismo. Es
más, hasta el propio Fidel Castro participa de manera tácita en
la lucha antiterrorista, al hacer mutis, respecto al
confinamiento de combatientes talibanes en Guantánamo.
En ese mismo orden, en los primeros días de diciembre 2004
estuvo en Caracas el vice-canciller francés Renaud Duselier,
pidiéndole al gobierno venezolano que enviara tropas a Haití,
algo a lo cual Venezuela se opuso, una negativa que no cayó muy
bien en París. La petición gala buscaba conformar una fuerza
regional, junto a las tropas brasileñas y chilenas, ya
destacadas en Haití; lugar en donde se lleva a cabo una misión
internacional con el fin de restablecer la democracia en la
isla, luego de que en febrero del 2004, Aristide fuera depuesto
por Francia y los EE.UU. bajo acusaciones de narcotráfico y
lavado de dinero presumiblemente destinado a grupos terroristas.
Y solo Venezuela y algunas naciones del CARICOM siguen en la
actualidad sin reconocer al nuevo gobierno haitiano.
Casualmente Chile y Brasil, los dos países presentes en Haití
son los que mayor interés han mostrado por mediar en el actual
conflicto colombo venezolano, ese súbito interés tiene su
explicación, en el hecho que Lula y Lagos colaboran en la lucha
antiterrorista, y saben el peligro que corre el gobierno de
Chávez en su empeño de no colaborar en dicho combate.
Desde el día en que las FARC fueron catalogadas como terroristas
tanto por la ONU como por la UE, comenzó a pender sobre Chávez
una suerte de espada de Damocles, que hoy ciertamente –
intereses petroleros aparte - empuñan los EE.UU. pero que no
están solos en la empuñadura.
En ese sentido la irrupción del caso Granda, a quien le termina
apretando las tuercas es al presidente Chávez, quien se ve
obligado a pronunciarse de manera clara contra la guerrilla
colombiana. ¿Pero ante quién? ante la comunidad internacional en
pleno y no solo ante los EE.UU. como política y patrióticamente
Chávez ha querido hacer ver.
De seguir Chávez con sus delirios de estúpida grandeza, podría
traer como consecuencia el que se solicite una acción contra
Venezuela por ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Entre los
miembros permanentes de dicho Consejo, además de los EE.UU.,
Francia, Inglaterra y China, está Rusia, cuyo gobierno señaló
recientemente que perseguirían terroristas - en particular
chechenios - en cualquier lugar del mundo.
Por lo que no estamos ante un simple problema fronterizo, ni un
affaire estrictamente binacional, se trata de algo más grave,
que de no solucionarse a tiempo, constituiría el ingreso de
Venezuela en la selecta lista de países que colaboran o albergan
grupos terroristas.
Así pues, con el pasar de los días pareciera que desde
Miraflores se está manejando éste asunto, con la misma lógica de
quien juega a la ruleta rusa.

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