Ante
el crecimiento de la propuesta democrática y pluralista de
Manuel Rosales dirigida a los 26 millones de venezolanos y
venezolanas Chávez no encuentra otra respuesta que la de
acentuar su tendencia totalitaria bajo el mote de un
“socialismo del siglo XXI” cada vez mas encarnado en el.
culto a la personalidad, el centralismo burocrático y la
destrucción del aparato productivo con su cooperativizaciòn
forzosa, el primitivo trueque y la acentuación de su
delirio de acabar con el capitalismo a espaldas de
tendencias históricas que colocan las exigencias sociales en
un plano diferente a lo que una autocracia militarista
pregona. Es la democracia social, un desarrollo con justicia
social y la paz lo que mueve a las fuerzas de avanzada en
el mundo.
El país no debe
estar sometido a los caprichos de un hombre que ayer
enarbolaba el “Oráculo del Guerrero”, que luego pasa a las
“tesis de Ceresole” o a enarbolar el librito azul de su
Constitución para descender a erigir como guía al marxismo
de un mexicano-alemán llamado Dieetrich. Este recorrido
salpicado de la vida de Jean Vatin, el personaje central de
“Los Miserables de Victor Hugo, coloca a Venezuela ante una
crisis política profunda que no se resolverá hasta tanto la
sociedad no funcione democráticamente y rescate a sus
Instituciones para lo cual es indispensable derrotar
semejante locura.
Esa oferta
totalitaria de Chávez tiene expresiones como la del partido
único y perpetuarse en el poder, liquidando la posibilidad
de la alternancia en el poder, uno de los rasgos del
funcionamiento democrático. Le preguntamos a los demócratas
de América Latina y del mundo si quisieran para su país
semejante futuro. Que responda Lula a semejante pregunta. Si
el Brasil aceptaría a un gobernante sin control, dueño de
las riquezas de una nación la cual despilfarra a su antojo,
sin ninguna rendición de cuenta ni control de gestión. que
viola las leyes que rigen la materia como la Ley de
Presupuesto y la Ley de Salvaguarda. Que gobierna de esa
manera solo porque tiene un “discurso social a favor de los
pobres”. En nombre de tal discurso divide al país, desprecia
a quien no esté con él y considera el sumum de posiciones
revolucionarias insultar a Busch, un gobernante que, por lo
demás, es repudiado en todo el mundo, incluso en su propio
país. Lula, Tabarè y Daniel Ortega, para citar tres casos,
por qué no lo acompañan en su enfrentamiento con Estados
Unidos? ¿Por qué no le ofrecen a sus países construir el
“socialismo” a lo Chávez?
El autócrata se
desespera porque ha surgido con gran potencialidad de
victoria un movimiento nacional que encabeza Manuel Rosales
no sólo para ganar las elecciones sino con la voluntad
política de reconstruir al país y reconciliar a los
venezolanos. Estas son tareas históricas que abarcan todo un
período. El músculo democrático de la sociedad se ha puesto
en tensión y ahora tiene un liderazgo y una propuesta muy
clara que pasa por derrotar la tendencia totalitaria que en
forma prepotente y arrogante presenta el autócrata.
La cita es el 3
de diciembre. A vencer los miedos,
amenazas y chantajes. A votar y a
defender ese voto. Comprender lo que está en juego en estas
elecciones. No es un simple cambio de un presidente, sino
impedir un cambio de régimen, de sistema, de modo de vida
democrática, en lo cual está en vilo la libertad y el futuro
de nuestros hijos, nietos y bisnietos.