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Después del 3 de diciembre
por Pompeyo Márquez
miércoles, 29 noviembre 2006

 

I

Venezuela vive una crisis profunda que no se resolverá hasta tanto la sociedad venezolana no funcione democráticamente. Esto es, para mí, lo esencial que debemos abordar.

No se trata de ver sólo un día, el 3 de diciembre, sino levantar la mirada más allá, hacia todo un periodo cuya duración no podemos predeterminar. No será fácil reconstruir a un país sometido a una implacable destrucción a nombre de una delirante “revolución”.

El país ha perdido de nuevo una gran oportunidad. Los precios de sus hidrocarburos alcanzaron niveles históricos al ubicarse por encima de los sesenta dólares el barril. El autócrata ha podido realizar unas tantas aventuras e improvisaciones en el desarrollo económico social y en sus relaciones con el exterior gracias a ese volumen de ingresos, a lo cual debemos agregar los provenientes de las rentas que pagamos todos los venezolanos y lo que es insólito a un endeudamiento de la nación.

El fracaso de este gobierno es estruendoso. A nombre de la pobreza y de un discurso llamado inclusivo los logros no pueden ser más lamentables; la pobreza ha aumentado y la sociedad venezolana se encuentra dividida y atravesada por una conflictividad que tiene un ingrediente de odios inyectados por el autócrata.

Ninguna sociedad puede prosperar cuando una parte de ella prevalida del poder intenta aplastar, literalmente desaparecer, a más de la mitad de la población Por eso el lema de Rosales que insiste en que él gobernaría para 26 millones de venezolanos y venezolanas es impecable. Debe ser el destino de este país. Acabar con un gobierno que quiere todo “rojo, rojito”. Es imposible uniformar a toda una nación.  Esos intentos han fracasado donde quiera se ha querido desconocer a la disidencia léase la Unión Soviética, la llamada “Revolución cultural” en China que tanto le costó a e país, como lo reconocen sus principales dirigentes de hoy.

El porvenir de Venezuela está en la perspectiva de su reconciliación. No hay dos Venezuela. Hay una sola. Y el que gobierne debe hacerlo para todos y todas. Es una infamia que siga prevaleciendo la lista fascista de Tascón. Será un recuerdo, cuando se derrote a este régimen, como el maccartismo en los Estados Unidos, o la Inquisición en la edad media.

Es un retroceso que se prescinda de una mayoría donde exist6e un caudal inmenso de profesionales, de técnicos, de constructores de un país. El ejemplo de PDVSA es elocuente. Como se ha traducido en el funcionamiento de la primera industria el haber votado, con pito y todo, con deliberación y alevosía preconcebida como lo confesó en su tono retrechero el autócrata, en la reunión de la “nueva _Etapa” realizada a finales del 2004 en el Fuerte Tiuna. Estaba borracho con su victoria amañada basada en la utilización de todos los recursos del Estado y con la complicidad de Jorge Rodríguez que se prestó para ir aplazando mes tras mes el momento de la votación que, según  las propias palabras del interfecto, tenía perdida en el 2003.

Los resultados del referendo en lugar de reducir la crisis la profundizó hasta el límite que hemos llegado hoy. Y este es el problema que tenemos planteado, así los banqueros internacionales, grandes beneficiarios de este régimen, no lo entiendan. No habrá reglas claras hasta tanto, como decíamos al inicio, no funcionen las Instituciones, no opere democráticamente la sociedad venezolana

II

El mismo personaje confiesa que ha invertido 10 mil millones de dólares en las obras que inaugura, pero él ha recibido 55 mil millones de dólares. La pregunta pertinente es: ¿qué ha hecho con el resto de los ·reales·? No responde, sino que su discurso es descalificador de quienes exigen una rigurosa rendición de cuentas

Venezuela podría ser una tacita de plata si a esos inmensos recursos provenientes de los altos precios de los hidrocarburos, más los que recauda, algunas veces compulsivamente el SENIAT (por cierto, habría que buscar las declaraciones donde afirmara que él nada tenía que ver con el comunismo, en lo que fue acompañado por Diosdado Cabello, dando la impresión de que ambos, junto con los gobernadores de Táchira y Mérida, nada tenían que ver con ese trasnochado”socialismo del siglo XX!), se hubiesen sumado las inversiones del capital nacional y se hubiesen recibido capital y tecnología extranjera. En el 2005 el Banco Central de Venezuela sólo registra 500 millones de dólares. Es un perjuicio para la economía nacional, para el país, tal situación. Y es que existe una palabra mágica para que concurran los capitales nacionales y extranjeros junto con las inversiones estatales, y esa palabra es CONFIANZA.

