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Una ONU para Chávez
por Manuel Malaver
miércoles, 27 septiembre

 

No ha merecido suficiente atención la propuesta de Chávez de mudar la sede de la ONU a alguna capital de América latina como La Habana, Caracas, o La Paz; o en su defecto, proceder a fundar una nueva ONU que se convierta en una alternativa de la otra, y sea un organismo que “sí” represente los intereses de los países pobres del mundo y de los pueblos del Sur.

        Fíjense que dijo “La Habana, Caracas y La Paz”, y ni por casualidad mencionó a Ciudad México, Ciudad de Panamá, Bogotá, Lima, Santiago, por no citar sino unas pocas de las capitales que por “pobres y sureñas” también merecerían estar en la lista del reformador.

        Pero pienso yo que debe ser porque son sedes de gobiernos democráticos y plurales, abiertos a las más amplias y activas influencias, y difícilmente disponibles para permitir que una ONU alternativa sea algo así como un anfiteatro donde Chávez, alguno de los hermanos Castro, y Evo Morales monten espectáculos como el que hace unos días vimos en Nueva York.

        O lo que es lo mismo: que la preocupación del caudillo venezolano por los “países pobres” y “pueblos del Sur” no llega sino hasta tres gobiernos confesamente de izquierda y revolucionarios, militantes del socialismo más ripioso y  anacrónico y empeñados en que la buena nueva del neopopulismo y el autoritarismo se haga oír por el mundo.

        De modo que ya veremos a la ONU alternativa transformada en una suerte de púlpito, podium o estrado desde el cual solo se oirán la voces de Chávez, Morales y alguno de los Castro y siempre para cantar las glorias del socialismo de los siglos XX y XXI y caerle a piñazos verbales a enemigos, indiferentes y neutrales  que duden de profetas tan imparciales.

        Pero no solamente para tan importante obra catequística habrá nueva ONU, sino también para que los últimos vástagos del socialismo mundial y latinoamericano encuentren el respaldo internacional necesario en su obra de salvación de la humanidad, la refundación de las repúblicas y la continuidad de la cruzada que desaparecerá de la faz de la tierra al capitalismo, el imperialismo y los Estados Unidos.

        Porque no debe olvidarse que en la ONU alternativa también estarán representados el Irán de Ahmadinejad, la Siria de Bachar al-Asad, el Zimbabwe de Mugabe, la Corea del Norte de Kim Jong Il, el Miammar de los militares, y quien sabe si hasta el Afganistán del Mula Omar, El Líbano de Hassan Nasrallah, la Colombia de la Manuel Marulanda, el México de López Obrador y el Perú de Ollanta Humala.

        En breve, todos los estados socialistas y forajidos establecidos y por establecerse, de modo que esta entente del bien, la justicia y el hombre nuevo pueda ponerse al abrigo de las sanciones que la otra ONU,  la de los países democráticos, plurales y civilizados, insista en imponerle.

        Y por esa vía aterrizamos en el fin práctico y de explosiva actualidad de la proposición chavista, ya que si a simple vista podría parecer que de lo que se trata es de ampliar el escenario donde Chávez y sus compinches tendrán de ahora en adelante sus shows, básicamente estamos frente a una medida de alta política mediante la cual los al margen de la ley, se crean su propia ley.

        Sobre todo en circunstancias de que el novo orden no podrá marchar sin un ordenamiento jurídico en el cual, aparte de la propiedad colectiva, el pensamiento único y el partido único, la inamovilidad de los funcionarios,  y la presidencia vitalicia, se resuelva el problema de la sucesión que no puede estar sujeta a improvisaciones, sino a leyes que especifiquen quien es el heredero del trono después la muerte de su legítimo dueño.

        O sea, que nada de lo que pasó recientemente en Japón con la Ley Sálica y la prohibición de que las mujeres puedan asumir la conducción del país, sino algo más flexible como la tradición inglesa en la cual pueden heredar, tanto hombres, como mujeres.

        Es lo que parece   sucederá en Corea del Norte con la posible sucesión de Kim Jong Il por su hija mayor, y con Raúl Castro -si se confirma que sucederá a Fidel- con una hija que se dice es una jurista con innegables dotes presidenciales y sucesorales.

        Y ¿por qué no? en Venezuela, el país de las misses, donde, aparte de mujeres muy bellas, también las hay inteligentes y con unas ganas inmensas de mandar.

        Dejemos entonces a la nueva ONU legislar y apoyar a las nuevas legislaciones, esas que a través de socialismo del siglo XXI nos regresarán a la Edad Media.

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  Artículo publicado en el vespertino El Mundo, 27 septiembre 2006

 
 
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