Inicio | Editor | Contáctenos 
 

 Webarticulistas

Manuel Malaver

 

Eli Bravo

 

Luis  DE LION

 

Roberto Palmitesta

 

Lucy Gómez

 

Alexis Márquez Rodríguez

 

Ted Córdova-Claure

 

Antonio Sánchez García

 

Aníbal Romero

 

Charles Cholaleesa

 

Agustín Blanco Muñoz

 

 

 

 

Los cuarteles de verano
por Norberto Fuentes
miércoles, 2 agosto 2006

 

Al parecer Fidel no estaba bromeando hace apenas una semana -el pasado 26 de julio- cuando amenazó con vivir cien años, veinte más de los que tiene ahora, pero dejándoles claro a los americanos y al resto de sus enemigos que no pensaba pasárselos gobernando hasta entonces. La noticia (lunes 31 de julio, a las 8,45 PM hora de La Habana) de la operación quirúrgica y de que cedía todos los cargos y responsabilidades a su hermano Raúl y a otros de sus compañeros, demuestra que, más allá del chascarrillo, estamos ante un acontecimiento que tiene todas las pintas de haber sido planificado. Por lo menos la idea le estaba dando vueltas y haciéndosele cada vez más atractiva. Desde luego que si lo metieron de urgencia en el quirófano, por lo que él mismo ha dado en llamar un «accidente de salud», esto fue algo no premeditado, especialmente si tomamos en cuenta su carácter supersticioso. Pero si descartamos la posibilidad de que ya esté muerto, el accidente de salud lo único que hizo fue adelantar la puesta en marcha del operativo. Es más, el tal accidente lo que ha venido a corroborar es lo acertado de tener la contingencia prevista y el plan de respuesta a la mano. La crisis intestinal aguda con sangramiento sostenido no estaba en los cálculos. Son más bien elementos circunstanciales o sencillamente muy bien aprovechados.

El hecho es que la incertidumbre se apoderó de Cuba, de Estados Unidos y del mundo en cuanto la información saltó. Como suele ocurrir con Fidel desde hace cinco décadas, la noticia se puso al tope de los titulares, y él nuevamente en el centro de los hechos mundiales, superando incluso hasta la guerra en el Líbano -aunque tan solo sea por unas horas-. Y como suele ocurrir igualmente en su reino, donde no caben las filtraciones, surgió la duda de si lo informado se rige a la verdad, o es el encubrimiento de una tragedia. Así las cosas, mientras en Miami las calles se vuelven escenario de algarabía y festejos, en La Habana el silencio y corrillos en voz baja se apoderan del escenario.

Yo pienso que Fidel tiene aún bajo control la situación por dos factores, para mí, determinantes. Carlos Valenciaga, miembro del Consejo de Estado y jefe del despacho del gobernante, el hombre que leyó el mensaje, es «un hombre de Fidel» y alguien conocidamente detestado por Raúl Castro, por lo que no habría sido escogido para entregar un comunicado así en caso de que el máximo líder cubano no estuviese al mando, y con su camisa ligera de cuadros y su tranquila expresión adolescente, no era exactamente la imagen de uno de los delfines del castrismo en los funerales de su benefactor. Eso sin contar la forma como está escrito el comunicado, que muestra la mano y estilo de Fidel.

En caso de que la operación se haya hecho el domingo probablemente se esperó a que pasaran los efectos de la anestesia, se despertara y se entendiera que estaba bien, para el siguiente paso: dar a conocer la proclama. (George W. Bush, haciendo campaña política en Miami, fue cogido tan de sorpresa como el resto de la humanidad mientras demostraba lo que entiende que debe ser el mensaje de apertura democrática para la Isla, al reunirse sólo con sus amigotes de las filas más reaccionarias del exilio cubano). Otro elemento lo da el comunicado firmado de puño y letra por Fidel. Primero, deja en la máxima incertidumbre a un país y una región, al anunciar interminables semanas de reposo, y pospone los festejos por sus 80 años, del 13 de agosto, para el 2 de diciembre, cincuenta aniversario del desembarco del Granma. Es decir, cinco meses en que todo el mundo quedará en vilo, a la espera de una resurrección apoteósica.

Por lo pronto la tranquilidad que se respira en La Habana es la habitual, no hay unidades policíacas alrededor de la sección de intereses (de Estados Unidos), no hay tanques desplegados en las calles. Los festejos de Miami por el fallecimiento que ya dan como cierto no tienen ningún significado práctico para sus protagonistas aunque sí es demostrativo de otro acierto estratégico de La Habana: que nuevamente Fidel desplaza a la contrarrevolución hacia el exterior.

¿Saben una cosa? Fidel está vivo y ha cedido el poder y no va a regresar. Y si tal es el caso, se trata de una maniobra perfecta y nos descubre una faceta inédita de su personalidad. Hace lo que nadie pensó que iba a hacer: soltar el poder. La fecha del regreso -2 de diciembre-, da cuatro meses de prueba para el nuevo equipo gobernante de Cuba. Bueno, nuevo en el sentido que Fidel no está al frente del grupo. Eso va a ser un laboratorio. Él le ha dado el poder a Raúl, pero también ha distribuido las tareas mayores en otra gente. Se mantiene vigilante sobre todo lo que está pasando y da al traste con todos los planes de la transición tan llevados y traídos por Miami, la disidencia y los americanos. Igual que cuando don Corleone le cedió en vida el poder a Michael. Él lo aconsejaba, le entrenaba para asumir el poder de la familia y no desaparecía por entero del escenario. De seguir este orden en la secuencia, un día Fidel se va a morir entre los pimientos rojos de su jardincito y mientras corretea detrás de uno de sus nietos. Mas lo que tenemos por lo pronto es que está amortiguando con el comunicado de la noche del lunes no la noticia de su muerte, sino la revelación de que él se ha retirado del poder, y sin disparar un tiro. Fidel ha cedido el poder a Raúl y Raúl también tendrá que cederlo dentro poco. Está ocurriendo lo que Raúl me decía invariablemente que él iba a hacer en un futuro que a fines de los 80 parecía improbable: «Cuando nosotros nos retiremos, nos retiramos, pero siempre con un pie en el estribo. Nosotros nunca nos vamos a apear por completo del carro». Una maniobra muy desconcertante para la oposición, porque los ha derrotado una vez más. Fidel Castro lo que ha hecho es extender y eternizar el régimen.

Una última cosa. Fidel vio el derrumbe de Batista y supo del derrumbe de Machado y sabe que si la exaltación callejera que se vive en Miami se produce en La Habana, esto le cuesta el cuello a toda su familia, a su mujer y a sus hijos, a su hermano y a todos sus seguidores más cercanos. Ahora los está protegiendo con la maniobra, y dando un margen de tiempo para que las cosas se asienten. La presión sobre él, personal y física, disminuirá con el paso de las semanas. Él sigue estando vivo dentro de su entorno, en condiciones favorables de seguridad, de tranquilidad, mientras los otros van a empezar a llevar las riendas del poder. Para un líder revolucionario de sus características es muy difícil abandonar las estructuras de su establecimiento. Sobre todo por lo que para él significa abandonar el mando, que es la muerte, tal y como sus enemigos se han encargado de proclamar durante casi medio siglo.

Fidel ha cedido el poder y es definitivo. ¿Quién nos lo iba a decir?

 *

  Artículo publicado en el diario ABC, 2 agosto 2006

 
 
© Copyright 2006 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.