A
medida que avanzan las investigaciones las piezas del
rompecabezas de horror que se armó con las vidas de los
estudiantes Edgar Quintero (19), Erik Montenegro (20) y Leonardo
González (23), la noche del pasado lunes, comienzan a encajar
Según el testimonio ofrecido ayer por Danitza Buitriago (26),
una de las 3 muchachas que acompañaban a los jóvenes esa noche,
durante la audiencia de presentación de los imputados, luego de
encontrarse con un primer agente todo vestido de negro a la
altura del Bloque 1 en el sector Kennedy, el carro donde
viajaban los muchachos, que pensaron estaban siendo víctimas de
un atraco, fue seguido por una moto conducida por dos efectivos,
desde la cual se realizaron los primeros disparos que impactaron
el parabrisas trasero y la ventana del copiloto, y causaron las
heridas a Elizabeth Rosales (20).
La información ofrecida por fuentes tribunalicias, sostiene
además que uno de los dos efectivos —las sospechas apuntan hacia
el oficial 2 de Policaracas, Franklin García— pudo haber
accionado también el arma que segó la vida de Leonardo González,
la primera de las tres víctimas.
Otras personas ligadas a la investigación indicaron que Luis
Peña, agente del Cicpc, habría resultado herido y perdió el
conocimiento durante las primeras ráfagas de tiros, pasando el
Bloque 1, antes de llegar al lugar donde se produjeron los
asesinatos.
COSECHA PÉRDIDA
Alertado por los reportes de radio internos, un grupo de
funcionarios de la División de Inspecciones Oculares del Cuerpo
de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc)
se presentó en el lugar donde perecieron los estudiantes
Quintero, Montenegro y González. Luego de comprobar y “fijar”
que en el vehículo marca Corsa, color arena, placas ABR-68G, en
el que se trasladaban los 3 jóvenes junto a las 3 tres
muchachas, “no había armas”, los agentes se trasladaron hasta el
Hospital Pérez Carreño para realizar las inspecciones de los
cadáveres y las lesionadas. Horas más tarde, los mismos
funcionarios regresaron a la escena del crimen para descubrir
que habían sembrado en el asiento delantero del carro un arma de
fuego tipo escopetín Mayola calibre 410, y en el de atrás un
revólver marca Colt. Una pistola Smith&Wesson, con 4 conchas
percutidas y 2 sin percutir, surgía de improviso también a
escasos metros del vehículo.
Esas, es probable, fueron las armas de las que escucharon
hablar, refugiados en sus casas, los vecinos de la Terraza 6,
sector Kennedy, parroquia Macarao, durante esa madrugada: “Ya
tenemos tres pistolas y falta una”.
Aunque se trata de una versión extraoficial, ofrecida por
fuentes cercanas a la investigación, la actuación de este grupo
fue clave para determinar lo que el director del Cicpc, Marcos
Chávez, confirmó ayer en la tarde:
los efectivos implicados en los asesinatos alteraron la escena
del crimen para “hacer creer que hubo un enfrentamiento entre
delincuentes”.
MINISTERIO PÚBLICO Y COMPAÑÍA
“Absortos” fue la palabra que fuentes judiciales utilizaron para
describir los rostros de algunos de los 26 imputados (21 DIM, 4
Cicpc y 1 Policaracas) durante la audiencia ante el Juzgado 50
de Control. “Nunca pensaron que en 48 horas el Ministerio
Público y la División de Homicidios del Cicpc iban a recolectar
tal número de evidencias incriminatorias: testimonios de
lesionados y testigos, pruebas de muestras de sangre, pruebas de
ATD y balística”. Asimismo, la presencia de una de las
lesionadas y su posterior testimonio habrían causado
consternación y sorpresa.
El mismo informante reveló también que, además de alterar la
escena del crimen, los implicados habrían intentado cambiar
algunas de las armas empleadas —que incluyeron subametralladoras
Uzi y Mini Uzi— para despistar la investigación. Sin embargo,
las pruebas de balística realizadas a las supuestas armas
alteradas, ya habrían dado positivo para uno de los proyectiles
extraídos del cuerpo de una de las víctimas.
Hasta ahora, algunos de los familiares de los jóvenes estiman
que la actuación de la Fiscalía “ha sido diligente”, y las
declaraciones de condena emitidas por altos funcionarios del
gobierno les dan confianza de que al menos esta vez se
establecerán responsabilidades y se hará justicia.
Mientras tanto, hoy a las 10 am estaba previsto que continuará
la audiencia, durante la cual se espera conocer cuál era el
objetivo del procedimiento, si realmente estaba relacionado con
la investigación de la muerte del agente de la DIM Eduir
Toussaint (21), asesinado el pasado sábado 26 de junio, y que
justificaba la presencia de los 21 efectivos de la DIM que,
naturalmente, no es un órgano de investigación judicial ni de
orden público.
Los funcionarios implicados en el hecho habían sido avisados de
que uno de los azotes de barrio implicados en el crimen de
Toussaint se refugiaba en la zona, y que además por allí habían
sido escondidas algunas evidencias (conchas y casquillos)
vitales para esclarecer el caso.
* |
Artículo publicado en el vespertino
Tal Cual,
01 julio 2005 |
|