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Péndulo
La corrupción y el voto oculto

por Rafael Poleo
viernes, 24 noviembre 2006

 

Una periodista de "El Siglo" entrevistó la semana pasada al autor de estas crónicas. Comenzó por las que llamó "explosivas declaraciones que Rafael Poleo suministró a Globovisión". Infortunadamente, la periodista no pudo decir qué dijo este cronista en esas declaraciones. En vez de precisarlo usó la expresión "algo así como que..." (textual). Para borrar ambigüedades, reproduzco lo que hablamos la periodista y yo, como fue publicado en el diario aragüeño "El Siglo" del domingo pasado, 19 de noviembre. Después de todo, allí el cronista dice lo que hubiera dicho en el péndulo: la corrupción, el liderazgo de Castillo Lara, el discurso de Baduel, el voto oculto y el peso histórico de los militares en la política venezolana.

 

Norys Sarmiento Aponte/ El Siglo.

 

-La gente hace la lectura que quiere de las cosas- dice Poleo. Y como está esperando que la llamen a la calle, sienten que yo lo estoy haciendo. Pero yo no estoy llamando a la gente a la calle, porque no soy un líder. Líder es el Cardenal Castillo Lara, porque la Iglesia ejerce un liderazgo espiritual en la sociedad. Lo que yo he hecho es decir que aquí hay montado todo lo necesario para un fraude, que si la Oposición gana no le van a reconocer el triunfo y que la única manera que tendría de hacer valer su derecho cívico es reclamándolo en la calle. Yo no le estoy diciendo que lo haga; es más, yo presumo que no lo hará, porque eso requiere una imagen a seguir, y esa imagen no está presente en el panorama. De manera que yo no he hecho ningún llamado a que la gente vaya a la calle. He dicho que la única manera de cobrar es en la calle. Es una observación de un periodista a quien constantemente le preguntan: ¿Usted cree que podamos cobrar? Bueno, si usted le tumba la puerta al deudor, usted cobra, porque el deudor no quiere pagar.

 

Sobre la exhortación militar, lo que ha hecho, según dijo, es "una interpretación de la historia de Venezuela, donde lo determinante han sido los militares ¿Qué fue lo determinante para que Chávez emergiera como un líder popular? Un golpe de Estado militar. ¿Qué es lo determinante para que Chávez se mantenga en el poder? El respaldo de los militares que él mismo dice tener. ¿Y en qué medida es ese respaldo? No sé. Tendría que presentarse una coyuntura que obligara a hacer la medida. Pero sí les digo que en todas las circunstancias los militares han terminado sacando a gobernantes del tipo de Chávez, más tarde o más temprano. Y que la experiencia les enseña a ellos a ser cautelosos y a esperar hasta el último momento, para ver cuál debe ser su decisión, preservando sus propios intereses”.

 

Admitió después de una pregunta de la periodista, sobre el efecto que podría tener su discurso tras la respuesta del general Isaías Baduel y, por supuesto, dado el estado de sensibilidad política que hay: “Quizá no he sido lo suficiente cuidadoso con las palabras, porque el ejercicio de los 40 años que tuvimos de democracia lo acostumbró a uno a hablar sin límites y como ahora hay una situación distinta a la democrática, nosotros debemos quizás cuidar nuestras palabras. Esta limitación también la acepto, las realidades son las realidades. Pero uno pierde sus buenas costumbres de la noche a la mañana. Y en el caso de Baduel, como en casi todas sus palabras, su discurso es de una inteligente ambigüedad, que sirve para que cada uno lo interprete de acuerdo a lo que quiere oír”.

 

-Usted ha dicho que presume que la gente no saldrá a la calle, porque esas cosas necesitan liderazgo, sin embargo, la mismísima Lina Ron está diciendo en su columna de “El Nuevo País” que la oposición necesitaba un vocero con voz propia y lo ubicaron a usted. ¿Cómo lo interpreta?

 

-Yo no aspiro a un liderazgo político. Ni mi carácter ni mi personalidad son las de un político. El ejercicio de la política requiere características que yo no tengo, sin embargo, en el mundo civilizado del que todavía formamos parte, por ahora, existe lo que se llama liderazgo de opinión, que lo tienen personas que han ganado el respeto de por lo menos un sector de sus compatriotas. En ese sentido, quizás sea uno de los que tenga algún grado de liderazgo.

 

-Cuando la oposición habla de calle, significa que el Presidente no tiene la mayoría de los votos, pero si tomamos en cuenta que los pobres representan la mayoría, y que esa mayoría apoya a Chávez porque los ha beneficiado con las misiones, ¿en qué se basan para sustentar lo contrario?

 

 -La gran desgracia, y el mayor daño que Chávez le ha hecho a Venezuela, es dividirla en dos. Una de las dos partes en que está dividida Venezuela era antes muy pequeñita, sólo un 30% antichavista, y eso fue creciendo. Actualmente se discute si es 40%, 50% ó 60%. Yo pienso que el chavismo es ligeramente menor que el antichavismo, y sobre todo que el chavismo está condenado a bajar a no mucho más del 30%, hasta llegar a 20% en unos años. La medida es difícil, porque, por la represión psíquica que vive el venezolano, no está en capacidad de expresar con sinceridad su opinión política. Bajo estas circunstancias, en las encuestas no se puede creer.

