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La presidentomanía venezolana
por Lucy Gómez
sábado, 5 agosto 2006

 

Los candidatos presidenciales criollos siguen siendo inevitablemente graciosos, extraños, quizá bizarros y no es sólo porque se contagien del estilo de Benjamín Rausseo, El Conde del Guácharo, último en lanzarse a la Presidencia de la República.

Veamos si no. El presidente Chávez que va por la reelección, parece que está en campaña pero para suceder como líder continental de la izquierda a Fidel Castro y por eso amenaza al gobierno de los Estados Unidos con volarle los aviones que sobrevuelen Venezuela con malas intenciones. Sería bueno que en su último viaje hubiese incluido a Irak y le hubiera dispensado una visita a su segundo preso preferido, Saddam Hussein, para que le cuente sus recuerdos de la Madre de todas las Batallas. (El primero es El Chacal, que vive en una prisión francesa de por vida)

El conde del Guácharo, ya se sabe, es cómico de profesión y asegura que sólo se retira si se presenta otro outsider mejor que él. Asegura que cerrará la avenida Bolívar el día de su proclamación. No lo dudo. Yo también iría si fuese cómodo, para ver el show gratis.

Teodoro Petkoff renuncia después de una semana de deshojar la margarita y expresa toda su amargura por tener 70 por ciento de rechazo en todas las encuestas. Sus dardos van no contra el gobierno de Chávez sino contra los voluntarios de Súmate y aquellos a quiénes define como " los pequeños candidatos". (¿Y el que es, ah?)

Es genial como se le ha convertido Súmate y sus voluntarios en un leit motiv de rechazo. Eso debe tener un significado psicológico. No le preocupa que los persiga la fiscalía, ni que les registren las cuentas, ni que ordenen a Sudeban que los saque de juego, o un abogado chavista que le de el pretexto al TSJ para que les anule las primarias y su razón de ser, que es organizar elecciones porque el ataque del gobierno, no va solamente contra Machado y Plaz sino contra sus 50 000 voluntarios. Es así como en una de las ruedas de prensa mas importantes de su vida, el ex candidato los ataca diciendo que esas elecciones " nunca debieron haber sido planteadas", " no tengo velas en ese entierro de las primarias" y esta perla de despecho: "El destino de los pequeños candidatos que están ahí no es asunto que me desvele mi me preocupe demasiado. Ya verá Súmate que hace con él." Parece que estuviese cantando un bolero de los años cuarenta, más bien.

Una media hora mas tarde, en otra rueda de prensa, Borges pide que los venezolanos "confíen en sus líderes", mientras Rosales y él despejan "el rompecabezas" (palabras textuales) de quién encabezará el acuerdo político que se dio en llamar el triunvirato. Como le explico, que el 80 % de abstención de las elecciones pasadas, que fueron sólo hace seis meses, se produjo por la inmensa desconfianza que los venezolanos le tienen a todos sus dirigentes políticos, Chávez incluido. Y que en ese corto tiempo es imposible que ninguno haya recuperado esa confianza, por el simple hecho de que no han hecho nada importante para recuperarla. Ahora es cuando les toca hacerlo. Podría empezar por dejar de afirmar nada sobre quién ganó en la encuesta que mandaron a hacer, que le han ocultado al pueblo venezolano y siguen ocultando, sin que los demás veamos el instrumento y dejen a cada quién hacerse su propia idea.

Ya muchos estamos hartos de la manipulación estúpida de " yo gané en tal y tal sitio" y que el otro diga lo contrario. Ni que no supiéramos leer, escribir y pensar con nuestra propia cabeza. Y eso de "deje que nosotros decidamos", me parece por lo menos sospechoso. Será que soy muy mal pensada. De cualquier acuerdo que me afecte, y ese me afecta, quisiera saber los términos exactamente.

Así las cosas, Manuel Rosales, el tercero en disputa goza un puyero retratándose con cuanta viejita encuentra, cargando cuanto muchachito mocoso ve y exponiendo sus canciones de campaña en el mas antiguo estilo de campaña presidencial que haya visto des-de hace años. Seguro que en el tres mil va a salir otro candidato venezolano abrazando viejitas desdentadas. Que fastidio. Prometiendo, lo mismo. Subsidios, regalos. Reparto de torta. Como siempre, estoy al revés.

Me imagino que en este momento debería estar haciendo exhortaciones al glorioso espíritu democrático del pueblo venezolano de la oposición, que por fin tiene una oportunidad, de combatir el continuismo de Chávez, anotándose en el respaldo a los candidatos que se han sacrificado representando los más caros intereses de la defensa contra el totalitarismo. Pero me pasa como con unas recortes de filmaciones de la campaña de un antiguo candidato adeco, don Luis Piñerúa, anticlimático, malhumorado y falto de carisma como pocos, a quién pusieron a decir en un spot de su campaña, unas frases sobre la venezolana ejemplar que era su mujer, doña Berenice, y tenían que parar la filmación cada rato, porque cada vez que iba a decir la frase, no podía completarla porque se ahogaba de la risa.

A quiénes preguntan, que si entonces no es con esos, con quién vamos, debo decirles que esos son los que tenemos, que lo malo no es saber que los tenemos y como los tenemos, sino decidir que hacemos con ellos. Si lo que nos conviene es votar por ellos, aun con el pañuelo en la nariz (Chávez incluido, amigos chavistas) pues hagámoslo.

Si no queremos ir a votar, pues no votemos. Lo peor en este caso, no es hacer lo que nos parezca, sino tomar decisiones con los ojos cerrados. Y la cabeza enterrada en el suelo, como el avestruz.

lucgomnt@yahoo.es    

 
 
 
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