Antes del 3 de diciembre de 2006 se hallarán algunos de los 100.000 fusiles de alta potencia recién adquiridos de Rusia, en manos de los paramilitares oficialistas (Círculos Bolivarianos, reservistas, etc.).

Paralelamente existirá también un 85 % de ciudadanía que se opone diametralmente a este gobierno (gobierno que se prepara, a todas luces, para ejercer una definitiva y rasante agresión contra esa verdaderamente molesta y peligrosa oposición).

¿Qué hacer?

Como guerra avisada no mata soldado, lo mejor será adelantarse a los planes de represión del Estado bolivariano y comenzar, al margen de la batalla por unas elecciones limpias y un candidato único, la organización de una disidencia que permita enfrentar el plan “B” (Misión Kalashnikov) que este gobierno, totalmente convencido de que sin trampa tendrá que soltar el poder, necesita implementar para lograr sobrevivir.

Como lo que se nos avecina no es ningún jueguito de metras en el patio de la escuela (espero que la gran mayoría ya lo haya entendido), es indispensable desnudarnos un poco de nuestra buena fe y llenarnos de la desconfianza que nos permita, creativa y solidariamente, encarar el terrible escenario que se nos avecina.

Aprovechemos pues el corto tiempo que nos queda antes de que se agoten los últimos resquicios de libertad que disfrutamos (aprovechando la capacidad organizativa que hemos demostrado que podemos tener) para poder diseñar estratégicamente, ya no sólo la defensa de nuestros derechos democráticos de hoy, sino hasta la defensa de nuestras propias vidas en situación de opositores activos mañana.

¡Señores candidatos…!

¿Sería mucho el rogarles que reconozcan y apoyen también, abiertamente, a un pueblo activo, a un pueblo sin muletas ni “cesta tickets”, a un pueblo generador de riqueza (a los que no queremos hacer colas para poder existir, sino ganarnos nuestro sustento por cuenta propia y en libertad incondicional)?

¿O será que en el fondo ingenuamente siguen pensando que el oro negro que queda en nuestro subsuelo podrá resolver la inmensa fractura social que estamos sufriendo, sin contar con nuestra participación?

Quisiera pensar que estoy equivocado con los candidatos, pero todo indica que la preocupación principal que los motiva es la de arrimar la brasa (cenizas dentro de poco) a sus sagradas sardinas.

De lo contrario, muchas cosas ya deberían de haberse resuelto en este calvario de lograr un frente común contra el oprobio (con o sin elecciones).

Señores opositores, de ahora en adelante pensemos que los líderes se hacen con hechos y no con retóricas convincentes. Demos nuestro apoyo irrestricto a aquellos que no vacilen en forzar la mordaza que nuestros lideres tradicionales se han dejado imponer. Todos sabemos que existen aquellos que, calladamente, ni le hacen el juego al gobierno, ni pretenden llegar a ser líderes sin una probada legitimación.

Somos nosotros quienes tenemos que decidir quiénes nos han de guiar (aunque sea al último momento), y no este alboroto, “bochinche”, ya otrora denunciado por Francisco de Miranda (que infortunadamente, en tantísimo tiempo, no hemos logrado aún soslayar).

Mientras tanto, los Kalashnikov rusos van llegando y encontrando su sitio en esta guerra asimétrica interna que se nos avecina; ya que será entre nosotros mismos esa guerra, y en ningún momento contra una potencia que puede poner, cuando quiera, un cohete teledirigido en la reina pepeada del desayuno de cualquier ministro o personalidad de nuestro nefasto gobierno. Aunque aparentemente puede ser que ni siquiera se lo hayan pensado, les recomiendo que se imaginen lo tiesos y calcinados que pueden quedar en cuestiones de segundos; para ello, no hace falta sino que se lean la prensa internacional de vez en cuando y constaten cómo se esfuman los verdaderos enemigos del “imperio”.

Este gobierno huele (con Sukhoi, Kalashnikov, cohetes norcoreanos y uranio enriquecido) cada vez más a sangre, o a humo que pronto habrá que ventilar.