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¿Quién quiere números
de la rifa del 31?
 - por Lucy Gómez
 sábado, 23 octubre 2004


 
         

Generalmente estoy acostumbrada a hacerme la pregunta  " ¿a quién beneficia?", cuando analizo algún hecho dudoso o que involucre un crimen contra las personas o sus derechos. Y en este caso me pregunto a quién le beneficia ir a votar. Por si acaso a alguien le molesta que un ciudadano piense en su beneficio inmediato y no en " el de la patria", se debe a que es necesario establecer claramente que induce a las personas a promover eventos, sobre todo cuando se trata de asuntos que nos involucran. Así, en el caso de quedar perjudicados o beneficiados, sabremos a que o a quién se lo debemos y podemos decidir actuar en consecuencia.

 

En principio, tengo claro que los rectores del CNE quieren que uno vaya a votar porque justifican el sueldo y la existencia del cargo cuando los electores votan. Los candidatos, del gobierno o de la oposición, porque obtienen ventajas inmediatas, como la exposición a los medios, contactos, acuerdos políticos ventajosos y en caso de ganar, evidentemente acceso a poder y dinero. En el caso del gobierno y sus líderes, porque se convalida inmediatamente el funcionamiento del régimen, que ha sido cuestionado suficientemente a nivel internacional por la calidad de sus procedimientos democráticos y por las acusaciones de promover procesos fraudulentos en el caso del 15 de agosto. Tanto es así, que en Venezuela el presidente levanta la mano a todos sus candidatos en cadena nacional y en Brasil, Lula Da Silva es condenado en tribunales por haberse retratado al lado de una de sus candidatas. ¿Por qué será que condenaron a Lula? ¿Cuales son las diferencias entre ambos sistemas judiciales y políticos?

 

Los derechos comportan unas garantías. En Venezuela una parte de los votantes solicita que les sea garantizado, por ejemplo el contaje de las papeletas contra el de las máquinas al final del proceso en las mesas. Y desde ya, no solamente se les ha negado, sino que los rectores rechazan todo cambio de las condiciones que hicieron una ordalía el pasado referéndum.

 

ACNUR felicita al gobierno venezolano por haber cedulado a 300.000 colombianos, por lo que presume son razones humanitarias. Y como yo presumo que como no hay almuerzos gratis, tras la cédula, seguramente vino el sufragio por el gobierno acompañado por las convenientes migraciones.

 

Es gracioso ver como alcaldes y gobernadores se reúnen una y otra vez con el CNE y una y otra vez les tiran la puerta en la cara. Luego quieren hacernos creer que a los votantes de a pie, el CNE los tratará mejor cuando exijan el conteo de las papeletas frente a los centros electorales. Ya dijo mi general Quintero Viloria, jefe del Cufan, que ese día las manifestaciones están prohibidas y no se permitirán estas "expresiones".

 

La propuesta nos da una idea de la calidad de dirigentes que tenemos en la oposición, porque cuando se les pregunta, recomiendan solamente ir a pararse frente a las urnas a solicitar estos derechos establecidos en todas las democracias estables. Pero ellos, bien, gracias. Lo que quieren es el cargo, que los paren en la calle y les den besitos, que cuando ganen la Presidencia les toquen el himno, sin ningún riesgo anexo. Aún no he oído a ninguno de los que recomienda el procedimiento dar un paso al frente. Que yo sepa, el primero que fue a la playa para recoger sal y desafiar a los ingleses en la India, fue Gandhi. Así como quién iba al frente de todas las marchas por los derechos de los negros norteamericanos era Luther King.

 

En esas condiciones, todos sabemos que si engañan y tramposean a Leopoldo López, alcalde de Chacao y a Eduardo Lapi, gobernador del Yaracuy, como engañaron a Quiroz Corradi, negociador de la Coordinadora Democrática, que quedará para nosotros. Que si se dieron el lujo de migrar personas y cedular a otras para cambiar resultados adversos, ahora más rápido, pues se trata de elecciones locales. Que si tuvieron todas las comunicaciones habidas y por haber por medio de las maquinitas de votar para tener información privilegiada del proceso y obrar en consecuencia ¿por qué no hacerlo el 31? Que ahora tienen espacios más chiquitos para que el votante elija los candidatos, justificada razón como para que el presidente de la compañía dueña del software, Antonio Mugica, pueda decir con más razón que la gente se equivoca porque vota metiendo el codo.

 

Los números de la rifa

 

Es decir que ganarán donde quieran, como quieran. En eso todos estamos de acuerdo, oposición y gobierno. Sólo me queda una pregunta. ¿Por qué sabiendo que no voy a ganar una rifa, debo comprar un número?  Bueno, puede ser que sea un donativo disfrazado. Es una rifa a favor de las monjas de la orden X. Y no me importa que las monjas hagan el paro de la rifa. Pero, de panas que preferiría que me dijeran que se trata de un donativo. Se ve feo que las monjas hagan fraude.

 

Ahora bien, estas elecciones no son para favorecer unas monjas ni nuestro país es un ejemplo democrático. Si yo digo que voto para defender la democracia, en Venezuela y en el extranjero todos saben que se trata de uno de esos excesos operáticos de los latinos, porque desde hace tiempo esto parece mas bien una república bananera, con presidentes enjuiciados por corrupción, dinero repartido sin que lo revise la contraloría, derechos de televidentes conculcados desde la Presidencia con cadenas interminables, periodistas y militares enjuiciados por delitos de opinión.

 

Vamos a ver por qué otras razones compro el número. Ah, porque me van a ver cuando lo compre y me van a fotografiar, eso me conviene porque todo el que aparezca comprando esa rifa será estimado especialmente. Este no es el caso. Las colas de votantes del 15 de agosto solo sirvieron para unas tímidas recomendaciones de los observadores internacionales - gracias Centro Carter y OEA - y unos cuantos reconocimientos a la voluntad democrática del pueblo venezolano. Y con eso, amigos, no se va al mercado.

¿Es especialmente honroso ir a votar en Venezuela?

¿Se fortalece la democracia cada vez que se hace?

¿O solamente sirve para legitimar al gobernante?

 

Ah, puede ser que me obliguen a comprar el número. Y es plausible si pertenezco a una misión del gobierno, venezolana o extranjera, o me conviene aparecer en el registro de simpatizantes para que me den un trabajo. Pero ese no es el caso de todos los venezolanos. Y además, obligado no vale ¿no y que es un deber cívico?

 

Así las cosas, ¿de que derechos estamos hablando?  No comprar los números de esta rifa, negarse a legitimar con nuestra presencia la caricatura de una democracia no es un problema de valentía o de patriotismo. Es una decisión personalísima, como dicen los rectores electorales del régimen.

      

 

 

 

 

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 Elizabeth Burgos
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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