Inicio | Editor | Contáctenos 
 

 Webarticulistas

Manuel Malaver

 

Eli Bravo

 

Luis  DE LION

 

Roberto Palmitesta

 

Lucy Gómez

 

Alexis Márquez Rodríguez

 

Ted Córdova-Claure

 

Antonio Sánchez García

 

Aníbal Romero

 

Charles Cholaleesa

 

Agustín Blanco Muñoz

 

 

 

 

Cuando el arte imita la vida 
por Roberto Palmitesta
domingo, 18 junio 2006

 

     La reciente película de Jennifer Aniston, “The break-up” (La rotura) es un claro ejemplo de una cinta donde uno de los intérpretes sufre la misma situación relatada en la trama. Aunque no lo buscó expresamente, el papel de la mujer que rompe sus lazos con su amante después de vivir juntos unos años, le tocó justo mientras ella estaba rompiendo con Brad Pitt. Ella misma comentó que la película fue una especie de catarsis y leyó el guión con mucho interés tratando de ver qué podría aplicar en su propia situación. En sus propias palabras: “Fue algo irónico y cómico a la vez… me sentía raro en el plató.” De paso, Aniston se enamoró en la vida real con su coestrella del filme, Vince Vaughn, tal como sucede en la película en el desenlace, aunque con Pitt no hay reconciliación a la vista, máxime cuando acaba de tener un hijo con Angelina Jolie.

Convincentes escenas pasionales

      No es el primer caso en que las estrellas de una cinta se enamoran entre sí. El caso más célebre es de la actriz Grace Kelly, luego princesa de Mónaco, que se enamoraba de cada uno de los actores con quien trabajó ya que tenía una curiosa fascinación por personas maduras. Así, ella tuvo romances con Gary Cooper, Ray Milland, Stewart Granger, William Holden, Cary Grant, James Stewart, Bing Crosby y Clark Gable antes de casarse con el príncipe Raniero, y así sus escenas de amor siempre fueron muy…espontáneas.

      Son numerosos las parejas de actores que protagonizaron fogosas escenas románticas siendo realmente amantes o marido y mujer. Obviamente en este último caso, se resta un elemento de realismo si el galán o la muchacha trata de seducir a alguien que ya es su consorte en la práctica. De todos modos parejas como Elizabeth Taylor y Richard Burton hicieron sin problemas varias películas juntos, tanto en papeles de amantes, como en los de marido y mujer, ya que eran la pareja más famosa de su época, siendo  muy convincentes en las escenas pasionales. Pero con el atrevimiento de las escenas sexuales en estos tiempos –donde tienen que aparecer desnudos y fingiendo actos sexuales-  algunas parejas quedaron “prendidas”, continuando su romance en la vida real. Además de Brad Pitt y Angeina Jolie, otra parejas como William Baldwin y Kim Basinger, Tim Robbins y Susan Sarandon,  tendrían mucho que contar al respecto, pues se enamoraron después de revolcarse en el plató.

Ajustando el actor al personaje

     Con toda la intención de ser realistas, los productores tienen que buscar siempre a un actor que encaja bien en el rol, pues sería difícil ser convincente si no se pone a un forzudo Schwarzenegger en el papel de un Terminator o si no se pone a un ágil Bruce Lee en las películas de Kung Fu. Pero es más fácil  cuando la habilidad o limitación no es muy evidente. Así, tanto Jane Wyman (en “Belinda”) como Al Pacino (en “Perfume de Mujer”) supieron interpretar tan  bien a personas ciegas, que ambos se ganaron un Oscar por sus papeles.  Pero para encarnar a una sordomuda nada como contar con una verdadera sordomuda como Marlee Matlin, que se comunica normalmente con gestos por su propia condición de minusválida en “Te amaré en silencio”, un rol que le calzó al dedillo y le valió el Oscar. (Ahora Matlin está parcialmente rehabilitada)  

    Un minusválido es relativamente fácil de interpretar cuando lo hace un actor con sus piernas sanas, pues basta no moverlas. Así James Stewart fue muy convincente como un fotógrafo con pierna enyesada en “La ventana indiscreta” de Alfred Hitchcock. Pero la nueva versión de 1997 exigía a un tetrapléjico en el papel protagónico y nadie mejor que el malogrado Christopher Reeve - paralizado del cuello para abajo- para interpretarlo. donde sólo podía hablar y controlar una computadora soplando con la boca, al igual que sucedía en la vida real. Pero para los fanáticos de Reeve como Superman fue muy triste ver al hombre de acero tan impotente y dependiente de otros.

Realismo al máximo

     Igualmente, para imprimirle realismo al personaje de un veterano amputado de ambas manos en la II guerra mundial, en la cinta “Los mejores años de nuestras vidas”, escogieron al actor Harold Russell, que perdió realmente ambas manos en combate. En el fervor de la inmediata posguerra, Russell no sólo se ganó el Oscar como mejor actor secundario, sino que le dieron un Oscar honorario, convirtiéndose en el único actor que ganó dos Oscares gracias al mismo papel.

    Obviamente la mayor identificación con el personaje es cuando un actor se interpreta a sí mismo, y hubo unos contados casos en que eso sucedió en Hollywood. Así, el soldado más condecorado de la última guerra mundial, Audie Murphy, recreó sus propios actos de heroísmo bélico diez años después en “Regreso del infierno”. Igualmente, en “El más grande”, Muhammad Alí, encarnó al mismo ‘bocazas’, desde sus inicios como Cassius Clay hasta ser un campeón mundial. Por último la controversial estrella de radio y tv Howard Stern se interpretó a sí mismo en “Private parts”. Obviamente, en todos los casos ayudó mucho que los personajes no hubieran cambiado mucho con los años, pero el maquillaje hizo el resto. Casos de realismo cinematográfico al máximo.

rpalmi@yahoo.com

 
 
 
© Copyright 2006 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.