 

-Éste es un país -continúa Poleo-, que si vamos a hacerle caso a Chávez, se parece mucho a Cuba. ¿Cuál puede ser la sinceridad de alguien a quien estén encuestando en Cuba? No hay manera de saberlo, uno sólo tiene una percepción desarrollada de ejercicio. Y lo que yo percibo es que aquí hay un empate técnico que se va a decidir por cualquier movimiento de la opinión que se produzca a última hora. Hay un voto oculto que es el del venezolano amedrentado por un régimen de naturaleza represiva. La opinión de esa Venezuela escondida no la vamos a saber sino en la oscuridad de la mesa de votación.

 

-¿Chávez no ha hecho nada bueno?

 

-Chávez ha hecho algo históricamente bueno, que sería el único saldo positivo que dejará, y no es poca cosa. Chávez puso de relieve la importancia de la pobreza, frente a una democracia que se había olvidado de ella. Pero esto no quiere decir que haya resuelto la pobreza, porque según las cifras del propio Gobierno, la pobreza pasó como de 43 a 49% (de la población) en estos 8 años, pero según la UCAB, el margen es mayor todavía. En todo caso, según las cifras del mismo Gobierno, la pobreza ha crecido y todo indica que seguirá creciendo, porque al desaparecer los puestos de trabajo aumenta la pobresía. Pero él ha llamado la atención del problema y le ha hecho saber al neoliberalismo asumido con furia religiosa que estos pueblos tienen gran interés en la justicia social, cosa que lamentablemente olvidaron partidos como Acción Democrática, del cual he sido un antiguo rebelde militante.

 

-Chávez estuvo de su mano en sus inicios, ¿qué le pasó a usted con él? Porque Chávez dijo todo lo que iba a hacer y es lo que está haciendo.

 

-La historia es la siguiente: Yo como periodista siempre he ayudado a jóvenes políticos. Uno estimulaba a cualquier figura que quisiera asumir responsabilidades, y en ese orden de ideas estimulamos a Chávez. Mi consejo fue que no se lanzara para presidente, sino que se entrenara primero como estadista, porque él es el político de más calidad natural que yo he visto desde Rómulo Betancourt, pero nada sabía sobre el manejo del Estado y por tanto iba a fracasar, como ha fracasado. Pero otras personas lo convencieron que fuera de una vez al poder, explotando debilidades colectivas de una manera poco ética desde el punto de vista histórico. Sobre todo lo adversé a partir del momento en que me di cuenta de que él estaba sicológicamente enamorado de Fidel Castro, como Hitler lo estuvo de Benito Mussolini. Los años del 96 al 98 los pasé casi implorando a los venezolanos, en mi programa de Televen todas las noches, en mis artículos semanales en “Zeta”, en mis apariciones frecuentes en la radio, en "El Nuevo País" y en otros medios generosos como “El Siglo”, les rogaba a los venezolanos que no votaran por Chávez porque nos iba a llevar por mal camino. No me hicieron caso y ahora hay quien además me reclama que no asumo mayores riesgos, gente que está muy tranquila en su casa y que hasta votó por Chávez. Porque esa es otra: la oligarquía quiere que uno le resuelva el problema de Chávez y que además le pague por resolvérselo.

 

-Lula se fue convencido de la reelección de Chávez, ¿cómo lo ve usted?

 

- Condenar a Lula por esa conducta es no entender lo que tiene que hacer un presidente. El Presidente de Brasil no tiene la responsabilidad de corregir la irresponsabilidad de los venezolanos cuando en 1998 votamos por Hugo Chávez, única elección que Chávez ha ganado inequívocamente. Lula tiene que velar es por los intereses del Brasil, y como Chávez anda regalando el patrimonio de los venezolanos, Lula también tira la red en esos cuantiosos recursos que Chávez le está negando a los venezolanos pero está prodigando en el vecindario.

 

-¿Cómo observa usted la influencia de Chávez en el triunfo de Daniel Ortega?

 

- Como periodista cubrí todo el proceso nicaragüense. Desde el asesinato de mi amigo Pedro Joaquín Chamarro en adelante me interesé mucho en el tema y lo seguí hasta que salió el “sandinismo” del poder. El Ortega de hoy es completamente distinto, así como el Lula de hoy es completamente distinto. Justamente una de las desgracias de Chávez, lo que le impidió ser un gran presidente, fue que llegó al poder antes de tiempo. Lula en cambio vivió un proceso largo e intenso y por eso hoy se alínea con la democracia, y Daniel Ortega lo primero que ha hecho es tender lazos con Estados Unidos, el mismo caso de Alan García. Dirigentes populares que hagan eso van a tener éxito, porque la tendencia legítima de las sociedades latinoamericanas es el incremento del poder popular, pero lo que hay que evitar es a quienes explotan eso para sus personales delirios, como ha resultado el caso de mi pobre amigo Hugo.

