"Resulta
irónico, visto el ataque constante de Chávez a la globalización,
que uno de sus principales componentes - la democracia - fuera
el que le permitiera convertir siglos de humillación étnica y
odio en un poderoso instrumento político”. Esta es una de las
observaciones sobre el proceso venezolano que hace la profesora
de derecho en la Universidad de Yale, Amy Chua, en su libro
El mundo en llamas (Ediciones B, 2003) donde teje las
similitudes entre los movimientos etnonacionalistas de Zimbabwe,
Yugoslavia, Rusia, Bolivia e Indonesia, entre otras naciones.
Para Chua, quien decidió escribir el
libro luego que su abuela china fuera asesinada en Manila por su
chofer filipino, la combinación de libre mercado y democracia
que receta la globalización, y especialmente Estados Unidos, es
una bomba de tiempo. En aquellos países donde existe una minoría
étnica dominante, las reformas democráticas liberales suelen
reforzar el poder y riqueza de las élites mientras que las
mayorías empobrecidas quedan excluidas. Las reacciones a este
cóctel de explosiva inestabilidad pueden ser tres: la elección
democrática de un gobierno populista y anti-mercado (Venezuela)
la reacción contra la democracia para formar gobiernos
capitalistas indígenas apoyados en el amiguismo con las élites
(Filipinas) o la violencia genocida (Rwanda). En todos los casos
el resultado ha sido socialmente traumático y económicamente
negativo
¿Qué
es esto de la identidad étnica? El tema es controversial y no
acepta un solo enfoque. Chua lo define como “una clase de
identificación grupal, una sensación de pertenecer a un pueblo,
que se experimenta como una forma de parentesco muy amplia”. La
subjetividad permite que se mezclen factores culturales,
religiosos, geográficos, económicos o de raza. Es por ello que
la identidad étnica “puede ser a la vez producto de la
imaginación humana o estar grabada en lo más recóndito de la
historia” y será manipulada según los intereses de los líderes
para crear odio y resentimiento de los grupos “nacionales”
contra los “forasteros”
En
este libro fascinante y polémico se busca demostrar que mientras
las naciones desarrolladas occidentales tuvieron un proceso
democrático gradual y un capitalismo moderado, la recomendación
de hacer reformas aceleradas en los países pobres ha traído una
reacción contra la globalización, y especialmente contra Estados
Unidos, que es percibido como la minoría dominante del planeta.
Convencida de que a largo plazo la democracia y el libre mercado
son las vías para el desarrollo, Amy Chua sugiere crear
condiciones que nivelen el terreno de juego con educación e
igualdad de oportunidades, lograr que las mayorías participen de
los beneficios del mercado, hacer de la democracia algo más que
un gobierno de las mayorías y crear instituciones autónomas con
mecanismos de prevención para el odio étnico.
¿Demasiado tarde para poner las barbas en remojo?
ebravo@unionradio.com.ve
|