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Chamberlain Mc Coy - por Lucy Gómez    sábado, 26 febrero 2005
 

Jennifer Mc Coy llegó a revisar en Caracas los resultados de su versión de la política de paz en nuestros tiempos, al precio que sea, que es uno de los objetivos de la organización que representa. Ella es un Chamberlain (1) con faldas, porque cree a pie juntillas, como el primer ministro inglés anterior a Winston Churchill, que con el apaciguamiento de los demonios se evitan las guerras, así sean mundiales.

 

Como los venezolanos tenemos nuestra propia versión sobre la clase de paz que existe en Venezuela y a quién beneficia este similicuire de paz, su visita es por lo menos polémica. Exacerbó las iras de los venezolanos de oposición que se creen estafados gracias a la ayuda del Centro Carter al gobierno en el referendo revocatorio y   alegró a los chavistas, que vieron con no disimulada alegría, como una norteamericana, académica y representante de una ONG respetada, se retrató sonriente al lado de todos sus líderes y altos funcionarios, dándole un espaldarazo al “proceso”.

 

Me parece que ella actúa con la misma frialdad de un entomólogo frente a una mariposa que va a clavar en un álbum. Le encantan los colores, el aleteo, las antenitas, pero igual la clava porque hay que saber como funciona. Mc Coy nos estudia,  para ver frente a frente como fue que nos  modificó en un año,  la inmensa tolerancia, complacencia y complicidad de la organización que representa  hacia nuestro “sistema de poder dominante”, donde se intimida al poder judicial, se monta un show con las elecciones para ganarse la aprobación de la comunidad internacional, inclinando el campo de juego electoral a su propio favor para asegurar la victoria, utilizando aquí las mismas  palabras que usa en sus análisis,  redactados  un año antes del revocatorio (2).

 

Es notorio por su actitud, que justifica la existencia de este tipo de regímenes, que no son para ella ni democracias ni dictaduras, siempre que en el continente se garantice un equilibrio social, que es precisamente lo que chequea. Está certificando que la oposición se cala persecuciones policiales y laborales, que hay una juventud venezolana en el exilio político y económico, que como ella misma dice se ha intensificado la confrontación, pero que todo está en los límites tolerables, porque aún no nos hemos caído a tiros.

 

Es decir, lo que convalidó su organización en el revocatorio, aunque fueron violaciones a normas éticas y legales, intolerables en las sociedades democráticas tradicionales, se permite y justifica que funcione aquí por “nuestro bien”.

 

Igual que César Gaviria, el  ex secretario general de la OEA, que dijo una cosa en Caracas, donde saludó y confirmó  la victoria del chavismo y otra antes de entregar el cargo, admitiendo que en otra democracia, esas elecciones habrían sido anuladas por fraudulentas.

 

La lección que podemos sacar para no seguirnos quejando inúltimente, es que para el caso Venezuela   funciona una razón de estado de quiénes en un momento dado tienen poder sobre nuestros destinos.  Por más que Jimmy Carter, Jennifer Mc Coy, César Gaviria, Condolezza Rice o Hugo Chávez nos digan que se están rigiendo por determinados principios legales e históricos, democráticos o socialistas, al final de la historia trabajan en beneficio de sus propias ideas sobre lo que “conviene” en determinado momento. Y esos conceptos de democracia o socialismo, por más que nos los pinten de color rosa, pueden ser absolutamente contrapuestos a nuestros intereses como personas o como ciudadanos de esta nación.

 

Como   tema de estudio internacional, es inútil irritarnos porque estudiosos como Jennifer Mc Coy vengan a constatar como va el experimento, nos vean con interés y hasta simpatía igual que a las mariposas o a las arañas.

 

“Que raras, que bonitas, veamos como les sienta que les quiten un poco de aire... ¿seguirán viviendo? ¿Cuántos minutos duran si se los quitamos todo?

 

¿Morderán si se ven muy mal? ¿O morirán dulcemente?

 

No dejo de pensar que un experimento parecido llevado a cabo por ciertos alemanes, dio resultado, porque millones de personas murieron sin morder.

 

Lo único malo es que como exterminaron a la gran mayoría de   las ovejas judías, dejaron vivas solo a la versión guerrera de la especie, a la que algunos se tienen que calar ahora, ex ovejas armadas hasta los dientes, que entienden violentamente el tema de la supervivencia.

 

Hay un doble y triple lenguaje académico, político y militar, para que la gente corriente no sepa de que le están hablando y lo que planean hacer con ella.

 

Es lo que hace que Jennifer Mc Coy llame “sistema de poder dominante”, a lo mismo que un caraqueño de a pie, a quién le niegan trabajo, identificación y justicia porque firmó contra Chávez, llama dictadura.  Que lo que Eliécer Otaiza llama “estado general de sospecha” sea simplemente una ola de allanamientos. Que el Fiscal General hable de día festivo cuando no quiere pagarle un día a los empleados de la fiscalía, para diferenciarlo de lo que la ley   llama día feriado.

 

En fin, que el bien nuestro es no hacer olas, según Carter y Mc Coy y además, hacerles la caridad de no inquietarles la conciencia. Hay que ser buenitos, sonreírles y agradecerles, porque la idea es llevarnos a nosotros, pobres salvajes, poco a poco por el camino del bien, a costa de tolerar unas cuantas, pequeñas y tolerables ilegalidades y atropellos. ¡Cuan buenos son! ¡Que agradecidos debemos estar que nos tengan como tema de estudio y acción!
 


 

Notas
 

1) Neville Chamberlain, fue nombrado Primer Ministro del Reino Unido en 1937.  Enfrentado al expansionismo nazi, aplicó la denominada política de apaciguamiento. Esta política, que entroncaba con la tradicional postura británica favorable a la revisión del Tratado de Versailles, culminó con el Pacto de Munich en septiembre de 1938.

Tras su firma, Chamberlain regresó a Gran Bretaña siendo aclamado como un héroe. De esa época se recuerda su frase “Paz en nuestros tiempos”.  La subsiguiente invasión alemana de Checoslovaquia mostró lo errónea que había sido su política.  Chamberlain rectificó y fue él quien declaró la guerra a Alemania tras la invasión de Polonia. La invasión de Francia en mayo de 1940 precipitó su sustitución por Winston Churchill. Pocos meses después falleció.  Tomado de www.historiasiglo20.org

 

2)  Los términos utilizados en este artículo, atribuidos a la profesora Mc Coy fueron tomados del excelente artículo Jennifer regresa a la zona gris, de Milagros Socorro, publicado el jueves pasado en El Nacional, donde glosa el trabajo  : Venezuela en la zona gris: desde el pluralismo ineficaz hacia el sistema de poder dominante”  publicado por Myers y Mc Coy. Revista Politeia. Instituto Estudios Políticos UCV. Mayo 2003.

  lucgomnt@yahoo.es      

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