Primera
señal de debilidad de Hugo Chávez: mudar una convocatoria en
plena campaña electoral, de la Plaza de Toros de Maracaibo, al
palacio de los Eventos. Ir de una convocatoria de masas,
evidentemente modesta, porque la capacidad de la plaza es de
25000 personas, a un local cerrado donde no cabe mas de 4 mil,
convence a cualquiera que el chavismo no puede reunir sin ayuda
de los consabidos autobuses que vienen de toda Venezuela, una
marea roja decente en el Zulia, donde el universo votante es de
dos millones de electores.
Segunda:
reconocer con reiterados llamados a la unidad y un regaño
público al jefe de su campaña, Francisco Ameliach, que hay una
grave división en las filas chavistas que puede serle mas que
perjudicial, así como una falta de eficiencia tan grave que hay
que hacerla pública.
Es una lástima
que el origen del problema que precipitó el triunfo de
Rosales en 2004 y provocó una enorme abstención chavista en
ese momento en el Zulia, fue la imposición del presidente del
general Alberto Gutiérrez como candidato . Un hombre por quién
nadie del oficialismo luchó en Maracaibo, que hoy está retirado
y de quién nadie parece acordarse, salvo la Casa Militar, para
sacarlo de un Aló Presidente, según un dato de la columna de
Miguel Salazar, en Las Verdades de Miguel. Es decir que hoy está
verdaderamente enterrado. Ese dedo hizo muchísimo daño. Lo
único que admitió Chávez en su discurso en el Zulia fue que el
oficialismo ha cometido " uno que otro error táctico y
estratégico".
Hoy, a 7 años
de multiplicación de los secuestros y del sicariato en el Zulia,
cuando el estado se ha llenado de desplazados que vienen de la
guerra colombiana, con los municipios fronterizos afectados por
la acción guerrillera y paramilitar, es cuando al Presidente se
le ocurre que va a convertir a Maracaibo en una de las ciudades
mas importantes de Suramérica, que va a construir una refinería
y les va a traer a los bielorrusos para que se monte en el
estado una fábrica de equipos de sísmica petrolera " de alto
avance tecnológico". Su idea de campaña es ir seis veces al
estado, lo que indica una visita quincenal de aquí a diciembre,
a menos que tenga que viajar a hacer campaña contra su
reconocido contendor, el presidente norteamericano George Bush.
Para empezar este lunes estar buscando votos en la cumbre de los
No Alineados, rumiando la rabia por el lanzamiento a última hora
de República Dominicana para el Consejo de Seguridad, que
divide las posibilidades de Venezuela y le resta no solamente
los votos dominicanos que alguna vez creyó seguros, sino de
buena parte del Caribe.
Tal vez las
próximas visitas no sean tan torpes como la última, donde se
permitió seguir metiendo la pata con los zulianos, no
solamente en la parte política, sino en la histórica, cuando
dijo que en su discurso que el general Rafael Urdaneta era
enfermizo y no pudo pelear en todas las batallas que él
considera importantes, obviando que en esa época los soles de
general no se ganaban sino en combate. Urdaneta estuvo presente
en 26 batallas, 9 sitios y dos asaltos a fortalezas, entre ellas
Niquitao bajo las órdenes de José Félix Ribas, Taguanes con
Bolívar, Bárbula, resistió el sitio de San Carlos en 1814 y el
de Valencia. Combatió con Bolívar en la primera batalla de
Carabobo en ese mismo año, peleó en el Yagual con Páez en 1816,
en 1818 actuó en la campaña del centro en Aragua y en la batalla
de Semén, donde lo hirieron. Tomó el Morro de Barcelona y luego
la ciudad en 1819, De regreso de la Nueva Granada, Bolívar lo
nombró comandante de la Guardia de Honor. En 1821 condujo desde
Maracaibo su división a través de la provincia de Coro,
liberándola y de allí siguió a San Carlos para llevar a cabo la
ofensiva final contra los realistas comandados por el Mariscal
Miguel de La Torre en Carabobo. El 17 de julio de ese mismo año
fue nombrado Comandante en Jefe. Luego de la independencia se
convirtió fue un político importante que fue ministro de Guerra
y Marina. En 1835 actuó contra el movimiento reformista de Pedro
Carujo, fue Secretario de guerra de 1837 a 1839, en 1842
gobernador de Guayana y uno de los hombres más importantes,
como presidente de la Sociedad Bolivariana, en el proceso de
repatriación de los restos de Simón Bolívar. Volvió a ser
ministro de Guerra y Marina de 1843 a 1845, cuando murió. Que
fácil es despachar con el calificativo de enfermizo a este
marabino, militar y político de los que nos se repiten,
precisamente en su tierra.
Debe estar muy
seguro de ganar, estén o no los votantes con él, es decir,
prescindiendo de una votación limpia, para que acumule tantas
debilidades en un estado tan importante y siga considerando que
no tiene contendor en Venezuela.
lucgomnt@yahoo.es