Los
candidatos presidenciales criollos siguen siendo
inevitablemente graciosos, extraños, quizá bizarros y no es
sólo porque se contagien del estilo de Benjamín Rausseo, El
Conde del Guácharo, último en lanzarse a la Presidencia de la
República.
Veamos si no. El presidente Chávez
que va por la reelección, parece que está en campaña pero para
suceder como líder continental de la izquierda a Fidel Castro
y por eso amenaza al gobierno de los Estados Unidos con
volarle los aviones que sobrevuelen Venezuela con malas
intenciones. Sería bueno que en su último viaje hubiese
incluido a Irak y le hubiera dispensado una visita a su
segundo preso preferido, Saddam Hussein, para que le cuente
sus recuerdos de la Madre de todas las Batallas. (El primero
es El Chacal, que vive en una prisión francesa de por vida)
El conde del Guácharo, ya se sabe,
es cómico de profesión y asegura que sólo se retira si se
presenta otro outsider mejor que él. Asegura que cerrará la
avenida Bolívar el día de su proclamación. No lo dudo. Yo
también iría si fuese cómodo, para ver el show gratis.
Teodoro Petkoff renuncia después
de una semana de deshojar la margarita y expresa toda su
amargura por tener 70 por ciento de rechazo en todas las
encuestas. Sus dardos van no contra el gobierno de Chávez sino
contra los voluntarios de Súmate y aquellos a quiénes define
como " los pequeños candidatos". (¿Y el que es, ah?)
Es genial como se le ha convertido
Súmate y sus voluntarios en un leit motiv de rechazo. Eso debe
tener un significado psicológico. No le preocupa que los
persiga la fiscalía, ni que les registren las cuentas, ni que
ordenen a Sudeban que los saque de juego, o un abogado
chavista que le de el pretexto al TSJ para que les anule las
primarias y su razón de ser, que es organizar elecciones
porque el ataque del gobierno, no va solamente contra Machado
y Plaz sino contra sus 50 000 voluntarios. Es así como en una
de las ruedas de prensa mas importantes de su vida, el ex
candidato los ataca diciendo que esas elecciones " nunca
debieron haber sido planteadas", " no tengo velas en ese
entierro de las primarias" y esta perla de despecho: "El
destino de los pequeños candidatos que están ahí no es asunto
que me desvele mi me preocupe demasiado. Ya verá Súmate que
hace con él." Parece que estuviese cantando un bolero de los
años cuarenta, más bien.
Una media hora mas tarde, en otra
rueda de prensa, Borges pide que los venezolanos "confíen en
sus líderes", mientras Rosales y él despejan "el rompecabezas"
(palabras textuales) de quién encabezará el acuerdo político
que se dio en llamar el triunvirato. Como le explico, que el
80 % de abstención de las elecciones pasadas, que fueron sólo
hace seis meses, se produjo por la inmensa desconfianza que
los venezolanos le tienen a todos sus dirigentes políticos,
Chávez incluido. Y que en ese corto tiempo es imposible que
ninguno haya recuperado esa confianza, por el simple hecho de
que no han hecho nada importante para recuperarla. Ahora es
cuando les toca hacerlo. Podría empezar por dejar de afirmar
nada sobre quién ganó en la encuesta que mandaron a hacer, que
le han ocultado al pueblo venezolano y siguen ocultando, sin
que los demás veamos el instrumento y dejen a cada quién
hacerse su propia idea.
Ya muchos estamos hartos de la
manipulación estúpida de " yo gané en tal y tal sitio" y que
el otro diga lo contrario. Ni que no supiéramos leer, escribir
y pensar con nuestra propia cabeza. Y eso de "deje que
nosotros decidamos", me parece por lo menos sospechoso. Será
que soy muy mal pensada. De cualquier acuerdo que me afecte, y
ese me afecta, quisiera saber los términos exactamente.
Así las cosas, Manuel Rosales, el
tercero en disputa goza un puyero retratándose con cuanta
viejita encuentra, cargando cuanto muchachito mocoso ve y
exponiendo sus canciones de campaña en el mas antiguo estilo
de campaña presidencial que haya visto des-de hace años.
Seguro que en el tres mil va a salir otro candidato venezolano
abrazando viejitas desdentadas. Que fastidio. Prometiendo, lo
mismo. Subsidios, regalos. Reparto de torta. Como siempre,
estoy al revés.
Me imagino que en este momento
debería estar haciendo exhortaciones al glorioso espíritu
democrático del pueblo venezolano de la oposición, que por fin
tiene una oportunidad, de combatir el continuismo de Chávez,
anotándose en el respaldo a los candidatos que se han
sacrificado representando los más caros intereses de la
defensa contra el totalitarismo. Pero me pasa como con unas
recortes de filmaciones de la campaña de un antiguo candidato
adeco, don Luis Piñerúa, anticlimático, malhumorado y falto de
carisma como pocos, a quién pusieron a decir en un spot de su
campaña, unas frases sobre la venezolana ejemplar que era su
mujer, doña Berenice, y tenían que parar la filmación cada
rato, porque cada vez que iba a decir la frase, no podía
completarla porque se ahogaba de la risa.
A quiénes preguntan, que si
entonces no es con esos, con quién vamos, debo decirles que
esos son los que tenemos, que lo malo no es saber que los
tenemos y como los tenemos, sino decidir que hacemos con
ellos. Si lo que nos conviene es votar por ellos, aun con el
pañuelo en la nariz (Chávez incluido, amigos chavistas) pues
hagámoslo.
Si no queremos ir a votar, pues no
votemos. Lo peor en este caso, no es hacer lo que nos parezca,
sino tomar decisiones con los ojos cerrados. Y la cabeza
enterrada en el suelo, como el avestruz.
lucgomnt@yahoo.es