Es
momento de considerarnos todos los cubanos como miembros de una
misma familia, más alla de diferencias y de experiencias, y de
tener la conciencia de que Cuba es el hogar de todos...
SI por algo hemos trabajado y
luchado muchos cubanos, incluyendo a nuestros hermanos los
Prisioneros de la Primavera de Cuba y a todos los prisioneros
políticos pacíficos, es por los cambios pacíficos, por la
reconciliación y la concordia entre cubanos, la apertura y el
respeto a los derechos de todos. Esos cambios y la
reconciliación son una necesidad vital y un derecho de la nación
cubana y una obligación que tenemos para con la nueva generación
y el futuro de Cuba. Esos cambios sólo pueden ser definidos y
protagonizados por los propios cubanos, sin injerencias
extranjeras y sin exclusiones para ningún cubano, en un proceso
de diálogo y paticipación democráticos. El diálogo que hemos
realizado con la participación de miles de cubanos, durante
cerca de dos años, nos permitió integrar muchos aportes
ciudadanos y redactar el Programa Todos Cubanos.
¿Qué brotó de este diálogo?: la
confirmación de la necesidad de un diálogo entre todos los
cubanos como camino de cambio y que los cubanos dentro y fuera
de Cuba consideramos valores principales e inseparables la
libertad, los derechos, la justicia social, la solidaridad, la
reconciliación y la paz, la soberanía y la independencia
nacional.
He comenzado resaltando estos ideales y posiciones, que no han
sido creados en la actual coyuntura, ni son improvisados, porque
la situación actual llama a todos los cubanos a la reflexión
sobre nuestro futuro, que es una responsabilidad de todos. La
situación de enfermedad del Presidente del Consejo de Estado
Fidel Castro Ruz y su proclama nombrando sustitutos
provisionales para las funciones más importantes del Estado,
constituyen un hecho impactante y nuevo para toda la nación
cubana y también para el mundo. Esas posiciones e ideales
nuestros, que expresamos en el primer párrafo, repetimos, no son
coyunturales ni improvisados, son bien conocidos. Ahora estamos
en un momento nuevo para todos los cubanos y muchos, con
incertidumbre, se preguntan por el presente y por el futuro. No
es serio ocultar esta realidad con frases altisonantes. Todos
somos responsables de lo que ocurra en estos momentos y de sus
consecuencias para la Patria y la nación cubana.
Las autoridades, como cubanos y
parte de este pueblo, tienen una enorme responsabilidad en la
situación actual y si sus pronunciamientos y acciones se
orientan a mantener un ambiente de paz y de respeto a todos los
cubanos, ninguna institutución, organización o ciudadano podrá
entonces sentirse apoyado para usar lenguajes excluyentes u
ofensivos, amenazar o agredir a otros compatriotas, ya que
semejantes actitudes pueden llegar a abusos y violencias que en
nada se corresponden con el ambiente de respeto, tolerancia y
concordia que Cuba necesita y al que los cubanos tienen derecho.
Los cubanos tienen derecho y necesidad de pensar y hablar de su
vida y de su futuro con confianza y serenidad, sabiendo escuchar
y con respeto del prójimo y del orden.
La actuación de la Unión Europea,
Latinoamérica, Canadá, los Estados Unidos de América y el resto
del mundo no debe ser otra que aquella que contribuya a un
ambiente de paz y serenidad entre los cubanos y en el caso en
que les sea posible, al entendimiento y el diálogo entre
cubanos. Cualquier expresión y acción que pretenda definir o
decidir lo que debe ocurrir en Cuba, cualquier otra exhortación
que no sea a la calma y a la paz, puede aumentar las tensiones,
las desconfianzas y los malos entendidos entre cubanos y no es
eso lo que Cuba quiere y necesita. Estamos seguros que este es
el deseo de todos los cubanos, incluyendo a nuestros hermanos
del exilio que están dispersos por todo el mundo y que son parte
inseparable del pueblo cubano, vibran con las mismas
preocupaciones y angustias por Cuba y con las mismas esperanzas
de paz y libertad. No deben confundirse algunas voces que desde
el exilio hacen exhortaciones y pronunciamientos, que a veces
llegan a ser irresponsables, con la de la mayoría de los
exiliados que tienen un espíritu pacífico y que, aunque también
tienen el deseo inmenso y muy justo de reecuentro con su Patria
cuando sea posible por la vía ordenada y legal, ahora priorizan
la necesidad de que en Cuba haya paz y concordia.
Los movimientos cívicos y de la
oposición pacífica tambien debemos actuar, ahora más que nunca,
con responsabilidad y amor para con el pueblo de Cuba, por
encima de estrategias y posiciones políticas particulares.
Aunque creemos que ese es el espíritu de todas las agrupaciones
opositoras, preferimos pronunciarnos sobre la posición de
nuestro Movimiento de manera directa: Nuestra opción y nuestro
llamado es por la paz entre los cubanos, por la serenidad, por
el respeto de todos a todos y a la vida y la dignidad de cada
cubano, por evitar la confusión y las expresiones y acciones que
puedan enfrentar a los cubanos entre sí, por buscar entre todos
el bien para el pueblo de Cuba. Por eso seguimos en disposición
de diálogo con todos y determinados a impulsarlo con nuestros
modestos esfuerzos. Nuestro llamado a los cubanos es a esta
misma responsabilidad y reflexión, a no quedar paralizados por
temores y desconfianza y a practicar este respeto y apertura al
prójimo, con la conciencia de que la suerte de cada cubano y de
cada familia puede ser la suerte de todos. Es momento de
considerarnos todos los cubanos como miembros de una misma
familia, más alla de diferencias y de experiencias, y de tener
la conciencia de que Cuba es el hogar de todos los cubanos,
nuestra casa y que somos un solo pueblo y una misma familia y
debemos estar unidos en un espíritu de libertad y fraternidad.
A Dios nuestro Padre, Señor de la
Historia, encomendamos los destinos de la nación cubana.
Nota para los
españoles:
En este
sentido, España quizás tiene la especial condición de ser amigo
y familia y por eso no debe limitarse solamente a mantener
posiciones prudentes y respetuosas que pueden llegar a ser
distantes y a privar a Cuba, y Cuba somos todos los cubanos sin
exclusión, de ese acompañamiento bueno, que sólo los amigos y la
familia pueden ofrecer en momentos difíciles y cruciales. No
estamos pidiendo que tome el papel que sólo corresponde a los
cubanos, pero no creo que nadie quiera impugnar «injerencia» si
España ahora, sin tanta cautela y sin temores a importunar, se
acerca más, mucho más y dice como solo puede decir la familia:
«aquí estoy, todos pueden contar conmigo». Quién sabe cuán
valioso aporte al entendimiento y la paz entre cubanos pudieran
llegar a dar los españoles, si están cerca y disponibles. Por
supuesto que para que España pueda apoyar la concordia entre los
cubanos, debe haber concordia en España sobre Cuba y espero que
no se convierta en algo más difícil, lograr concordia sobre Cuba
en España, que lograrla aquí entre nosotros.