 

- Dentro de ese contexto, ¿qué lectura le da usted a los resultados de las elecciones legislativas de Estados Unidos, donde una mujer se halla al frente de la cámara baja y un musulmán está ocupando un escaño?

 

-El péndulo de la política de Estados Unidos se mueve con una gran prudencia, del centro izquierda al centro derecha. Lamentablemente Bush exageró el movimiento hacia la derecha y eso provoca ahora que el péndulo vaya demasiado lejos hacia la izquierda. Pero se irá atemperando, porque allí hay fuerzas superiores a la de los políticos, y superiores a la del mismo Estado, moderando el ritmo histórico.

 

- En cuanto a la presencia de la mujer -continúa-, a los efectos políticos claro que pueden ser iguales que los hombres. En Venezuela lamentablemente no han llegado a ese punto. En mi vida tan cerca de los partidos he visto que las mujeres son bastante más corrompidas que los hombres en la política.

 

- Diga nombres…

 

- Tengo escrito un libro sobre la vida íntima de los presidentes venezolanos (intimidad de Estado, no de sus vidas privadas), y lo tengo frenado justamente porque lo estoy expurgando con el fin de no hacer daño, porque con eso no se hace nada. Lamentablemente, lo que yo he visto –y he visto todo lo que se podía ver en la política venezolana- es que la mujer en la política, con las excepciones que se deben hacer, en términos estadísticos porcentuales, ha mostrado mucha mayor voracidad por el dinero que los mismos hombres.

 

-Quizás es porque las mujeres entraron muy recientemente al poder -continúa. Y muchos que entraron más recientemente, sobre todo a partir de los años 70, hombres y mujeres, se metieron en la política no para servir sino para ver qué conseguían. En el caso de las mujeres de AD -partido en el cual aprendí tanto y del cual me he alejado, pero no doctrinaria ni espiritualmente- ahí se produjo el síndrome de Louis Vuiton. Las mujeres que empezaron como luchadoras sociales se convirtieron en escaparates andantes que exhibían todas las marcas famosas y costosas que aparecían en la revista "Vogue". Fue uno de los síntomas del debilitamiento moral que llevó al desastre de la IV República.

 

-A veces observo que desde la oposición se ventilan los casos de la corrupción administrativa con un desparpajo, como si a lo largo de 40 años no hubiesen ocurrido. Y digo más, pareciese también que existe una especie de competencia: “Los de la oposición fuimos corruptos, pero éstos están robando más”, de modo que habría que concluir que desde el punto de vista moral, aquí no ha pasado justamente nada. ¿Qué piensa usted?

 

-Gonzalo Barrios dijo algo que fue mal entendido. Dijo que en Venezuela se robaba porque no había razones para no hacerlo. El venezolano históricamente ha pillado al Estado. Ahorita la gente modesta está estafando al Seguro Social inventando tradiciones de trabajo para conseguir una pensión. Es la estafa popular al Estado. Por supuesto hay las estafas de alto nivel, de los manipuladores de las finanzas o los contubernios entre los grandes contratistas y los políticos.

 

-Pero Venezuela ha sido siempre así -continúa. Robar al Estado es una tradición. Cuando vino un honrado maniático como Rómulo Betancourt, de una generación de maniáticos honrados como Prieto, Villalba, Leoni y otros, los ladrones tuvieron que inhibirse. Cuando esta gente desapareció y entró esa cantidad de dinero en los años 70, se rompieron los diques de la ética en el manejo de la cosa pública. Pero había el freno de la Contraloría, y además un freno cultural, que era que si te descubrían te arrojaban al desprecio público. Ese freno no existe en la gente que ha llegado al poder ahora. Y en muchos aspectos por la forma como llegaron al poder. Tienen mucho de la psicología del atracador, que considera que el estar armado es la razón definitiva que le da el derecho a todo. De manera que hoy tenemos algo sin precedentes en el mundo civilizado, y es que no tenemos contraloría. Hasta el propio Presidente de la República mete la mano en el erario, no para su propio beneficio sino para sus locuras. A Carlos Andrés Pérez lo condenaron por 250 millones de bolívares que no utilizó para su propio beneficio, sino para intervenir en las elecciones nicaragüenses. Y hoy, tenientes coroneles viajan a toda América Latina con maletas llenas de dólares para entregarlos a los políticos que están siendo subvencionados por Chávez. O los entregan en operaciones donde se enriquecen los que manejan esas operaciones. Ahora sí tocamos fondo como país sin ética en el manejo de la cosa pública, al punto de que en las mediciones internacionales no somos campeones porque nos derrota Haití, un país que está sumido en el caos absoluto, hacia el cual nosotros vamos marchando.

 

-Rodarán cabezas después del 3-D, es lo que se comenta en predios del oficialismo, bajo la argumentación de que éste es un proceso y por esta razón no han podido tomarse medidas por razones de índole político. ¿Usted qué cree?

 

-Eso no lo puede hacer Chávez, porque uno de los pilares de su poder es la corrupción. Lo primero que perdería, si hace eso, es el respaldo de la Fuerza Armada.

 

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  Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA

 
 
 
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