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Las galletas de la discordia
por Lucy Gómez
sábado, 18 noviembre 2006

 

Cuidadosamente, las maestras de segundo grado, destaparon los paquetitos transparentes donde venían las galletas, y las abrieron, partiéndolas para sacarles los papelitos que llevaban adentro.

Luego, se las dieron a los niños. No habían tenido problemas con aquellos mensajes que exaltaban al principio sólo los valores alimenticios de la pira, pero empezaron a aparecer de repente unos que decían: “ el cultivo de la pira se abandonó por el desprecio de los colonizadores hacia las tradiciones de los indígenas”.

La hija de una de ellas, de 8 años, le había preguntado a su mamá que era “desprecio” y quiénes eran “los colonizadores”. Con pocas ganas de explicar en su casa las palabras desprecio, odio, etc, Anita decidió contarle un cuento: que a muchas personas no les gustaba cultivar, que a la mayoría le gustaba era ir al centro comercial a comer arepas, momento en el cual se dio cuenta, de que el maíz no había sido “despreciado” por los “ colonizadores” aunque también es una tradición indígena, por todo el cañón.

La niña se interesó de repente más por saber cuando la llevarían a un centro comercial a pasear y se olvidó de los colonizadores.

Pero al día siguiente, en lo que empezaron a abrir las galleticas de la alcaldía Mayor a la hora de la merienda, en la escuela se encontraron con esta otra perla : “ Nacer en Caracas y no ser revolucionario es una gran contradicción”.

Ahora, los mensajitos se multiplican. Incluyen alabanzas al proceso revolucionario y a su líder, mezclados con informes de lo nutritivo que es la pira, y de donde viene su uso.

Muchas de las madres están furiosas e inclusive alguna amenazó con sacar a sus hijos del colegio amenaza que a lo mejor no pueden cumplir, porque se trata de un colegio del gobierno, de los mas baratos de la ciudad.

Las maestras no pueden sacar las galletas de la escuela, no pueden hacer comentarios del asunto y quieren mantener sus nombres en reserva, porque se supone que todas ellas son “del proceso” y a la que no le guste, se va. Las galletas, huecas y en v, son un remedo de las galletas chinas que dan la buena suerte. Los papelitos, escritos en letras rojas, exhiben su pecado original, todo lo contrario de aquello de haz bien y no mires a quién. Aquí el proceso quiere inculcar a los niños la pertenencia a un partido político y la reverencia al líder del proceso, el comandante Chávez, así como la historia oficial respecto a las tradiciones indígenas. La directora afianza el mensaje con reuniones semanales donde repite los conceptos de Aló Presidente y hace declaraciones de fervor por la revolución a los padres y representantes. La reacción ha sido de rabia sorda. A las madres le restriegan en la cara, que deben el que sus hijos coman, al gobierno de Chávez y si quieren que ellos sigan comiendo y oyendo clases, mejor votan por él. Además tienen que agradecer que sus hijos serán “ revolucionarios”.

La campaña de la Pira se lleva a cabo en 87 escuelas del distrito Metropolitano, que dan clases a alrededor de 35.340 niños y niñas. Se trata de una parte de la merienda escolar y se proporciona sobre todo a los estudiantes de preescolar, de la primera y segunda etapa de educación básica. La presidenta de Fundeca ( Fundación de Desarrollo Endógeno de las Cooperativas Alimentarias), Ana Barreto Cipriani conduce los programas Panes (Programa Alimentario Nutricional Escolar Solidarios) y Pira (Proyecto Innovador Revolucionario Alimentario), que ha ido avanzando en la siembra, cosecha y procesamiento industrial de la “Yerba Caracas” .

El nueve de septiembre, se hizo un acto con la presencia de Barreto y representantes de la FAO y el Instituto Internacional de Cooperación Agrícola. Cipriani les explicó que Fundeca hace los trámites del proyecto hecho por las comunidades a la FAO y luego que se aprueban los créditos, el dinero se les hace llegar. Hernán Fiori, del Instituto de Cooperación Agrícola y la representante de la FAO en Venezuela, oyeron complacidos el anuncio porque el instituto se encargará de orientar a los productores de los barrios caraqueños sobre el surtido y el cuidado de los alimentos que siembran, mientras la FAO establecerá la cooperación técnica y da el dinero.

Nadie les explicó, que después de producida la harina de Pira, parte del financiamiento se usan en la producción de galletitas de la fortuna, rellenas de papelitos “revolucionarios” para sojuzgar mentalmente a los niños caraqueños haciéndoles creer que le deben algo al “proceso”.

Que el adoctrinamiento político a los niños no es una práctica fascista del siglo pasado, sino que ya es parte de sus vidas y de las nuestras.

lucgomnt@yahoo.es    

 
 
 
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