Han
cometido secuestros y proferido amenazas. Algunos de ellos, se
quedaron en los apartamentos invadidos con sus familias y otros
fueron desalojados los días siguientes por sus mismos compañeros
y sancionados, según dice ahora el instigador de todos estos
hechos, el alcalde metropolitano, Juan Barreto. Lo mas
lamentable es que hayan sido precisamente los bomberos y
policías, a quiénes la alcaldía empuja a violar la ley,
amenazando y robando a las personas que juraron defender y
proteger.
Hoy leo una
entrevista a un invasor donde habla de su vida de sacrificio, de
las veces que nos ha salvado la vida. Es teniente coronel de los
Bomberos Metropolitanos, con 27 años de carrera. Dice el bombero
con cara de yo no fui, que le dicen invasor “porque no lo
conocen”. Pero es que precisamente el día o la noche que se
presentó a la cañona, metiéndose en la propiedad de otros, botó
sus 27 años de prestigio a la basura y nadie le va a creer que
no es un salteador de caminos. Cuando a los bomberos les enseñan
a abrir puertas y a quebrar ventanas, es para salvar vidas, no
para robar propiedades.
No se sabe como es
que unos hombres tan machos para presentarse en la noche a
asustar a familias indefensas y a tomar propiedades por la
fuerza, no le plantan cara al alcalde metropolitano, para que
cumpla con su rol de máxima autoridad de la ciudad, compre
terrenos, haga construir las viviendas que necesitan estos
“servidores públicos” y se las entregue en una ceremonia normal,
sin que ellos tengan lanzarse a la delincuencia.
El episodio es tan
característico de la picaresca venezolana, que nadie sabía que
había 13 edificios afectados que eran los únicos invadibles,
hasta después que se formó el escándalo porque se estaba
repitiendo, pero con Barreto a la cabeza, el fenómeno del 2005,
cuando bandas capitaneadas por Yasmín Manuitt, Lina Ron y otros
revolucionarios tomaron varios edificios en el centro y en
Sabana Grande, lo cual terminó con enfrentamientos entre bandas,
cinco muertos y Manuitt presa.
Mientras en el alto
gobierno se formaba el zaperoco y Barreto empezaba a dar
explicaciones de tipo legal por los medios de comunicación, los
bomberos y los policías seguían ocupando los edificios que les
gustaban. Cuando echaron para atrás la medida, para algunos de
ellos fue demasiado tarde, Ahora hay 14 imputados.
Tal vez eso sea lo peor de este episodio tragicómico en que se
ha convertido la búsqueda de vivienda en Venezuela. Tras el
fracaso estrepitoso de la política de construcción del gobierno
en los últimos siete años, que ha conducido a descabezar
ministro tras ministro, forzosamente se han visto obligados a
ofrecer lo que no es de ellos, lo que llaman apartamentos
abandonados, que son edificios en remodelación o en construcción
por privados o apartamentos en venta. Quién no quiera que le
consideren un malandro transgresor y marginal, no debería
convertirse en uno por obra de los exhortos del alcalde. Como
siempre, el que paga el pato es el pobre.
Es bien desconsiderado y artero, no solamente lanzar a la gente
a la delincuencia, sino hacer que familias completas salgan a la
calle a buscarse apartamentos a la fuerza, exponiéndolas a
agresiones, insultos, hambre y sed. Muchos de los apartamentos
que han conseguido así, son cascarones en remodelación, sin
pocetas, ni tabiques, sin agua. ¿Por qué los jerarcas del MVR,
tan preocupados por la integridad del niño y del adolescente no
se oponen a que estas personas arrastren a sus hijos a la
aventura de asaltar a otros? ¿Saben lo que le cuesta a un niño
vivir en un sitio donde es rechazado y donde no hay las
condiciones mínimas para permanecer? ¿Hasta cuando engañan a los
pobres, sabiendo que cualquier propiedad tomada así es
absolutamente precaria desde el `punto de vista legal? Volver a
otros criminales, ese es el nuevo invento: someter al ciudadano
al desprecio de los otros, para alcanzar el derecho a la
vivienda que este gobierno ha sido incapaz de proporcionarle en
siete años. Ya lo dijo el Presidente, en su balance anual,
haciendo un autorretrato: “No merecen llegar a la Presidencia
quiénes les mienten a sus pueblos “.
Notas:
1) “Nos dijeron invasores porque no nos conocen”. Entrevista a
Edwin Castillo, teniente coronel de los Bomberos
Metropolitanos de Caracas. David González. El Nacional. B-21
130106.
lucgomnt@yahoo.es