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Liberémonos de nuestros libertadores 
por Lucy Gómez
sábado, 4 marzo 2006

 

Hay un poco de gente molesta porque un muñeco disfrazado de Bolívar desfiló como comparsa en el carnaval de Río. Y también porque el gobierno venezolano pagó una millonada para participar en esa fiesta apoyando a la escuela de samba Vila Isabel, que ganó el concurso. 

Molestia inútil, porque a menos que el carnaval de Río tuviese las mismas características de los desfiles de Semana Santa en Sevilla, cualquier representación bolivariana hubiese causado igual molestia. Yo entiendo las ganas de  la oposición de agarrarse de cualquier metida de pata del gobierno para culparlo de violador de los sagrados principios fundamentales de la patria, pero démonos cuenta primero, de que al gobierno no le interesa mostrar ningún respeto a la oposición nacional o internacional, sino provocarlas cada vez para obtener reacciones agresivas, con el fin de compactar sus filas y antagonizar al país, cosa que le ha servido perfectamente para quedarse 7 años en el gobierno,  de trapo  rojo en trapo rojo. Luego, que en Venezuela sufrimos de bolivarianitis aguda y no desde ahora, sino más o menos desde Guzmán Blanco para acá. Los hitos históricos más importantes de la infección son los excesos del propio Guzmán, de Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Marcos Pérez Jiménez y Hugo Chávez para justificar sus propias acciones a costa del Libertador. (1) 

Usada por todos los bandos para justificar sus propios excesos, la figura de Bolívar se ha convertido en un emblema, un afiche, una bandera, porque da para todo y cualquiera puede envolverse en ella, arrogándose el título de Líder del Proceso, de Benemérito o de Ilustre Americano. Inclusive en Italia, se unió su nombre al de Mussolini. (2)  Esas imágenes nunca son la verdadera persona, sino en el mejor caso una leyenda, una idea, un sueño. Al Bolívar de verdad, quizá le hubiera divertido bailar en el Carnaval de Río con las garotas durante días y días. No estoy tan segura de que le hubiera gustado que  pasearan su efigie con un corazón rojo en la mano, como un Jesús de postal, pero  pueden servirnos de orientación sobre cual habría sido su reacción ante la comparsa que lo representó, estas palabras suyas: “ Si algunas personas interpretan mi modo de pensar y en él apoyan sus errores, me es bien sensible, pero inevitable; con mi nombre se quieren hacer en Colombia el bien y el mal , y muchos lo invocan como el texto de sus disparates”. (3) 

El desequilibrio que nos causa ver mancillados nuestros ídolos debería hacernos revisar nuestros panteones. Nada nos hace más débiles que dejar en manos de otro la posibilidad de removernos, ofendernos e injuriarnos solamente con una palabra o una imagen. Mientras mas humanos tengamos en los altares, más fácil será hacernos molestar y pasar de la suprema rabia a las acciones, que por impensadas pueden volvérsenos perjudiciales, a fuerza de violentas. 

Ya lo decía uno de los hombres mas modernos que he leído, nacido en Argentina en 1810, Juan Bautista Alberdi. Hay una contradicción fundamental que ha sacudido, tanto a quiénes vivieron en su época, como a los humanos de hoy, atrapados entre la verdad y la bondad de las nociones de libertad y de tiranía. Alberdi dice, que una de las raíces más profundas de las tiranías modernas en Sudamérica es la noción del patriotismo y de la Patria, la convicción grecorromana según la cual, la Patria es una institución parecida a una iglesia, con poder omnipotente y sin límites con respecto a quiénes la componen, los ciudadanos. Los sumos sacerdotes de la patria, los próceres de la independencia en nuestro caso, se vuelven así intocables, angélicos, dorados, mitos. No se puede hablar sobre sus contradicciones, sobre sus fallas, sobre sus errores, sobre sus mujeres o sobre sus enfermedades, mentales o no, se convierten en dioses o santos y cualquier comentario que no sea reverencial es un pecado.  

Nada más fácil entonces que los reyes y los príncipes de hoy, los presidentes,   usen ese concepto de patria en contra de los ciudadanos y en su favor, para hacer cumplir todos sus deseos, convirtiéndose a su vez en otros mitos, pintándose a si mismos de dorado. El razonamiento que usan es: “Demos todo por la patria, la patria soy yo, luego, denlo todo por mí”.  

La libertad debe ser más bien, la del individuo poderoso. Ese individualismo que te vuelve independiente tanto de la sombra de Bolívar (o de la de cualquier dios, profeta o héroe) y sus interpretaciones ad libitum a cargo del intérprete de turno, como de las provocaciones tipo Carnaval de Río, que se toman entonces como de quien vienen. “En los pueblos latinos de origen, los individuos que necesitan un trabajo de mejoramiento general alzan los ojos al Gobierno, suplican, lo esperan todo de su intervención y se quedan sin agua, sin luz, sin comercio, sin puentes, sin muelles, si el gobierno no se los da todo hecho”...”los estados son ricos por la labor de sus individuos y su labor es fecunda porque el hombre es libre, es decir, dueño y señor de su persona, de sus bienes, de su vida, de su hogar... cuando el pueblo de esas sociedades necesita alguna obra o mejoramiento de público interés, sus hombres se miran unos a otros, se buscan, se reúnen, discuten, ponen de acuerdo sus voluntades y obran por sí mismos en la ejecución del trabajo que sus comunes intereses necesitan ver satisfecho...” (4) 

Y eso es lo que nos hace falta. Mientras otro hombre providencial use el nombre de la patria para hacernos morir por ella, estaremos en sus manos, sin voluntad ni unión, muñecos de otro, víctimas de nuestra propia insignificancia como ciudadanos libres. No importa cual sea el signo político o religioso de ese nuevo Libertador. Ojalá no tuviéramos más libertadores que nosotros mismos y pudiésemos labrar tranquilos un país menos glorioso, más trabajador y más próspero.  

Notas:

1) Ese punto es tema de dos excelentes trabajos de investigación: “Bolívar de izquierda, Bolívar de derecha, Nación y Construcción Discursiva”, de Inés Quintero y “Un héroe para todas las causas: Bolívar en la historiografía”, de Nikita Harwich Vallenilla, una conferencia dictada el 29 de octubre de 2002 en el marco del seminario La Figura de Bolívar en la novela hispanoamericana del siglo XX, en la Universidad de Paderborn (Alemania). 

2) “Garibaldi y Bolívar: los dos héroes mas representativos del genio latino. Garibaldi y Bolívar -exclama el orador- son los dos campeones de la idea latina; dos libertadores; dos gigantes que identificaron la Patria con sus mismas vidas...Cuando una estirpe, una nación, están en peligro, cuando se encuentran ante la disyuntiva de la vida o de la muerte, y se proponen hallar nuevos caminos para su propio futuro, en ese momento, desde lo mas hondo de sus entrañas, se manifiestan los héroes y los dictadores. El Duce Mussolini es la encarnación histórica en la cual veo reproducidos algunos aspectos del espíritu bolivariano, lo cual debe hacernos suponer la existencia de verdaderas leyes superiores reguladoras (de la evolución histórica)...En el Duce encontramos la misma religiosa audacia del dictador Bolívar, la misma fe inquebrantable en el propio destino y en el de la Patria”. Discurso de orden pronunciado por Ezio Garibaldi (nieto de Giuseppe Garibaldi), ministro Plenipotenciario de su Majestad Víctor Manuel III el 12 de diciembre de 1930 en la sesión solemne de la Cámara de Diputados (presente Mussolini y todos los miembros de su gabinete). Citado por  Alberto Filippi en “El Libertador en la Historia Italiana. Ilustración, Risorgimiento, Fascismo”. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, No.85. Caracas. 1987. 

3) Carta de Simón Bolívar a Antonio Leocadio Guzmán, Popayán, 6 de diciembre de 1829. en Obras Completas, Tomo II, pp. 836-837. Citado en “Bolívar de izquierda, Bolívar de derecha” de Inés Quintero. 

4) “La Omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual”. Juan Bautista Alberdi. Discurso pronunciado en el acto de graduación de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, de la Universidad de Buenos Aires, el 24 de mayo de 1880. Obras Selectas. Cato Institute. Página Web: www.elcato.org

lucgomnt@yahoo.es    

 
 
 
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