Una
periodista de "El Siglo" entrevistó la semana pasada al
autor de estas crónicas. Comenzó por las que llamó
"explosivas declaraciones que Rafael Poleo suministró a
Globovisión". Infortunadamente, la periodista no pudo
decir qué dijo este cronista en esas declaraciones. En vez
de precisarlo usó la expresión "algo así como que..."
(textual). Para borrar ambigüedades, reproduzco lo que
hablamos la periodista y yo, como fue publicado en el
diario aragüeño "El Siglo" del domingo pasado, 19 de
noviembre. Después de todo, allí el cronista dice lo que
hubiera dicho en el péndulo: la corrupción, el liderazgo
de Castillo Lara, el discurso de Baduel, el voto oculto y
el peso histórico de los militares en la política
venezolana.
Norys
Sarmiento Aponte/ El Siglo.
-La gente
hace la lectura que quiere de las cosas-
dice Poleo. Y como está esperando que
la llamen a la calle, sienten que yo lo estoy haciendo.
Pero yo no estoy llamando a la gente a la calle, porque no
soy un líder. Líder es el Cardenal Castillo Lara, porque
la Iglesia ejerce un liderazgo espiritual en la sociedad.
Lo que yo he hecho es decir que aquí hay montado todo lo
necesario para un fraude, que si la Oposición gana no le
van a reconocer el triunfo y que la única manera que
tendría de hacer valer su derecho cívico es reclamándolo
en la calle. Yo no le estoy diciendo que lo haga; es más,
yo presumo que no lo hará, porque eso requiere una imagen
a seguir, y esa imagen no está presente en el panorama. De
manera que yo no he hecho ningún llamado a que la gente
vaya a la calle. He dicho que la única manera de cobrar es
en la calle. Es una observación de un periodista a quien
constantemente le preguntan: ¿Usted cree que podamos
cobrar? Bueno, si usted le tumba la puerta al deudor,
usted cobra, porque el deudor no quiere pagar.
Sobre la
exhortación militar, lo que ha hecho, según dijo, es "una
interpretación de la historia de Venezuela, donde lo
determinante han sido los militares ¿Qué fue lo
determinante para que Chávez emergiera como un líder
popular? Un golpe de Estado militar. ¿Qué es lo
determinante para que Chávez se mantenga en el poder? El
respaldo de los militares que él mismo dice tener. ¿Y en
qué medida es ese respaldo? No sé. Tendría que presentarse
una coyuntura que obligara a hacer la medida. Pero sí les
digo que en todas las circunstancias los militares han
terminado sacando a gobernantes del tipo de Chávez, más
tarde o más temprano. Y que la experiencia les enseña a
ellos a ser cautelosos y a esperar hasta el último
momento, para ver cuál debe ser su decisión, preservando
sus propios intereses”.
Admitió
después de una pregunta de la periodista, sobre el efecto
que podría tener su discurso tras la respuesta del general
Isaías Baduel y, por supuesto, dado el estado de
sensibilidad política que hay: “Quizá no he sido lo
suficiente cuidadoso con las palabras, porque el ejercicio
de los 40 años que tuvimos de democracia lo acostumbró a
uno a hablar sin límites y como ahora hay una situación
distinta a la democrática, nosotros debemos quizás cuidar
nuestras palabras. Esta limitación también la acepto, las
realidades son las realidades. Pero uno pierde sus buenas
costumbres de la noche a la mañana. Y en el caso de Baduel,
como en casi todas sus palabras, su discurso es de una
inteligente ambigüedad, que sirve para que cada uno lo
interprete de acuerdo a lo que quiere oír”.
-Usted
ha dicho que presume que la gente no saldrá a la calle,
porque esas cosas necesitan liderazgo, sin embargo, la
mismísima Lina Ron está diciendo en su columna de “El
Nuevo País” que la oposición necesitaba un vocero con voz
propia y lo ubicaron a usted. ¿Cómo lo interpreta?
