Lo
peor que se desprende de las barrabasadas pronunciadas por
Rafael Ramírez, Ministro de Energía y Presidente de PDVSA y
el apoyo que de una manera arrogante le diera el autócrata
Presidente y candidato continuista, es la concepción
abiertamente totalitaria que ello encarna.
Si algo quedó
claro en el derrumbe del llamado socialismo real era lo
absurdo que resultaba querer uniformar a un país.
Lo irreal de aquellos unanimismo, de la unidad monolítica
del partido y por extensión de la sociedad. Las maquinarias
burocráticas y policiales se encargaban de destruir a las
disidencias. Con el agravante que
dirimían los debates con la utilización de la KGB Millones
de muertos, torturados, confinados en gulags era el
resultado de la “unidad monolítica”. Stalin liquidó a la
mayoría de quienes en un Comité Central se le opusieron.
Esto no sólo lo leíamos y nos resistíamos a que fuera
verdad, acusando al imperialismo de ser el fabricante de
esas historias. Y llegó el momento en que mi fraterno
camarada Luís Emiro Arrieta y yo, en compañía de Gilberto
Vieira, Secretario del PC de Colombia, oímos durante dos
días el Informe de Jruschov al XX Congreso del PCUS. Era
pálido cuanto habíamos escuchado antes. ¡Qué duro asimilar
las comparaciones que luego se hacían de Stalin con Hitler!
Qué dañino el culto a la personalidad, a las aberraciones a
que conducía.
Era la negación
de las contradicciones existentes en la sociedad y cómo
ellas debían ser resueltas mediante la confrontación de
posiciones y a través de métodos democráticos, entre los
cuales el pluralismo ideológico y el pluralismo político,
servían de expresión de los diversos intereses existentes en
cualquier sociedad.
A nombre del
hombre nuevo, en Venezuela se quiere apelar a la lucha
contra la pobreza, se quieren aplastar las diferencias
existentes en nuestra sociedad. Es antinatural querer
embridar a 26 millones de venezolanos y venezolanas en diez
millones, y luego, como se podrá ver, ir reprimiendo entre
esos diez hasta llegar a la cúpula gobernante, que a su vez
se “comerá” literalmente entre si. .
No debemos
permitir que en nuestro país se reproduzcan estas
situaciones. Cuando Gómez y Pérez Jiménez quien no pensara
como el régimen era castigado inclementemente con prisión,
torturas, exilios. Así fue en períodos de los siglos XIX y
XX. Sería una involución histórica que en pleno siglo XXI
volviéramos a vivir semejantes situaciones. Esto hay que
detenerlo.