Inicio | Editor | Contáctenos 
 
Webarticulistas
Manuel Malaver
Eli Bravo
Luis  DE LION
Roberto Palmitesta
Lucy Gómez
Alexis Márquez Rodríguez
Ted Córdova-Claure
Antonio Sánchez García
Aníbal Romero
Charles Cholaleesa
 
 
 
 
 
 
 
 

 

referencement

 
 

De lluvias y lodos (II) - por Eli Bravo
viernes, 28 enero 2005

 

 

            En el ejercicio de hacerse preguntas para ver si afinamos el entendimiento, descubrí una de esas contradicciones que arrastran sus consecuencias. Hace 15 días escribía sobre lo empalagoso del discurso oficial y su poder ideologizador para transformar la militancia en fe ciega. Comenzaba el artículo diciendo “víctima de un escepticismo quizás generacional, jamás he sido capaz de aplaudir a un político. Es como una incapacidad motriz, un pudor íntimo, una desconfianza de fondo”. Una aguda lectora me envió un correo que fue como un rayo: “Querido Eli, no te pongas bravo pero tus palabras son una muestra de esas lluvias que trajeron estos lodos, es decir, el desprecio de una gran cantidad de la población hacia lo político”.

            Junto a la tormenta de preguntas que trajo el emilio, entré en el libro de Colette Capriles “La Revolución como Espectáculo”, donde una de sus tesis es que ante el desprestigio de la política surgió la antipolítica, y con ella, la ilusión de que era posible acceder al poder sin necesidad de las instituciones y los partidos. Por ello, con manifestar en la calle activamente nuestros deseos podrían lograrse, y ante la vileza de los políticos surgieron como alternativa los medios, la sociedad civil, los militares y la comunidad internacional. Fue así como mientras Hugo Chávez acabó con los partidos y muchos venezolanos aplaudían este particidio, la otra se sumergía en el discurso enardecido y autócrata del presidente, quien ató los hilos de los partidos de línea oficialista a su conveniencia para acumular poder y apoyo político.

            Ya que la palabra ha aparecido cinco veces, vale la pena preguntarse ¿qué entender por política? Capriles la define en un momento de su libro como “una forma de búsqueda de identidad moral, de conciencia y de estructuración de las pasiones”. Y fue allí, creo, donde el chavismo le ganó la mano a la oposición: fue capaz de montar un partido y amarrar otros para ofrecer (con todas sus contradicciones, corrupciones, anacronismos, subsidios y elasticidad moral) un proyecto político con el que la gente se identifica y siente que logrará una vida mejor. Bañado de legitimidad en controversiales comicios donde fue tomando control de las instituciones, Chávez logró el poder por algo más que carisma: jugó con las armas de la política mientras la oposición, pero sobre todo, los ciudadanos opositores, manteníamos distancia, desconfianza y desprecio hacia “lo político” como si fuese un mal necesario para sacar al presidente de Miraflores.

            En esto tiempos cuando el comentario es que no hay líderes, no hay oposición y no hay partidos fuertes ¿de cuál política podemos hablar? De la que nos toca construir a todos los ciudadanos, y sobre todo, de la que debemos rescatar para que cumpla su cometido: ofrecer un horizonte de esperanza y un camino para conquistarlo.  

ebravo@unionradio.com.ve 

 Imprima el artículo Subir Página

 
 
 
 
 
 
© Copyright 2005 - Luis De Lión - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.