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La debilidad zuliana
por Lucy Gómez
sábado, 9 septiembre 2006

 

Primera señal de debilidad de Hugo Chávez: mudar una convocatoria en plena campaña electoral, de la Plaza de Toros de Maracaibo, al palacio de los Eventos. Ir de una convocatoria de masas, evidentemente modesta, porque la capacidad de la plaza es de 25000 personas, a un local cerrado donde no cabe mas de 4 mil, convence a cualquiera que el chavismo no puede reunir sin ayuda de los consabidos autobuses que vienen de toda Venezuela, una marea roja decente en el Zulia, donde el universo votante es de dos millones de electores. 

Segunda: reconocer con reiterados llamados a la unidad y un regaño público al jefe de su campaña, Francisco Ameliach, que hay una grave división en las filas chavistas que puede serle mas que perjudicial, así como una falta de eficiencia tan grave que hay que hacerla pública.   

Es una lástima que  el origen del problema que precipitó el triunfo de  Rosales  en 2004 y provocó una enorme  abstención chavista en ese momento en el  Zulia, fue  la imposición del presidente  del general  Alberto Gutiérrez  como candidato . Un hombre por quién nadie del oficialismo luchó en Maracaibo, que hoy está retirado y de quién nadie parece acordarse, salvo la Casa Militar, para sacarlo de un Aló Presidente, según un dato de la columna de Miguel Salazar, en Las Verdades de Miguel. Es decir que hoy está verdaderamente enterrado. Ese dedo hizo muchísimo daño.  Lo único que admitió Chávez en su discurso en el Zulia fue que el oficialismo ha cometido " uno que otro error táctico y estratégico". 

Hoy,  a 7 años de multiplicación de los secuestros y del sicariato en el Zulia, cuando  el estado se ha  llenado de desplazados que vienen de la guerra colombiana,  con los municipios fronterizos afectados por la acción guerrillera y paramilitar, es cuando al Presidente se le ocurre que va a convertir a Maracaibo en  una de las ciudades mas importantes de Suramérica, que va a construir una refinería y les va a traer a los bielorrusos para que se monte en el estado una fábrica de equipos de sísmica petrolera " de alto avance tecnológico". Su idea de campaña es ir seis veces al estado, lo que indica una visita quincenal de aquí a diciembre, a menos que tenga que viajar a hacer campaña contra su reconocido contendor, el presidente norteamericano George Bush. Para empezar este lunes estar buscando votos en la cumbre de los No Alineados, rumiando la rabia por el lanzamiento a última hora de República Dominicana para el Consejo de Seguridad, que divide  las posibilidades de Venezuela y le resta no solamente los votos dominicanos que alguna vez creyó seguros, sino de buena parte del Caribe.

Tal vez las próximas visitas no sean tan torpes como la última, donde se permitió seguir metiendo la pata   con los zulianos, no solamente en la parte política, sino en la histórica, cuando dijo que en su discurso que el general Rafael Urdaneta era enfermizo y no pudo pelear en todas las batallas que él considera importantes, obviando que en esa época los soles de general no se ganaban sino en combate. Urdaneta estuvo presente en 26 batallas, 9 sitios y dos asaltos a fortalezas, entre ellas Niquitao bajo las órdenes de José Félix Ribas, Taguanes con Bolívar, Bárbula, resistió el sitio de San Carlos en 1814 y el de Valencia. Combatió con Bolívar en la primera batalla de Carabobo en ese mismo año, peleó en el Yagual con Páez en 1816, en 1818 actuó en la campaña del centro en Aragua y en la batalla de Semén, donde lo hirieron. Tomó el Morro de Barcelona y luego la ciudad en 1819, De regreso de la Nueva Granada, Bolívar lo nombró comandante de la Guardia de Honor.  En 1821 condujo desde Maracaibo su división a través de la provincia de Coro, liberándola y de allí siguió a San Carlos para llevar a cabo la ofensiva final contra los realistas comandados por el Mariscal Miguel de La Torre en Carabobo. El 17 de julio de ese mismo año fue nombrado Comandante en Jefe. Luego de la independencia se convirtió fue un político importante que fue ministro de Guerra y Marina. En 1835 actuó contra el movimiento reformista de Pedro Carujo, fue Secretario de guerra de 1837 a 1839, en 1842 gobernador de Guayana y uno de los hombres más importantes,   como presidente de la Sociedad Bolivariana, en el proceso de repatriación de los restos de Simón Bolívar. Volvió a ser ministro de Guerra y Marina de 1843 a 1845, cuando murió. Que fácil es despachar con el calificativo de enfermizo a este marabino, militar y político de los que nos se repiten, precisamente en su tierra. 

Debe estar muy seguro de ganar, estén o no los votantes con él, es decir, prescindiendo de una votación limpia, para que acumule tantas debilidades en un estado tan importante y siga considerando que no tiene contendor en Venezuela.

lucgomnt@yahoo.es    

 
 
 
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