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Frente a las nuevas elecciones 
por Oswaldo Alvarez Paz
lunes, 28 noviembre 2005

 

     La situación de Venezuela se agrava minuto a minuto. Al fraude espantoso en que se ha convertido todo el sistema judicial, se une el fraude continuado, de ejecución progresiva, que nuevamente adelanta el “poder” electoral con relación a las elecciones parlamentarias. Está a la vista. Proclamado por muchos, aceptado oportunistamente por otros tantos pero, a Dios gracias, rechazado por la inmensa mayoría de un pueblo que se niega a participar en la farsa. Es mentira que el país esté dividido por mitades entre quienes van a votar y quienes se niegan a hacerlo.

     El problema es de elites. Igual que con lo económico y lo social, es por arriba donde los intereses creados privan sobre lo nacional, la ética y lo moralmente aceptable. Siempre hay excepciones en esos mundos, pero el pueblo está unido. El ciudadano común, chavista y no chavista, está harto de cuanto ve, de cuanto oye y de cuanto ha sufrido hasta ahora. Será protagonista del final de una tragedia a punto de iniciar el octavo año de desarrollo. Se niega a continuar como instrumento dócil de la barbarie que nos gobierna y de unos liderazgos opositores muy por debajo de las exigencias.

     El pueblo venezolano no votará el próximo 4-D. Tiene razón. Fracasarán quienes pretenden debilitar su voluntad con chantajes argumentales que, en definitiva, solo sirven para legitimar la voluntad del régimen de permanecer hasta que le de la gana al señor Chávez. Ocho de cada diez venezolanos consideran que este proceso es probadamente inconstitucional, probadamente ilegal y probadamente fraudulento. Más y mejor de lo iniciado el 15-A del año pasado con el referéndum revocatorio, continuado en los dos últimos procesos. No confía ni en el Consejo Nacional Electoral, inconstitucionalmente designado e integrado, ni en un régimen ineficiente y corrupto, ventajista y violador de elementales derechos y garantías de la gente.

     El pueblo desconocerá, como lo ordena la Carta Magna, la convocatoria, las normas que ha dictado para perfeccionar el fraude y, por supuesto, los resultados que en estas condiciones se anuncien. Lamentablemente, buena parte de la dirección de los partidos supuestamente opositores, no han sabido, o no han querido, leer la voluntad popular claramente determinable. Luchan por espacios menguados para sobrevivir en medio de la crisis olvidando la verdadera razón de ser de políticos y partidos. Unos diputados más o menos, unos votantes más o menos, no cambiarán la ecuación de poder existente. Pero si demostrarán muchas cosas al mundo y a nosotros mismos.

     No participar en este viciado proceso, es la mejor y más extraordinaria forma de hacer, de acabar con el mito de la popularidad del señor Chávez y la capacidad de convocatoria del régimen y de los partidos postulantes. Este pueblo tiene la cara limpia y los ojos bien claros. Que el chavismo convoque a votar. Quienes lo rechazan no lo haremos. La mayoría quedará claramente establecida.

oalvarez@telcel.net.ve

 
 
 
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