A
raíz de recientes eventos mundiales, está en el tapete la frase
“choque de civilizaciones”, especialmente a medida en que
procede la globalización cultural. Y este hecho es muy evidente
en Los Ángeles, en cuya área metropolitana conviven cerca de
diez millones de personas de culturas muy diversas, como la
anglosajona, la mexicana, la afroamericana y la oriental. De
ahí el interés en Crash, estrenada a principios del 2005
y una de las películas menos conocidas del quinteto de
candidatas al Oscar, que difícilmente sobresale en medio de la
copiosa publicidad que han recibido Brokeback Mountain,
Munich, Capote y Buenas noches y buenas suerte.
Intolerancia y discriminación en la gran urbe
Aún siendo una película modesta en realización, Crash
contiene valiosos mensajes sobre las relaciones sociales,
especialmente en esta era convulsionada que invita a una mayor
tolerancia de credos políticos, razas y religiones. El
argumento del film pone en ruta de colisión –debido a un robo y
un choque de autos- a los diversos protagonistas, que antes de
los eventos eran extraños: un ambicioso fiscal y su esposa, dos
policías, un director de televisión afroamericano y su mujer,
una pareja coreana, un cerrajero mexicano y un comerciante
iraní. El fatídico encuentro entre ellos da oportunidad a
interesantes situaciones acerca de las relaciones raciales en la
gran metrópoli.
Así, vemos como los mismos ladrones afroamericanos critican a la
policía por estar prejuiciados contra su raza, mientras un
policía blanco abusa de una dama negra durante el cateo de
rigor, y el iraní es discriminado por ser considerado árabe,
etnia que él desprecia. También salen a relucir las tensiones de
la misma raza o clase social, así que nadie se salva de ser
víctima de algún tipo de discriminación o prejuicio, arrojando
como moraleja la necesidad de una convivencia civilizada. La
incomunicación en una gran ciudad llena de automóviles es otro
de los temas del filme, que resulta un interesante retrato de
esa mescolanza de culturas que es Los Angeles, pero que pudiera
ser igualmente Nueva York, Chicago o Miami, o incluso Londres y
París.
Un realizador apropiado y un reparto excepcional
Lo que más gustó a la crítica es la manera como se enreda
la trama involucrando a personas de distintas profesiones,
estatus social y raza. En esto, al menos tenemos la garantía de
una historia interesante y coherente, al ser el director Paul
Haggis el mismo guionista y autor de la idea argumental, que
ya había incursionado en el cine al ser responsable del guión de
la laureada Million dollar baby. Este año tratará de
conseguir su Oscar, pues es candidato a mejor guionista,
distinción que ya le fue concedido por Crash en otras
premiaciones y festivales, además se ser nominado para mejor
director y co productor por este filme, aunque éste sea su
primer largometraje propio en el cine, después de una regular
trayectoria en la televisión.
En la parte actoral tenemos a varias caras conocidas,
destacándose por supuesto a Sandra Bullock, esta vez en
un rol antipático de la prejuiciada esposa del fiscal de
distrito, encarnado por Brendan Fraser, actor que se
hiciera famoso por su protagonismo de la serie de horror de
La Momia al lado de nuestra Patricia Velásquez. Entre los
policías hay luminarias como Matt Dillon –esta vez
propuesto para un Oscar secundario- y el actor negro Don
Cheadle, este último un veterano que se lució como el héroe
de Hotel Ruanda el año pasado. También intervienen el
actor negro Terrence Howard, nominado como mejor actor
por su papel como un director negro de televisión, maltratado
erróneamente por policías blancos.
Sandra, miss
Simpatía
Obviamente la estrella del filme es Sandra Bullock, una
actriz que llamó primero la atención en el thriller La red,
y luego estelarizó dos filmes muy taquilleros como Speed
y especialmente Miss Simpatía, que merecieron sendas
secuelas a raíz de su éxito comercial. Se la considera entre el
puñado de actrices más populares en todas las encuestas, y
obviamente entre las mejor pagadas aún sin ser una mujer
sensual. O, como diría ella, su ascenso se logró a fuerza de
simpatía, como en el rol que la consagrara. Con salarios entre
15 y $20 millones, Bullock se puede dar el lujo de reírse de la
crítica, que nunca se ha fijado en ella, contentándose de
estelarizar buenos thrillers y comedias románticas y ser
considerada como “la novia de América”.
Pronto veremos a Sandra Bullock en el papel clave en la
película Grace, donde interpreta a Grace Metalious,
la escritora que llegó prematuramente a la fama en su juventud,
al escribir antes de los 20 años aquel folletín tipo telenovela,
Peyton Place, donde exponía los trapitos al sol de una
tranquila comunidad de Nueva Inglaterra. Famosa en su tierra por
ser la “Francoise Sagan norteamericana”, Metalious
escribió también una secuela a su best seller y finalmente la
fama destruyó su matrimonio y la condujo al suicidio. También
veremos más adelante a Bullock en la esperada producción de
Las mujeres, un drama sobre la reacción de un grupo de
amigas a la infidelidad conyugal, donde estará acompañada de
atractivas luminarias como Uma Thruman,
Meg Ryan, Ashley Judd y Annette Bening.
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