En
círculos cristianos hubo conmoción en las últimas semanas debido
a la publicación de un evangelio perdido, encontrado hace casi
tres décadas y que finalmente fue restaurado, autenticado y
traducido a varios idiomas por la prestigiosa National
Geographic Society, ente que hizo el anuncio con bombos y
platillos por tratarse del documento bíblico más importante,
después del hallazgo de los rollos del Mar Muerto hace 60 años.
El documento data del siglo tercero de nuestra era, y se supone
que es la versión del apóstol Judas de la pasión y crucifixión
de Jesucristo, muy diferente de la que relatan los cuatro
evangelios oficiales que terminaron en el Nuevo Testamento, o
sea los de Mateo, Lucas, Marcos y Juan. Otros polémicos
evangelios que tampoco llegaron a canonizarse, los de Tomás,
Felipe y María Magdalena también cuentan historias distintas de
la vida de Jesús, y por ello son considerados heréticos desde
que ensambló la Biblia en la temprana edad media.
Los
papiros del evangelio del apóstol Judas, escrito en lenguaje
cóptico -el de los cristianos egipcios-, estaban en pésimo
estado cuando fueron encontrados en Egipto en 1978 por unos
beduinos, y luego vendidos a un comerciante que finalmente lo
hizo llegar a la institución geográfica, que se encargó de
restaurarlos y traducirlos. La restauración fue el trabajo más
delicado y laborioso, pues el tiempo y la sequedad hicieron
estragos y al desenrollar los papiros se rompieron en miles de
trozos, que tardaron casi dos décadas en ser armados -como un
rompecabezas- para producir un documento legible, contentivo del
85% del texto original (el resto, pulverizado, se perdió para
siempre). Según los lingüistas dicho texto fue probablemente
traducido del griego y copiado alrededor del tercer siglo d.C.
por algún cristiano, que recogió impresiones transmitidas de
generación en generación por vía oral o escrita, supuestamente
proferidas por el mismo Judas Ïscariote, quien se identifica
allí como uno de los doce apóstoles de Jesucristo y quien habría
hecho el relato en la fatídica semana de la pasión de Cristo.
Judas, el ‘escogido’ para delatar a Cristo
Lo asombroso del documento es que retrata a Judas de una manera
bien distinta a la que aparece en los evangelios canónicos,
donde se considera a Judas como el traidor que entregó a
Jesucristo a las autoridades judías y romanas de Jerusalén, con
las consecuencias bien conocidas de su eventual sentencia a
muerte y crucifixión. Pero el evangelio de Judas, aunque no
niega que fuera así, asegura que Judas hizo todo a pedido del
mismo maestro, quien quiso ser entregado a la justicia en busca
de ser ajusticiado, única manera por la cual podría redimir a la
humanidad con su sacrificio y convertirse en una figura
trascendente. Pero según los expertos, incluso los evangelios
canónicos sugieren lo mismo, o sea que todo estaba planeado para
el martirio del líder, de otro modo no habría resurrección,
dogma clave del cristianismo.
Eruditos y
lingüistas de las universidades de Ginebra (Suiza) y Munster
(Alemania) participaron en el proyecto de la National Geographic,
que logró restaurar un texto que muestra no sólo una versión
distinta de la vida y muerte del fundador del Cristianismo sino
que prueba la diversidad de opiniones dentro de la misma Iglesia
primitiva. De ahí la importancia del documento, que podrá ser
examinado en su totalidad en la edición de mayo de la revista de
la National Geographic, ente cultural que ya transmitió a
mediados de abril un resumen audiovisual del hallazgo
arqueológico en un programa especial de su canal satelital,
además de organizar una exposición y publicar un libro al
respecto, escrito por un reputado arqueólogo bíblico.
Reivindicando al villano mayor de la historia
Así, después de ser el cristiano más vilipendiado de la
historia, Judas se convierte aquí en el discípulo que disfrutó
una relación especial con Jesucristo, al arriesgar su vida y
reputación para llevar a su líder al martirio, y así cumplir la
misión de fundar una religión milenaria. Otro punto importante
es que Judas –a diferencia de los demás evangelistas- no
menciona nada de la resurrección de Jesucristo, un punto que
añadirá más controversia a las actuales polémicas que se
ventilan en los ámbitos religioso y literario después de la
publicación de libros eruditos y novelas sobre la descendencia
de Jesús a través de María Magdalena, personaje que -gracias a
dicho evangelio apócrifo, base de la popular novela El Código Da
Vinci- también está reivindicando una mejor reputación después
de ser considerada como una prostituta redimida.
Incidentalmente, dentro del Cristianismo hay propuestas de
canonizar a estos dos polémicos personajes, después de conocerse
las revelaciones de los evangelios cuestionados y ciertos
supuestos milagros que se les atribuye.
Todavía es
temprano para evaluar el efecto del nuevo evangelio en la fe
cristiana, que tampoco se conmovió cuando se conocieron los
evangelios apócrifos de Felipe, Tomás y María Magdalena, cuyas
contradicciones con los demás evangelios ponían en entredicho el
valor del Nuevo Testamento. Pero estos hallazgos, al igual que
las deducciones de eruditos sobre los mismos, y las
especulaciones de novelistas sagaces como Dan Brown, siembran
dudas en la mente de muchos cristianos, acostumbrados a
considerar el texto de la actual Biblia como revelación divina y
por ende auténtica e inmutable. Así, por la controversia sobre
la autenticidad del documento, muy probablemente los creyentes
seguirán aferrados a su fe, mientras los escépticos ahondarán en
sus dudas.
La
odisea de un importante documento bíblico
El relato de cómo llegó a conocerse el Evangelio de Judas parece
la trama de una película de Hollywood, pues está lleno de
intriga, codicia y trasgresiones a las leyes de varios países.
Después del hallazgo por beduinos en una cueva de Egipto en
1978, los papiros estuvieron pasando por años de mano en mano,
sin que se supiera el valor de los mismos, hasta que fue
comprado por una comerciante de antigüedades –una suiza de 65
años llamada Frieda Tchacos Nussberger- quien trató de venderlo
primero a coleccionistas privados, luego montó un fundación sin
fines de lucro (llamada “Mecenas del Arte Antiguo”) con un solo
funcionario -su propio abogado- que lo ofreció a la Universidad
de Yale y finalmente a la National Geographic Society, ente que
adquirió los derechos a utilizar la información para fines
divulgativos. Del producto de dichas publicaciones y
exhibiciones se le pagará a la “fundación” unos dos millones de
dólares.
Todavía
queda por dilucidar la propiedad legal de los documentos, pues
por ley el estado egipcio es el dueño de todas las antigüedades
halladas en su territorio. En el tránsito de los papiros entre
Egipto, Israel, Suiza, Italia y otros países a los que viajó
Tchacos se pueden haber trasgredido normas legales, impuestas
para evitar el saqueo de obras de arte y antigüedades, de las
que respondería eventualmente la anticuaria, que tiene en Italia
una denuncia pendiente. Pero por el momento ella está satisfecha
de su inversión (dice haber pagado $300 mil por el papiro) y de
su rol en el descubrimiento arqueológico, por “haber salvado un
importante documento para la humanidad” (sic), desmintiendo de
paso su supuesta codicia, pues asegura que eventualmente el
original regresaría a Egipto, de donde fue sustraído
ilegalmente. Mientras tanto, el documento bíblico, es topo un
evento mediático gracias al prestigio de una institución
científica como la National Geographic, aunque ha generado una
avalancha de polémicas en el mundo religioso y arqueológico.
rpalmi@yahoo.com