Chávez
al regresar, eufórico por todos los homenajes que lo hacen
considerarse como lo dicen sus acólitos, el “líder de la
revolución mundial” y por tanto “Venezuela está a la cabeza
del escenario planetario.” No me estoy burlando del
autócrata. Estas expresiones las puede encontrar en el
suplemento Barrio Adentro que circula encartado los sábados
en el diario Ultimas Noticias.
En el
escuálido acto de ese día el señor Chávez se jactó de todo.
Proclamó que instaurará el “socialismo” y planteó el
discurso en términos tales como que si en nuestro país la
confrontación fuese socialismo versus capitalismo. Esto
forma parte de sus fantasías. El quisiera que esto fuera
verdad. En esto lo acompaña en búsqueda de uno de los
mecates de Zapata, Luis Brito García quién llegó a escribir
que el que no quiera el socialismo que se apee.
Lo que existe
en Venezuela es un descarado capitalismo de Estado apoyado
por los ingentes recursos provenientes de los hidrocarburos
y de los que recauda el señor Vielma Mora. Y desde el punto
de vista político e institucional una autocracia con rasgos
parecidos a las del siglo XIX y XX.
Este
autócrata colocó la política internacional de Venezuela, en
una zona de peligro, a la zaga de países donde el terrorismo
y las teocracias están en ejercicio de poder. Sus alianzas
no son con la comunidad democrática internacional. Le gusta
Bielorrusia, la única dictadura de Europa. Le fascina el
Irán o Siria. Le atrae el mundo musulmán donde no se bebe,
creo que entre sus barbaridades no pretenderá cambiar
nuestras costumbres, en la misma forma como tergiversa la
historia y aspira a reelecciones indefinidas que cuando
arribe el año 2030, a dos siglos del inicio de la era
republicana, él todavía esté gobernando.
Un gran
frente nacional contra el autoritarismo y el continuismo es
lo que encarna Manuel Rosales. Un frente lo más amplio
posible que le dé garantías de gobernabilidad a los 26
millones de venezolanos. Crear un país donde no exista la
discriminación y la persecución políticas ni de ningún
género. Un país de ciudadanos libres con una base de
funcionamiento democrático y en el cual la lucha contra la
pobreza se fundamente en la creación de riquezas.
Las
arbitrariedades del autócrata serán derrotadas el 3 de
diciembre. Crece la esperanza y lo que es más importante
crece la unidad de una fuerza de poder con objetivos claros.