A juzgar
por las cifras de taquilla durante su estreno en Norteamérica,
la nueva cinta de los estudios Disney-Pixar, Cars, se ha
convertido en un verdadero blockbuster - como dicen allá- pues
en el primer fin de semana recaudó la bicoca de $ 60 millones,
casi superando a los punteras del mismo estudio, Buscando a Nemo
y Los increíbles, aunque no llegó al nivel de la puntera máxima,
Shrek-2, de los estudios Dreamworks.
Además de
la avanzada técnica de animación computarizada que utilizaron en
Pixar, es evidente que el éxito del filme se debe mayormente a
que los personajes son los automóviles, artefactos que son parte
esencial de la vida norteamericana desde más de un siglo, y que
son una extensión de la personalidad de la muchas personas, más
allá del status social que indican.
El
protagonista es un lujoso Ferrari conocido como Rayo MacQueen,
que se enamora de una sensual Porsche, mientras compite en la
carrera
( Campeonato Pistón, naturalmente) con autos como un viejo
Hudson 51, un Impala 59, un Fiat 500, un Plymouth 70 y una
camioneta Volswagen, cada uno con personalidad propia. Este
último vehiculo incluso prepara su propio combustible orgánico a
partir de vegetales, a tono con la moda conservacionista actual
en el norte, gracias a los altos precios del petróleo.
En la
versión inglesa escogieron a famosos actores para recitar los
diálogos, quedando el galán de moda Owen Wilson (el de la
comedia Rompebodas) en el papel central, mientras el veterano
Paul Newman recita las líneas del Hudson. Newman aceptó con
gusto trabajar en una cinta sobre autos de carrera, siendo un
fanático del deporte -y un piloto experimentado- durante toda su
vida, habiendo competido incluso en el prestigioso certamen del
circuito Nascar.
Igualmente
es un aficionado al deporte el director de Cars, John Lasseter,
responsable de los mayores éxitos de Pixar. Éste comentó que es
su cinta más personal, pues su familia ha estado muy relacionada
con autos, y quiso hacer una especie de homenaje al automóvil.
Más allá de las alocadas peripecias de la carrera, Lasseter
quiso que la cinta tuviera una moraleja, y esta no es otra de
que lo que importa es hacer el viaje lo mejor posible y
disfrutarlo, y no tanto ganar la “carrera de la vida”, un
mensaje muy apropiado para la juventud –y muchos ambiciosos
trabajólicos adultos- en el competido mundo laboral de hoy.
rpalmi@yahoo.com
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |