Desde
que se inició la crisis a raíz del caso Granda, hemos sido
testigos colombianos y venezolanos, de como a través de dos
estilos y formas distintas los respectivos gobiernos han tratado
el conflicto en cuestión. Maneras diametralmente opuestas, tanto
en la comunicación como en el ejercicio de la diplomacia, y ello
podría justificarse por el hecho que Uribe y Chávez se oponen
por naturaleza, dos ideologías, dos visiones del mundo, dos
presidentes que solo tienen en común el idioma español.
Desde la Casa de Nariño parecieran tener una estrategia bien
diseñada, el caso Granda no les ha tomado por sorpresa y con una
táctica minuciosa y un estilo cartesiano han ido soltando sus
comunicados. Todo lo contrario sucedió del lado de Miraflores,
ya que Chávez sin duda fue sorprendido por el caso, y mientras
se traza una estrategia, se van dando tumbos en una confusa
táctica, a decir de la inofensiva exigencia de disculpas
públicas, así como del indeterminado rompimiento de relaciones
comerciales con el vecino país, que si bien es un golpe bajo
para la economía colombiana, las partes afectadas tanto de un
lado como del otro no entienden el alcance de la medida chavista.
Así mismo, al estallar la crisis Uribe entró en contacto con los
ex presidentes colombianos, de manera de consultar sus
opiniones, así como para obtener los respectivos respaldos. En
cambio, Chávez no ha consultado a ningún ex presidente, ni ex
ministro de exteriores venezolano, siéndole de esa manera fiel a
la esencia y estilo unipersonal que copiara del régimen cubano.
Una nota negativa de parte de Colombia lo constituyeron las
declaraciones de su Ministro de la Defensa sobre el pago de una
recompensa, comentario que cayó muy mal en Venezuela (no sé por
qué), tanto fue el alboroto que el propio Ministro ha puesto su
cargo a la orden de ser necesario. En igual medida, Venezuela
hizo señalamientos condenables a través del inefable José
Vicente Rangel, un hombre de una torpeza diplomática solo
comparable con la de Donald Rumsfeld; la asimilación del caso
Granda, con la operación Cóndor que el vicepresidente hiciera
deja entrever una enorme miopía histórica y claro está que nadie
espere que el vicepresidente ponga su cargo a la orden.
En cuanto al tono de los comunicados y declaraciones, el mismo
ha sido retador de ambos lados. Los comunicados de la Casa de
Nariño, desafían a Chávez por cuanto Colombia debe poseer
pruebas que sustentan su discurso, el cual de seguir su marcha
le hará aún más daño a la deteriorada imagen del gobierno
chavista.
En cambio el discurso chavista, además de retador, es altanero
por naturaleza. En fin, un estilo irrespetuoso de las normas y
el protocolo, del cual ya estamos tan acostumbrados, que hoy en
Venezuela nadie se pregunta si la Cancillería emitió la usual
nota de protesta ante el gobierno colombiano, acción ésta que
tradicionalmente debe preceder – si es el caso - al retiro del
embajador.
Así las cosas, el gobierno colombiano buscando ponerle fin al
conflicto, ha propuesto una cumbre presidencial, Chávez a los
mismos fines propone un bucólico paseo en pareja. Y si bien, en
las últimas 24 horas la tensión parece ir descendiendo, mientras
llueven las propuestas de mediación, ambos países parecen volver
a sus asuntos internos, y Uribe, quien se perfila hacia la
reelección declara que su problema es con las FARC y no con
Venezuela; y por su parte sin desmarcarse de la guerrilla y
queriendo hacer olvidar la montaña de problemas y cangrejos que
asfixian su administración, Chávez no tiene mejor idea que
convocar a una marcha para mostrar repudio a la supuesta
violación de la soberanía, justo el día en que con antelación la
oposición tenía previsto manifestar, de esa manera en Venezuela
no debería a nadie quedarle dudas sobre el uso político que
Chávez hace de la actual crisis con Colombia.
Dicho esto, ante el silencio opositor venezolano pareciera que
estos le subarrendaron su vocería a la Casa de Nariño, lo cual
favorece a Miraflores y ni hablar del favor que le hacen las
recientes declaraciones de Condoleeza Rice. Chávez hábilmente se
está arropando con la bandera de la soberanía nacional, y ya
verán que las imágenes de la marcha que desde Miraflores se
prepara con pancartas anti Bush le darán la vuelta a la región,
para felicidad de las FARC y de Margarita López Maya y su
grupete de intelectuales chuleta.
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