Uno
de los fracasos más espectaculares de este autócrata es el
del poder judicial. Su
gran promesa en 1998 era acabar con
las”tribus judiciales” y con la corrupción que prevalecía en
el poder judicial Llegado al poder designó una Comisión
presidida por los doctores Manuel Quijada y Gómez Grillo.
Estos procedieron a la reorganización de los Tribunales, a
la depuración de ellos. Con bombos y platillos anunciaron al
país los grandes resultados de estas reformas
Estrepitosamente se vinieron al suelo. Era peor lo que
sobrevivió a tales estructuraciones.
Para corregir
los exabruptos cometidos durante dicha estructuración se
planteó antes que nada reformar la composición del TSJ. En
este caso existía otra motivación: la presencia de algunos
Magistrados con criterio independiente a los cuales se tenía
que “barrer”. De allí la precipitada Reforma, llevándose por
delante a la propia Constitución Chavista para elevar de 20
a 32 Magistrados, escogidos a dedo por Chávez
Se inicia una
nueva estructuración del poder judicial dirigida por
Velásquez Alvaray, quien idea las conocidas “ciudades
judiciales” que se convierten en fuentes directas de
corrupción. La concentración de funciones por Velásquez
Alvaray crea todas las disputas internas en el TSJ. Al fin
Velásquez es defenestrado, juzgado y destituido. Todo lo
hecho por este Magistrado de nuevo es echado por el suelo.
Se introduce el miedo entre los Jueces que no se atrevían a
dictar una sentencia sin “mirar para arriba”. La corrupción
se destapa. Se vendían –y se venden adelantar o retrasar o
el contenido de una sentencia. Es mejor que le demos la
palabra al diputado “marxista-leninista” Carlos Escarrá:
“El poder
judicial no sirve, a su juicio nada es limpio dentro de esta
institución, que haya 300 jueces honestos de los casi 3 mil
es probable, pero el nivel de corrupción que existe es
incalculable…..A mi cuando me preguntaron que hacer con el
poder judicial, dije, convoca a todo el mundo al poliedro
tranca la puerta y cuídate de quedarte afuera, lo demás es
un proceso de imaginación, allí no sirve nada” (ABC de la
Semana, del 13 al 20/9/6).
Lo mismo que
dijo Velásquez Alvaray: reunir a todos los Magistrados del
TSJ, cerrar la puerta y ponerles una bomba.
Un país no
puede vivir sin poder judicial. En Venezuela no existe
Estado de Derecho. Una razón más para votar el 3 de
diciembre en contra del autócrata y por Rosales.