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Crash, un violento choque de culturas 
por Roberto Palmitesta
marzo, 2006

 

     A raíz de recientes eventos mundiales, está en el tapete la frase “choque de civilizaciones”, especialmente a medida en que procede la globalización cultural. Y este hecho es muy evidente en Los Ángeles, en cuya área metropolitana conviven cerca de diez millones de personas de culturas muy diversas, como la anglosajona, la mexicana, la afroamericana y la oriental.  De ahí el interés en Crash, estrenada a principios del 2005 y una de las películas menos conocidas del quinteto de candidatas al Oscar, que difícilmente sobresale en medio de la copiosa publicidad que han recibido Brokeback Mountain, Munich, Capote y Buenas noches y buenas suerte.

Intolerancia y discriminación en la gran urbe

     Aún siendo una película modesta en realización, Crash contiene valiosos mensajes sobre las relaciones sociales, especialmente en esta era convulsionada que invita a una mayor tolerancia de credos políticos, razas y religiones.  El argumento del film pone en ruta de colisión –debido a un robo y un choque de autos- a los diversos protagonistas, que antes de los eventos eran extraños: un ambicioso fiscal y su esposa, dos policías, un director de televisión afroamericano y su mujer, una pareja coreana, un cerrajero mexicano y un comerciante iraní.  El fatídico encuentro entre ellos da oportunidad a interesantes situaciones acerca de las relaciones raciales en la gran metrópoli.

    Así, vemos como los mismos ladrones afroamericanos critican a la policía por estar prejuiciados contra su raza, mientras un policía blanco abusa de una dama negra durante el cateo de rigor, y el iraní es discriminado por ser considerado árabe, etnia que él desprecia. También salen a relucir las tensiones de la misma raza o clase social, así que nadie se salva de ser víctima de algún tipo de discriminación o prejuicio, arrojando como moraleja la necesidad de una convivencia civilizada. La incomunicación en una gran ciudad llena de automóviles es otro de los temas del filme, que resulta un interesante retrato de esa mescolanza de culturas que es Los Angeles, pero que pudiera ser igualmente Nueva York, Chicago o Miami, o incluso Londres y París.

            Un realizador apropiado y un reparto excepcional

     Lo que más gustó a la crítica es la manera como se enreda la trama involucrando a personas de distintas profesiones, estatus social y raza. En esto, al menos tenemos la garantía de una historia interesante y coherente, al ser el director Paul Haggis el mismo guionista y autor de la idea argumental, que ya había incursionado en el cine al ser responsable del guión de la laureada Million dollar baby. Este año tratará de conseguir su Oscar, pues es candidato a mejor guionista, distinción que ya le fue concedido por Crash en otras premiaciones y festivales, además se ser nominado para mejor director y co productor por este filme, aunque éste sea su primer largometraje propio en el cine, después de una regular  trayectoria en la televisión.

      En la parte actoral tenemos a varias caras conocidas, destacándose por supuesto a Sandra Bullock, esta vez en un rol antipático de la prejuiciada esposa del fiscal de distrito, encarnado por Brendan Fraser, actor que se hiciera famoso por su protagonismo de la serie de horror de La Momia al lado de nuestra Patricia Velásquez. Entre los policías hay luminarias como Matt Dillon –esta vez propuesto para  un Oscar secundario- y el actor negro Don Cheadle, este último un veterano que se lució como el héroe de Hotel Ruanda el año pasado. También intervienen el actor negro Terrence Howard, nominado como mejor actor por su papel como un director negro de televisión, maltratado erróneamente por policías blancos.

Sandra, miss Simpatía

      Obviamente la estrella del filme es Sandra Bullock, una actriz que llamó primero la atención en el thriller La red, y luego estelarizó dos filmes muy taquilleros como Speed  y especialmente Miss Simpatía, que merecieron sendas secuelas a raíz de su éxito comercial. Se la considera entre el puñado de actrices más populares en todas las encuestas, y obviamente entre las mejor pagadas aún sin ser una mujer sensual. O, como diría ella, su ascenso se logró a fuerza de simpatía, como en el rol que la consagrara. Con salarios entre 15 y $20 millones, Bullock se puede dar el lujo de reírse de la crítica, que nunca se ha fijado en ella, contentándose de estelarizar buenos thrillers y comedias románticas y ser considerada como “la novia de América”.

       Pronto veremos a Sandra Bullock en el papel clave en la película Grace, donde interpreta a Grace Metalious, la escritora que llegó prematuramente a la fama en su juventud, al escribir antes de los 20 años aquel folletín tipo telenovela, Peyton Place, donde exponía los trapitos al sol de una tranquila comunidad de Nueva Inglaterra. Famosa en su tierra por ser la “Francoise Sagan norteamericana”, Metalious escribió también una secuela a su best seller y finalmente la fama destruyó su matrimonio y la condujo al suicidio. También veremos más adelante a Bullock en la esperada producción de Las mujeres, un drama sobre la reacción de un grupo de amigas a la infidelidad conyugal, donde estará acompañada de atractivas luminarias como Uma Thruman, Meg Ryan, Ashley Judd y Annette Bening.

rpalmi@yahoo.com
 

 
 
 
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