-Yo no
aspiro a un liderazgo político. Ni mi carácter ni mi
personalidad son las de un político. El ejercicio de la
política requiere características que yo no tengo, sin
embargo, en el mundo civilizado del que todavía formamos
parte, por ahora, existe lo que se llama liderazgo de
opinión, que lo tienen personas que han ganado el respeto
de por lo menos un sector de sus compatriotas. En ese
sentido, quizás sea uno de los que tenga algún grado de
liderazgo.
-Cuando
la oposición habla de calle, significa que el Presidente
no tiene la mayoría de los votos, pero si tomamos en
cuenta que los pobres representan la mayoría, y que esa
mayoría apoya a Chávez porque los ha beneficiado con las
misiones, ¿en qué se basan para sustentar lo contrario?
-La gran desgracia, y el mayor daño que
Chávez le ha hecho a Venezuela, es dividirla en dos. Una
de las dos partes en que está dividida Venezuela era antes
muy pequeñita, sólo un 30% antichavista, y eso fue
creciendo. Actualmente se discute si es 40%, 50% ó 60%. Yo
pienso que el chavismo es ligeramente menor que el
antichavismo, y sobre todo que el chavismo está condenado
a bajar a no mucho más del 30%, hasta llegar a 20% en unos
años. La medida es difícil, porque, por la represión
psíquica que vive el venezolano, no está en capacidad de
expresar con sinceridad su opinión política. Bajo estas
circunstancias, en las encuestas no se puede creer.
-Éste es un
país -continúa Poleo-, que si vamos a hacerle caso a
Chávez, se parece mucho a Cuba. ¿Cuál puede ser la
sinceridad de alguien a quien estén encuestando en Cuba?
No hay manera de saberlo, uno sólo tiene una percepción
desarrollada de ejercicio. Y lo que yo percibo es que aquí
hay un empate técnico que se va a decidir por cualquier
movimiento de la opinión que se produzca a última hora.
Hay un voto oculto que es el del venezolano amedrentado
por un régimen de naturaleza represiva. La opinión de esa
Venezuela escondida no la vamos a saber sino en la
oscuridad de la mesa de votación.
-¿Chávez
no ha hecho nada bueno?
-Chávez ha
hecho algo históricamente bueno, que sería el único saldo
positivo que dejará, y no es poca cosa. Chávez puso de
relieve la importancia de la pobreza, frente a una
democracia que se había olvidado de ella. Pero esto no
quiere decir que haya resuelto la pobreza, porque según
las cifras del propio Gobierno, la pobreza pasó como de 43
a 49% (de la población) en estos 8 años, pero según la
UCAB, el margen es mayor todavía. En todo caso, según las
cifras del mismo Gobierno, la pobreza ha crecido y todo
indica que seguirá creciendo, porque al desaparecer los
puestos de trabajo aumenta la pobresía. Pero él ha llamado
la atención del problema y le ha hecho saber al
neoliberalismo asumido con furia religiosa que estos
pueblos tienen gran interés en la justicia social, cosa
que lamentablemente olvidaron partidos como Acción
Democrática, del cual he sido un antiguo rebelde
militante.
-Chávez
estuvo de su mano en sus inicios, ¿qué le pasó a usted con
él? Porque Chávez dijo todo lo que iba a hacer y es lo que
está haciendo.
-La
historia es la siguiente: Yo como periodista siempre he
ayudado a jóvenes políticos. Uno estimulaba a cualquier
figura que quisiera asumir responsabilidades, y en ese
orden de ideas estimulamos a Chávez. Mi consejo fue que no
se lanzara para presidente, sino que se entrenara primero
como estadista, porque él es el político de más calidad
natural que yo he visto desde Rómulo Betancourt, pero nada
sabía sobre el manejo del Estado y por tanto iba a
fracasar, como ha fracasado. Pero otras personas lo
convencieron que fuera de una vez al poder, explotando
debilidades colectivas de una manera poco ética desde el
punto de vista histórico. Sobre todo lo adversé a partir
del momento en que me di cuenta de que él estaba
sicológicamente enamorado de Fidel Castro, como Hitler lo
estuvo de Benito Mussolini. Los años del 96 al 98 los pasé
casi implorando a los venezolanos, en mi programa de
Televen todas las noches, en mis artículos semanales en
“Zeta”, en mis apariciones frecuentes en la radio, en "El
Nuevo País" y en otros medios generosos como “El Siglo”,
les rogaba a los venezolanos que no votaran por Chávez
porque nos iba a llevar por mal camino. No me hicieron
caso y ahora hay quien además me reclama que no asumo
mayores riesgos, gente que está muy tranquila en su casa y
que hasta votó por Chávez. Porque esa es otra: la
oligarquía quiere que uno le resuelva el problema de
Chávez y que además le pague por resolvérselo.
-Lula se
fue convencido de la reelección de Chávez, ¿cómo lo ve
usted?
- Condenar
a Lula por esa conducta es no entender lo que tiene que
hacer un presidente. El Presidente de Brasil no tiene la
responsabilidad de corregir la irresponsabilidad de los
venezolanos cuando en 1998 votamos por Hugo Chávez, única
elección que Chávez ha ganado inequívocamente. Lula tiene
que velar es por los intereses del Brasil, y como Chávez
anda regalando el patrimonio de los venezolanos, Lula
también tira la red en esos cuantiosos recursos que Chávez
le está negando a los venezolanos pero está prodigando en
el vecindario.
-¿Cómo
observa usted la influencia de Chávez en el triunfo de
Daniel Ortega?
- Como
periodista cubrí todo el proceso nicaragüense. Desde el
asesinato de mi amigo Pedro Joaquín Chamarro en adelante
me interesé mucho en el tema y lo seguí hasta que salió el
“sandinismo” del poder. El Ortega de hoy es completamente
distinto, así como el Lula de hoy es completamente
distinto. Justamente una de las desgracias de Chávez, lo
que le impidió ser un gran presidente, fue que llegó al
poder antes de tiempo. Lula en cambio vivió un proceso
largo e intenso y por eso hoy se alínea con la democracia,
y Daniel Ortega lo primero que ha hecho es tender lazos
con Estados Unidos, el mismo caso de Alan García.
Dirigentes populares que hagan eso van a tener éxito,
porque la tendencia legítima de las sociedades
latinoamericanas es el incremento del poder popular, pero
lo que hay que evitar es a quienes explotan eso para sus
personales delirios, como ha resultado el caso de mi pobre
amigo Hugo.
- Dentro
de ese contexto, ¿qué lectura le da usted a los resultados
de las elecciones legislativas de Estados Unidos, donde
una mujer se halla al frente de la cámara baja y un
musulmán está ocupando un escaño?
-El péndulo
de la política de Estados Unidos se mueve con una gran
prudencia, del centro izquierda al centro derecha.
Lamentablemente Bush exageró el movimiento hacia la
derecha y eso provoca ahora que el péndulo vaya demasiado
lejos hacia la izquierda. Pero se irá atemperando, porque
allí hay fuerzas superiores a la de los políticos, y
superiores a la del mismo Estado, moderando el ritmo
histórico.
- En cuanto
a la presencia de la mujer -continúa-, a los efectos
políticos claro que pueden ser iguales que los hombres. En
Venezuela lamentablemente no han llegado a ese punto. En
mi vida tan cerca de los partidos he visto que las mujeres
son bastante más corrompidas que los hombres en la
política.
- Diga
nombres…
- Tengo
escrito un libro sobre la vida íntima de los presidentes
venezolanos (intimidad de Estado, no de sus vidas
privadas), y lo tengo frenado justamente porque lo estoy
expurgando con el fin de no hacer daño, porque con eso no
se hace nada. Lamentablemente, lo que yo he visto –y he
visto todo lo que se podía ver en la política venezolana-
es que la mujer en la política, con las excepciones que se
deben hacer, en términos estadísticos porcentuales, ha
mostrado mucha mayor voracidad por el dinero que los
mismos hombres.
