Durante
mucho tiempo las posibles desavenencias entre Fidel Castro y
Ernesto Guevara han sido temas de interés, y es de creer en
virtud de las profundas diferencias de carácter de ambos
personajes, que en mas de una ocasión, y principalmente
después de 1965, los encuentros entre los dos debieron ser
extremadamente críticos.
Es
indudable que la personalidad de Fidel Castro sedujo a
Guevara desde el primer encuentro. Confiesa el Ché que desde
que hablaron quedó convencido de que debía integrarse como
un expedicionario más en el proyectado desembarco en Cuba.
Sin lugar a dudas Castro también fue atraído por su
interlocutor. Descubrió en él un hombre firme, valeroso y
culto a 1a vez que, durante los entrenamientos a que fueron
sometidos los expedicionarios por el "general" Alberto Bayo,
demostró habilidades, y una voluntad de la que adolecían
muchos de los que participaban en el entrenamiento.
Según
testigos presenciales la relación entre ambos era por lo
regular tirante, aunque al final de las discusiones Guevara
fuera siempre un fiel hacedor de los mandatos de su jefe.
Afirman que a pesar del mutuo respeto y posible afecto que
ambos se profesaban, existía entre los dos mucha
competencia. Sentimiento que se iría acrecentando con el
tiempo por las características personales de Guevara. Es
conveniente destacar que en una sociedad totalmente
militarizada como la cubana sólo tuvo mando militar hasta
septiembre de 1959, y sus "leales" siempre estuvieron
dispersos en varias unidades castrenses. Por otra parte
Castro no fue remiso en enviarlos a misiones
“internacionalistas”, acciones militares o guerrilleras, con
o sin el guerrillero argentino.
El
personaje siempre estuvo rodeado por un aura mística. Su
vida de viajero irresponsable, de hombre que no trabajaba
con regularidad, más su insolencia y el desprecio hacia
todo lo que afectara negativamente a su entorno más directo,
junto a su participación, aunque muy modesta, en 1a defensa
del gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala, y el heroico
control que tenia sobre su enfermedad le hacía un hombre
diferente al promedio de los individuos que acompañaron al
futuro dictador cubano en su empeño.
El hecho de
que fuera el único dirigente de la Revolución capaz de
escribir y teorizar sobre experiencias y conocimientos; que
se pronunciara por una revolución hemisférica a un mes del
triunfo de la Revolución y que sus viajes, discursos y
actuaciones en el exterior le dieran una personalidad
independiente a la de Fidel Castro debió haber generado mas
conflictos de personalidad entre estos dos individuos.
Las
personalidades de ambos líderes eran fuertemente
antagónicas. Guevara idealista, intransigente, esquemático,
doctrinario, arrogante, con fuerte inclinación a la
teorización revolucionaria, sin abandonar la práctica que
le dictaban sus valoraciones. Fidel Castro dogmático en sus
fines, con un carácter mesiánico, ciego en su propia fe, el
castrismo, ambicioso de poder e historia, sin inclinaciones
teóricas, pragmático del poder, y con un profundo sentido de
la sobre vivencia política y física. Instinto que le lleva
a establecer pactos y compromisos que sabe que no va a
cumplir en el mismo momento que los contrae.
A pesar de
que fue Guevara el artífice del orden económico
post-revolucionario y que gozó durante varios años de una
gran y vasta influencia en el gobierno de la isla, sus
enfrentamientos con dirigentes de los países del llamado
“socialismo real” y las críticas públicas que profería en
conferencias internacionales, fundamentalmente contra la
Unión Soviética, su principal aliado en el proceso de
instauración del totalitarismo en Cuba, afectaron en gran
medida el poder que detentaba. Pero aclaremos que Guevara no
cuestionaba a la desaparecida URSS por la violación de los
derechos humanos ni por la ausencia de las libertades
públicas y privadas en ese país, sino por la forma egoísta
en que conducía sus relaciones con los países del tercer
mundo, que eran por supuesto las que él recomendaba.
