No
puede negarse que hasta el viernes primero de septiembre el
director de CONATEL, Alvin
Lezama, pasó por ser un
revolucionario duro, pero imparcial; radical, pero respetuoso de
la ley.
Y
sorprendía verlo con su pinta de funcionario civil pero que con
un cuartel en la cabeza, mandando a investigar televisoras por
acá, o llevándose unas microondas por allá, pero jamás sin
dejar de echar mano a los artículos de las leyes y reglamentos
que según él autorizaban sus acciones, y leyéndolos con una voz
de locutor educada para la promoción de detergentes o de médium
que intermedia comunicaciones desde el más allá.
Porque
es que en eso de revolucionarios que se lo tomaban en serio,
quizá ninguno como Alvin
Lezama, siempre circunspecto,
ceñudo, mirando de reojo y deslizando que primero pasarían sobre
su cadáver antes que permitir que oficialistas y opositores
violentaran la ley.
O sea,
todo un apóstol del “caiga quien caiga”, y del “investigar hasta
las últimas consecuencias” que, a pesar de saberse había estado
en las conspiraciones del 92 y de ser un militante del MVR,
soltaba la duda de que podía tratarse de esa
avis raris que se convierte en
la excepción de la regla.
Ah,
pero llegó el fatídico viernes primero de septiembre, día del
regreso al país del presidente Chávez después de un viaje de 12
días por Asia y África, y se ve que el grave, el circunspecto,
el imparcial, el objetivo, Alvin
Lezama, no resistió y decidió
desfilar con boina y camisa roja, con kit
de manifestante y porte de talibán,
como un tupamaro cualquiera.
Ruptura
del canon, del protocolo, del reglamento que uno podía sospechar
lo haría algún día, pero con algún recato, buscándose un
pretexto rebuscado pero credible, y
no lanzándose por la calle del medio, quitándose la careta,
derrapándose, desbaratándose, y diciéndole al canal 8, sin que
nadie se lo preguntara y como para que lo oyera todo el país,
que estaba ahí como revolucionario, como militante del proceso y
feliz de haber venido a confundirse con los cientos de miles que
participaban en aquel zafarrancho.
Transgresión, además, de la información “objetiva, veraz y
oportuna” ya que con solo darse una miradita por los
alrededores, el intérprete y fiscal de la Ley Mordaza que
también llaman Resorte, se habría dado cuenta que se trataba de
una manifestación de no más de 15 mil personas.
Pero
nada que contuviera al director de CONATEL, entusiasmado y
orgulloso como estaba de ser un cronista de primera en lo de
certificar que el viaje No. 400 del presidente Chávez había sido
todo un éxito, que de China, Malasia, Angola y Siria no lo
querían dejar venir, y le rogaban que enviara expertos para
que guiaran a sus pueblos en la aplicación de las pautas y
principios del socialismo del siglo XXI.
De modo
que ya se sabe dentro y fuera de las fronteras nacionales, ya
conocen venezolanos y extranjeros, ya pudieron verlo en la OEA,
la ONU y la EU de que se trata cuando se habla de la Ley Mordaza
o Resorte, y como el funcionario que debe velar al más alto
nivel por su cumplimiento, es un revolucionario
ideologizado, militante del proceso
y adorador del presidente Chávez cuya misión, no solo en
CONATEL, sino en este mundo, es trabajar por la liberación de la
humanidad.
Lo
estamos viendo en este momento, cuando usurpando funciones que
le competen al CNE y haciéndose eco de una denuncia salida de
los laboratorios de guerra sucia del comando de campaña de
Chávez, está “visitando” medios como
Globovisión y el RCTV, para complacer al jefe que acaba
de recorrer el mundo y debe saber, después de tanto tiempo, que
cuenta aquí con funcionarios que velan por los intereses del
proceso y están dispuestos a dar lo que sea por defenderlo.
Incluso
a hacer el ridículo, demostrar que si no se es un Juan Barreto,
no es porque falten ganas ni vocación, sino porque todo tiene su
tiempo.
Que va
a llegar y puede estar llegando, si es que la candidatura de
Manuel Rosales sigue creciendo y contarse en las elecciones de
diciembre puede ser un riesgo más grande que darle un palo a la
lámpara.
¿Entonces para qué el Alvin
Lezama de la voz engolada y con su
porte de funcionario serio,
circunspecto, ceñudo y escrupuloso apego a la ley?
¿No es preferible tomar el camino de
Maquiavelo, copiado por Barreto, que recomienda que los
males, si se ejecutan temprano, mejor?
Final
que puede ser una exageración ¿pero no es verdad que lo de
Alvin Lezama
es como para ponerse a elucubrar?