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La FAN, PDVSA y el fraude electoral
por Manuel Malaver
domingo, 12 noviembre 2006

 

Negar que la insistencia de Chávez en gritar que la “FAN es roja, rojita” no busca otra cosa que torcerle el brazo a la alta oficialidad militar para que lo acompañe en cualquier aventura antes, en o después del 3 de diciembre, es una ingenuidad que salta sobre la evidencia de que para el teniente coronel permanecer en el poder es la única opción ahora que hasta un gobernador sin demasiado training ni conocimiento de la política nacional, es capaz de ponerle el país patas arriba.

        Empeño que también vale para PDVSA,  debe agitarse tras el trauma del paro petrolero de diciembre del 2002, y obliga a pensar que Chávez tiene motivos para sospechar que, llegado el caso, no es imposible que los mismos gerentes y empleados que hoy visten franela y boina rojas, sean los primeros en promover una huelga que contenga cualquier intento de desconocer el resultado electoral.

        De modo que miedo o sospechas de que la FAN y PDVSA no están del todo convencidas para arriesgarse a aventuras como el “socialismo del siglo XXI” y la presidencia vitalicia, es la clave para comprender los últimos aspavientos chavistas y también para establecer cuál será el rumbo del país si Chávez gana o pierde las elecciones del 3 de diciembre próximo.

        Por eso debe admitirse que ni el discurso de Chávez en el Círculo Militar del martes antepasado, ni la intervención de Rafael Ramírez dos días después en unas instalaciones de PDVSA en Caracas, respondieron a inspiraciones no consultadas ni estructuradas, sino   más bien fueron la respuesta a urgencias que señalan “peligro” en  caso de que algunas variables se escapen de control.  

        Digamos que fueron  la antesala para dar inicio a  la campaña de una “FAN y la PDVSA rojas, rojitas”, y un globo de ensayo para descubrir quiénes son los oficiales de la FAN y los gerentes de PDVSA reacios a inscribirse y participar en la nueva agenda.

        Pero también indicios de que, tanto los oficiales de la FAN, como los gerentes y personal de PDVSA, son  bastiones que no terminan de rendírsele al también líder del socialismo autóctono e indoamericano y pichón de dictador.

        Y es que sin una FAN y PDVSA “rojas, rojitas”, no hay revolución ni socialismo que valga, pues en cualquier momento son las llaves “inglesas” que pueden darle vuelta a la tuerca del proceso.

        Por eso en este momento enrojecerlas, teñirlas, encarnarlas,  pero para después desaparecerlas -o por lo menos para abstraerlas de su función democrática y constitucional- es fundamental, claro que cuidando   que la primera pase a ser la guardia pretoriana que tanto necesita Chávez, y la segunda se convierta en  una suerte de pulpería en la cual quince y último  los “bolivarianos” se presenten a retirar tanto efectivo, como  mercancía.

        Pero sería ingenuo pensar que la estrategia de la FAN y la PDVSA “rojas, rojitas”, se reduce a estas dos instituciones y no es el centro de una ofensiva que busca  postrar a Venezuela a la fuerza e imperio de una revolución que está decidida a recurrir a lo que sea con tal de mantenerse en el poder.

        Véase a este respeto el uso de los ingentes recursos del estado petrolero para la compra directa y descarada de adhesiones electorales que buscan inclinar la balanza a favor de Chávez en las elecciones del 3 de diciembre.

        En este orden de ideas debe decirse que el fraude empieza antes de las elecciones mismas, y que tal como sucede con el REP, las máquinas captahuellas y los cuadernos electrónicos, se trata de recursos que inhiben, desvían o adulteran el voto para que no queden “dudas” de que Chávez ganó

        De ahí que el papel del actual CNE chavista (todo rojo, menos en la presencia de Vicente Díaz), no es solo cuidar de mantener las condiciones que facilitaron el fraude en el referendo revocatorio del 2002, sino también de aparecer como imparcial, transparente y confiable, como el árbitro que después de pronunciar su veredicto no conoce otra instancia que la de la aceptación.