-Quizás es
porque las mujeres entraron muy recientemente al poder
-continúa. Y muchos que entraron más recientemente, sobre
todo a partir de los años 70, hombres y mujeres, se
metieron en la política no para servir sino para ver qué
conseguían. En el caso de las mujeres de AD -partido en el
cual aprendí tanto y del cual me he alejado, pero no
doctrinaria ni espiritualmente- ahí se produjo el síndrome
de Louis Vuiton. Las mujeres que empezaron como luchadoras
sociales se convirtieron en escaparates andantes que
exhibían todas las marcas famosas y costosas que aparecían
en la revista "Vogue". Fue uno de los síntomas del
debilitamiento moral que llevó al desastre de la IV
República.
-A veces
observo que desde la oposición se ventilan los casos de la
corrupción administrativa con un desparpajo, como si a lo
largo de 40 años no hubiesen ocurrido. Y digo más,
pareciese también que existe una especie de competencia:
“Los de la oposición fuimos corruptos, pero éstos están
robando más”, de modo que habría que concluir que desde el
punto de vista moral, aquí no ha pasado justamente nada.
¿Qué piensa usted?
-Gonzalo Barrios dijo algo que fue mal
entendido. Dijo que en Venezuela se robaba porque no había
razones para no hacerlo. El venezolano históricamente ha
pillado al Estado. Ahorita la gente modesta está estafando
al Seguro Social inventando tradiciones de trabajo para
conseguir una pensión. Es la estafa popular al Estado. Por
supuesto hay las estafas de alto nivel, de los
manipuladores de las finanzas o los contubernios entre los
grandes contratistas y los políticos.
-Pero
Venezuela ha sido siempre así -continúa. Robar al Estado
es una tradición. Cuando vino un honrado maniático como
Rómulo Betancourt, de una generación de maniáticos
honrados como Prieto, Villalba, Leoni y otros, los
ladrones tuvieron que inhibirse. Cuando esta gente
desapareció y entró esa cantidad de dinero en los años 70,
se rompieron los diques de la ética en el manejo de la
cosa pública. Pero había el freno de la Contraloría, y
además un freno cultural, que era que si te descubrían te
arrojaban al desprecio público. Ese freno no existe en la
gente que ha llegado al poder ahora. Y en muchos aspectos
por la forma como llegaron al poder. Tienen mucho de la
psicología del atracador, que considera que el estar
armado es la razón definitiva que le da el derecho a todo.
De manera que hoy tenemos algo sin precedentes en el mundo
civilizado, y es que no tenemos contraloría. Hasta el
propio Presidente de la República mete la mano en el
erario, no para su propio beneficio sino para sus locuras.
A Carlos Andrés Pérez lo condenaron por 250 millones de
bolívares que no utilizó para su propio beneficio, sino
para intervenir en las elecciones nicaragüenses. Y hoy,
tenientes coroneles viajan a toda América Latina con
maletas llenas de dólares para entregarlos a los políticos
que están siendo subvencionados por Chávez. O los entregan
en operaciones donde se enriquecen los que manejan esas
operaciones. Ahora sí tocamos fondo como país sin ética en
el manejo de la cosa pública, al punto de que en las
mediciones internacionales no somos campeones porque nos
derrota Haití, un país que está sumido en el caos
absoluto, hacia el cual nosotros vamos marchando.
-Rodarán
cabezas después del 3-D, es lo que se comenta en predios
del oficialismo, bajo la argumentación de que éste es un
proceso y por esta razón no han podido tomarse medidas por
razones de índole político. ¿Usted qué cree?
-Eso no lo
puede hacer Chávez, porque uno de los pilares de su poder
es la corrupción. Lo primero que perdería, si hace eso, es
el respaldo de la Fuerza Armada.