La
industria de la viveza, que raya en el malandraje hace estragos
en Caracas con una de sus últimas expresiones, la del trajín con
las cédulas que ya están "listas" en la ONI-DEX.
Todos
sabemos que ir a sacar una cédula o buscarla con un comprobante
trae consigo numerosos inconvenientes. Hay que hacer colas desde
la madrugada, suspenden el servicio de una oficina central y lo
pasan a “operativos”, que hay que cazar por toda Caracas.
Después cuando usted los encuentra, reparten solo cien números,
muy temprano, porque “no tienen material”. Suspenden al más
mínimo inconveniente después que la gente tiene horas parada en
fila, bajo el sol o la lluvia. Si va con un niño, para sacarle
sus documentos de identidad, está expuesto al capricho del
funcionario de turno.
Bien, de
eso sabemos las mil y una, porque los periodistas, que sólo
saben sacar las cosas malas de este gobierno, se han ocupado de
eso hasta el cansancio. Pero, todos esos inconvenientes para el
ciudadano común, dejaron la puerta abierta a la inventiva del
venezolano industrioso, para quién todos estos trabajos de
hacerle la cola a otro, de ser gestor de pasaportes, de editar
pasaportes y cédulas falsas en oficinas de extranjería
paralelas, son cosa del pasado.
Ahora, lo
que está de moda es un nuevo método de conseguir real sin
trabajar mucho.
Se trata
de buscarle a usted su cédula sin que usted tenga que moverse de
su silla. Sí, señores.
Ya no hay
que ir al centro de Caracas, donde tiran puñaladas con liguita,
ni acampar tres noches seguidas, sin pegar un ojo. Si usted
trabaja en una oficina por el este y corre la voz, es posible
que casi inmediatamente le llegue una persona ofreciéndose para
“hacerle el favor”. Vía cobro, por supuesto de 150.000Bs.,
100.000, etc. Casi inmediatamente, sus compañeros de trabajo
empezarán a contar sus penas: que a ellos también les falta la
cédula, que les falta el pasaporte de Juanito, que como hacen
para renovar el pasaporte, etc. En ese momento, al único que se
la dan es al que la pidió primero. El gestor oye y calla.
A la
semana siguiente, se le presenta él o un socio a los demás
necesitados, ofreciéndoles que ya tiene la cédula respectiva.
Auténtica. La mismita de la ONI-DEX. Esas mismas que vigilan
ochocientos guardias nacionales y policías en el edificio de la
sede central.
Los
nombres se han cambiado para proteger a los inocentes, pero pasó
tal cual.
A veces
les ocurre como la semana pasada, cuando el gestor se encontró
con una muchachita, jefe de una de las oficinas a la que se le
había perdido el comprobante de una cédula gestionada hace dos
años. Y empieza el regateo. “Por ser para ti, contando que ya la
tengo en mis manos, mi amor, son setenta mil”
“¡Setenta
mil! Mejor quémala. Quémala. Porque para empezar, me iría a
tener que quedar sin comer para pagártela. Imagínate, primero
tiene cédula un guerrillero colombiano que uno. Aquí hay
millones de colombianos que han trabajado toda la vida y no la
tienen, pero Granda sí. Y yo, que soy venezolana de nacimiento,
¡tengo que pagarte a ti setenta mil bolívares! ¡Hay que ver!
Quémala.
“Pero
chica. Yo ya la tengo, es que sacarla es muy difícil”.
Nada, ella
no suelta. El hombre se va.
A la
semana siguiente, después de haber entregado cédulas y
gestionado pasaportes a diestra y siniestra en la corporación se
le vuelve a aparecer a la muchacha un poco más bajito. Le enseña
la cédula de lejos.
“Chama,
¿esta eres tú? Ella casi se la arranca, pero lo pensó mejor,
respiró hondo. Y le dijo.”! ¡Que la quemes!, porque setenta mil
no tengo”.
“No chama,
mira, dame algo que tu sabes que del centro aquí queda lejos y
no he comido”.
Ella lo
ve, mira la cédula, vuelve a verlo y a mirar la cédula. Piensa
en los operativos, en las colas. Respira hondo. Recuerda que
está lejos la quincena y calcula quién le podrá prestar, porque
lo que le quedan son veinte mil bolívares.
Se lanza.
“Bueno vale, lo que tengo son veinte mil”. “Dame acá. Toma
pues.” Y se fue. Agarrando aunque sea fallo.
Por eso la
ONI-DEX, nuestra grandiosa Oficina de Identificación Nacional es
lo más parecido que hay en Venezuela a una vaca lechera.
Imagínense cuantos de sus trabajadores y/o relacionados corren
en este momento por toda Caracas ofreciendo cédulas que nunca
habrían tenido que salir de las oficinas. Cédulas a domicilio,
nacionalizaciones express a quién la necesite, ya sea para votar
o para esconderse del DAS o la DEA, pasaportes a los
necesitados. En realidad, son eficientes, lo que pasa es que no
les han dejado desarrollar todo su potencial.
lucgomnt@yahoo.es

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