        Por eso no se cansan de repetirlo Chávez y Rangel: lo que queremos es que Rosales se comprometa a respetar el veredicto tal como ya seguramente ha sido redactado en Miraflores y refrendado en el CNE.

        O lo que es lo mismo: que votos comprados en una operación clientelar sin precedentes en ningún tiempo y país, X FAN y PDVSA neutralizados con el cuento de que son “rojas, rojitas”, X veredicto del CNE que tiene una directiva constituida por cuatro miembros del gobierno y uno de la oposición = fraude en las elecciones del 3 de diciembre del 2006.

        Y es ahí donde pienso que la masiva participación electoral de la oposición en las elecciones de diciembre, no  solo no debe aislarse de las denuncias del fraude que cada día se ve como más probable y amenazante, sino que igualmente debe contar con un mapa que particularice los tramos, pasos y instancias que camuflan la operación.

        Pero muy en especial con referencia al fraude preelectoral, que no es solo el que puede venir agazapado en el REP, las captahuellas y los cuadernos electrónicos, sino en la compra generalizada de votos que  sigue al clientelismo, las misiones, las políticas sociales y a todo cuanto se refiere a un candidato como Chávez que no es solo que tiene al bolsa a reventar, sino que está dispuesto a compartirla con cualquiera que le garantice respaldo en sus designios.

        Se trata por supuesto de una de las innovaciones que le impuso a la estrategia marxista de toma del poder ,la caída del muro de Berlín, y el colapso del socialismo real y del imperio soviético, que ya sabemos introdujo variables a la doctrina y el camino a tomar para hacerla realidad.

        Así, por ejemplo, con Chávez se inicia en Venezuela la variante por la cual los marxistas de siempre ya no acceden al poder a través de la guerra de guerrillas, los golpes de estado o las insurrecciones populares, sino por la vía de procesos electorales que culminan con el triunfo de unos candidatos que no tienen ningún empacho en ganarse a los electores ofreciéndoles lo que sea para que los secunden en su acceso al poder.

        Y después de este acto fundacional, recurrir a los artilugios para ir desmantelando la democracia, ahogar sus instituciones, negar los derechos que le dan sustento y razón de ser, e ir estableciendo un sistema de gobierno excluyente, totalitario, monopartidista y violento que abone el camino para el regreso de Lenin, Stalin, Mao,  Castro y CIA.

        Pero en lo que se quedaron cortos aún los filósofos más acuciosos y suspicaces de las trampas y atajos que pueden ofrecer la política y  la historia post guerra fría, fue en auscultar que en manos de los Chávez la perversión de las instituciones democráticas llegaría al clientelismo más abyecto, como ni siquiera lo habían practicado populistas como Perón, Velazco Alvarado, Milosevic y Fujimori, pues corrompiendo de manera cazurra a los electores, era evidente que se podía pasar a la fase subsiguiente de hacer innecesaria a la democracia.

        Otra argucia del neototalitarismo que por lo aparentemente “legítima”, encuentra pocas brechas por donde denunciarla y condenarla, pero que es la misma que en este momento implementa Néstor Kirchner en la Argentina, trata de establecer Evo Morales en Bolivia y hubieran seguido Ollanta Humala en Perú y Andrés Manuel López Obrador en México si el electorado de esos países no se hubiera opuesto a sus planes.

        ¿Pero será el caso de Venezuela cuyos sectores más pobres se hunden más en la pobreza según Chávez dice que los apoya? ¿Será lo que veremos el 3 de diciembre con el bazar que Chávez ejecuta hasta 3 veces diarias para comprar votos y voluntades? ¿Podrán los electores venezolanos derrotar el fraude aun antes de las elecciones mismas?

        Es la gran incógnita, pero  que como incógnita no nos deja otro recurso que apostar todo a la recuperación de la democracia, la libertad y el estado de derecho en Venezuela.

 
 
 
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