Para más de
un especialista en el tema, su ostracismo de las esferas
del poder era consecuencia de su ortodoxia, de su relativa
independencia de criterios ya que seguía defendiendo
formulas económicas que Fidel Castro había abandonado. Era
en el gobierno una especie de conciencia de la utopía
marxista ya que continuaba defendiendo el trabajo voluntario
y los estímulos morales como si fueran a resolver los
problemas socio-económicos de la isla. Castro estaba
consciente de que para que su régimen sobreviviese era
imprescindible una ayuda exterior, y que esa ayuda no se iba
a producir sino se cumplían determinados requisitos.
El once de
diciembre de 1964 en la Asamblea General de las Naciones
Unidas y en febrero de 1965 en Argel, criticó con ferocidad
a la Unión Soviética. Sus choques con los antiguos
comunistas cubanos eran cada día más severos. Sus fracasos
en la conducción de la economía se hacían cada día más
evidentes, lo que hacía más importante la ayuda que pudiese
provenir del exterior.
Según se
hacía más dependiente el régimen cubano del Kremlin, más
influencias ganaban los enemigos de Ernesto Guevara y
aunque Castro era partidario de la teoría del "foco
guerrillero", de la subversión continental al estilo
guevarista, su sentido de la oportunidad le hace
abandonar todo lo que pueda ser un lastre a sus intereses.
Por otra parte, era al interior de la nomenclatura el blanco
preferido de los comunistas ortodoxos cubanos. Los ataques
más encarnizados provenían de Carlos Rafael Rodríguez y Blas
Roca, máximos dirigentes del comunismo en la isla, quienes
le acusaban de no estar al día en 1a moderna economía
marxista, y de estar más próximos a las teorías utópicas de
Moro, que a las de Marx.
En julio de
1965 el gobernante cubano Fidel Castro censuró sin ambages
el principio guevarista de los incentivos morales en la
creación del socialismo y el 3 de octubre de ese mismo año
disintió públicamente de la línea política internacional que
había asumido Guevara, en lo que atañía a su conducta
antisoviética. Poco antes el semanario uruguayo “Marcha”
publicó un artículo suyo, “El Socialismo y el Hombre en
Cuba” en el que en cierta medida censuraba la forma en que
Castro había conducido el ataque al Cuartel Moncada. Todo
esto permite apreciar las diferencias existentes entre los
dos líderes revolucionarios.
Según Gary
Prado, general boliviano, Ernesto Guevara antes de ser
ejecutado declaró que Fidel Castro le había fallado en el
momento crucial de su misión, y existen pruebas que al
principio de las operaciones el régimen cubano respaldó a
la guerrilla pero que a partir del 21 de marzo de 1967, el
apoyo a Guevara y a los 16 cubanos que le acompañaron
en la misión fue disminuyendo. Destacamos que no sólo cesó
el respaldo material sino que la propaganda a su favor
también fue cancelada A partir de junio la comunicación
radial con La Habana se espació, colapsando por completo en
septiembre, un mes antes del final.
Son lo que
algunos consideran las criticas póstumas a Guevara por parte
de Fidel Castro las que cerrarán este trabajo. El 15 de
octubre, siete días después de la muerte del guerrillero,
expresó el gobernante cubano: “La excesiva temeridad y el
no tomar las precauciones debidas le llevaron a la muerte y
una fuerza guerrillera no libra una batalla de más de cuatro
horas”.
Fuentes.
Ernesto Ché Guevara, Mito y Realidad.
Enrique Ros.
Pasajes de la Guerra Revolucionaria. Ernesto Che Guevara.
Ché. Jon Lee Anderson.
Documentos, cartas, discursos y ensayos de Ernesto Guevara.
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Pedro Corzo, es
periodista y presidente del Instituto de la Memoria
Histórica Cubana contra el Totalitarismo, que tiene en
producción, con la direccción del cineasta Luis Guardia,
un documental sobre Ernesto Guevara. |
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