Es a base de inyección de capitales como se pueden construir empresas de la más variada índole: en la manufactura, en los servicios, en el campo. Es a partir de un esfuerzo propio que se complemente con la inversión extranjera como varios países del nivel de Venezuela han acelerado su desarrollo y han reducido la pobreza y mejorado las condiciones de vida y de trabajo de la inmensa mayoría de sus ciudadanos y ciudadanas

Esta es la experiencia contemporánea. Ya el imperialismo no puede comportarse como tal, si existen reglas que moderen su  actuación. Así lo han hecho China, Vietnam, para no referirme a otros países que giran en la órbita capitalista como la India. Cito a China y a Vietnam porque el autócrata quiere un “modelo socialista” y “destruir al capitalismo por la base”, mediante el trueque de topochos por gallinas y huevos. Piensa crear un papel moneda, variando las circunstancias y la época, a la manera feudal, de los grandes terratenientes que pagaban con fichas válidas solo en los almacenes del dueño de la tierra. Es esto lo que refleja el autócrata cuando advierte que con ese papel moneda, cuyo nombre aún no sabe, “¡no podrá tomarse una cervecita en la esquina!” Las cámaras de televisión presentaron las caras de los asistentes. Era todo un poema

El otro aporte para “el desarrollo del país” es el cooperativismo. Sólo me remito al informe del propio Superintendente de Cooperativas. Un cuatro por ciento activo, un 25 por ciento desaparecido, el resto no hay informaciones precisas. Tenía que ser así. Las cooperativas son una parte de una visión económica donde la pequeña, mediana y gran empresa entran al escenario nacional. No debe procederse a un plan cooperativo sobre la base de la destrucción de la mitad del parque industrial venezolano.

El autócrata se jacta del crecimiento sostenido del país los últimos años. Es un crecimiento FOFO, pura “grasa”. Con un ingreso como el señalado anteriormente sería una verdadera catástrofe para el régimen que tamañaza circulación de la masa monetaria no produjese determinados resultados. Pero esos no son los que convienen al país. Este es el nudo de la cuestión.

Hay un crecimiento, pero no hay un desarrollo. Entre sus últimas lecturas, las cuales le hacen cambiar de opinión de la noche a la mañana, debería incorporar toda la literatura económica a este respecto., Las décadas de los sesenta y detenta son ricas en esta diferencia entre crecimiento y desarrollo, y como este último se tiene que patentizar en disminución del empleo mediante elevación del empleo productivo, mejoramiento social en educación, salud, vivienda, transporte, vialidad urbana y rural, erección de un parque productivo que tome en cuenta la competitividad para poder ingresar a los torrentes integracionistas que la globalización acelera

Recomendamos al lector interesado en estos temas un simple ejercicio muy revelador de lo que sucede en la esfera de la economía venezolana: véase la lista, que ya era bastante reducid   a en comparación con otros países del mismo rango que Venezuela, con la lista de los productos exportables de hoy. ¡Da lástima! No tenemos que exportar salvo petróleo, hierro, aluminio

III

El porvenir de Venezuela está en un régimen democrático con justicia social No se debe a nombre de la lucha contra la pobreza liquidar la libertad, ni dividir a un país, ni armarlo, ni enfrentarlo a unos contra otros, ni tener una política internacional pendenciera.

Derrotar a este régimen reclama un gran acuerdo nacional en los términos que lo expone “VENEZUELA: UN ACUERDO PARA ALCANZAR EL DESARROLLO- Un Acuerdo Social”.

Manuel Rosales, el candidato de la unidad nacional, a sí lo ha internalizado. Sus palabras están impregnadas de la urgencia de ese Acuerdo. El se ha colocado a la cabeza de él. Para el 3 de diciembre, para después del 3 de diciembre del 2006 cuando sea presidente de un país pequeño, pero con enormes posibilidades para darle bienestar a todos y todos los venezolanos y venezolanas.

Volveremos sobre el Tema.

 
 
 
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