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Entre Nariño y Miraflores
por Luis  DE LION
miércoles, 19 enero 2005

 

Desde que se inició la crisis a raíz del caso Granda, hemos sido testigos colombianos y venezolanos, de como a través de dos estilos y formas distintas los respectivos gobiernos han tratado el conflicto en cuestión. Maneras diametralmente opuestas, tanto en la comunicación como en el ejercicio de la diplomacia, y ello podría justificarse por el hecho que Uribe y Chávez se oponen por naturaleza, dos ideologías, dos visiones del mundo, dos presidentes que solo tienen en común el idioma español.

 

Desde la Casa de Nariño parecieran tener una estrategia bien diseñada, el caso Granda no les ha tomado por sorpresa y con una táctica minuciosa y un estilo cartesiano han ido soltando sus comunicados. Todo lo contrario sucedió del lado de Miraflores, ya que Chávez sin duda fue sorprendido por el caso, y mientras se traza una estrategia, se van dando tumbos en una confusa táctica, a decir de la inofensiva exigencia de disculpas públicas, así como del indeterminado rompimiento de relaciones comerciales con el vecino país, que si bien es un golpe bajo para la economía colombiana, las partes afectadas tanto de un lado como del otro no entienden el alcance de la medida chavista.

 

Así mismo, al estallar la crisis Uribe entró en contacto con los ex presidentes colombianos, de manera de consultar sus opiniones, así como para obtener los respectivos respaldos. En cambio, Chávez no ha consultado a ningún ex presidente, ni ex ministro de exteriores venezolano, siéndole de esa manera fiel a la esencia y estilo unipersonal que copiara del régimen cubano.

 

Una nota negativa de parte de Colombia lo constituyeron las declaraciones de su Ministro de la Defensa sobre el pago de una recompensa, comentario que cayó muy mal en Venezuela (no sé por qué), tanto fue el alboroto que el propio Ministro ha puesto su cargo a la orden de ser necesario. En igual medida, Venezuela hizo señalamientos condenables a través del inefable José Vicente Rangel, un hombre de una torpeza diplomática solo comparable con la de Donald Rumsfeld; la asimilación del caso Granda, con la operación Cóndor que el vicepresidente hiciera deja entrever una enorme miopía histórica y claro está que nadie espere que el vicepresidente ponga su cargo a la orden.

 

En cuanto al tono de los comunicados y declaraciones, el mismo ha sido retador de ambos lados. Los comunicados de la Casa de Nariño, desafían a Chávez por cuanto Colombia debe poseer pruebas que sustentan su discurso, el cual de seguir su marcha le hará aún más daño a la deteriorada imagen del gobierno chavista.  

 

En cambio el discurso chavista, además de retador, es altanero por naturaleza. En fin, un estilo irrespetuoso de las normas y el protocolo, del cual ya estamos tan acostumbrados, que hoy en Venezuela nadie se pregunta si la Cancillería emitió la usual nota de protesta ante el gobierno colombiano, acción ésta que tradicionalmente debe preceder – si es el caso - al retiro del embajador.

 

Así las cosas, el gobierno colombiano buscando ponerle fin al conflicto, ha propuesto una cumbre presidencial, Chávez a los mismos fines propone un bucólico paseo en pareja. Y si bien, en las últimas 24 horas la tensión parece ir descendiendo, mientras llueven las propuestas de mediación, ambos países parecen volver a sus asuntos internos, y Uribe, quien se perfila hacia la reelección declara que su problema es con las FARC y no con Venezuela; y por su parte sin desmarcarse de la guerrilla y queriendo hacer olvidar la montaña de problemas y cangrejos que asfixian su administración, Chávez no tiene mejor idea que convocar a una marcha para mostrar repudio a la supuesta violación de la soberanía, justo el día en que con antelación la oposición tenía previsto manifestar, de esa manera en Venezuela no debería a nadie quedarle dudas sobre el uso político que Chávez hace de la actual crisis con Colombia.

 

Dicho esto, ante el silencio opositor venezolano pareciera que estos le subarrendaron su vocería a la Casa de Nariño, lo cual favorece a Miraflores y ni hablar del favor que le hacen las recientes declaraciones de Condoleeza Rice. Chávez hábilmente se está arropando con la bandera de la soberanía nacional, y ya verán que las imágenes de la marcha que desde Miraflores se prepara con pancartas anti Bush le darán la vuelta a la región, para felicidad de las FARC y de Margarita López Maya y su grupete de intelectuales chuleta.

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