En
estos días, pocos venezolanos sufren tantas presiones como los
rectores universitarios, especialmente los de las universidades
autónomas.
Por un lado
experimentan amenazas crecientes a la autonomía de sus casas de
estudio, que se materializan en cualquier momento mediante
provocaciones del gobierno. Se producen mediante decisiones
de los diferentes poderes en los cuales domina: electoral,
moral, judicial, legislativo o ejecutivo. Se trate de
universidades privadas o públicas, no importa, porque una
decisión judicial o electoral puede afectarles con mucha
facilidad. Véase lo fácil que estalló el conflicto de la ULA.
Bastó con que el Tribunal Supremo concediera un amparo que en la
práctica anuló unas elecciones estudiantiles universitarias,
para hacer estallar un proceso de protestas , incluyendo
descalificaciones al rector de la Universidad de Mérida, Mario
Bonocci, por parte del ministro de Relaciones Interiores, Jesse
Chacón, acusaciones al dirigente estudiantil universitario
Nixon Moreno de violación a una mujer policía y el uso de
tanquetas y armas en las calles de la ciudad y, según
denuncian los estudiantes y las autoridades rectorales, dentro
del propio campus.
Una nota
especial merece el conflicto dentro de la universidad privada y
católica Santa Rosa, donde el gobierno explotó mediante
decisiones judiciales los problemas políticos internos del
profesorado, para presionar a la jerarquía católica. Sin dejar
de mencionar el acoso a la rectora de la Universidad de
Carabobo, María Luisa de Maldonado, a quién la Contraloría
General de la República intentó sacar del medio con una
suspensión por seis meses violando su derecho a la defensa, que
acaba de dejar sin efecto la sala Constitucional del Tribunal
Supremo sólo después de meses de maltrato físico y mental,
haciéndola trasladarse a Caracas a cada rato, y haciéndola
blanco de todo tipo de empujones académicos y políticos.
Este tipo de
provocaciones encuentran un terreno muy sensible, el juvenil,
cultivado por la inseguridad, el desempleo y la precariedad
en que vive desde el punto de vista político y social. Se
evidencia en la reacción contundente que tuvieron los muchachos
caraqueños cuando fueron asesinados por una alcabala de la
Disip tres estudiantes universitarios en Kennedy, hace un año
y sus manifestaciones multitudinarias contra la violencia
luego del secuestro, pasión y muerte de los hermanos Faddoul
hace algunas semanas. La erupción volcánica juvenil, está pues
a punto de producirse y su manejo es explosivo. La
responsabilidad de los profesores es mayúscula y tienen que
moverse con extremo cuidado al reaccionar ante las acciones del
gobierno, porque están entre dos fuegos.
Auditores o
comparsas
El otro tema
que presiona a los rectores y su acción de gobierno, así
como también verificará su consistencia como dirigentes de la
sociedad civil, es su participación en la auditoría del Registro
Electoral.
Los escruta una
oposición silenciosa que se considera sin dirigentes reales
hasta que no haya un proceso confiable, tanto de elección de
abanderado presidencial de oposición como de elecciones
generales presidenciales.
El pueblo
venezolano ve con una mezcla de asombro y con estupor como se
multiplican los aspirantes a la silla de Miraflores, uno no
sabe si por ingenuidad, irresponsabilidad o verdadera
estupidez.
Mientras los
dieciséis aspirantes pugnan por aparecer en TV, sentarse con la
directiva de Súmate o fastidian a los periodistas para que los
entrevisten, parecen ser los rectores universitarios, quiénes
nos pueden decir si el Registro Electoral es o no una lista
confiable de ciudadanos venezolanos con derecho al voto.
Pugnaron por alcanzar una posición mediadora y hasta este
momento mantienen dificultosamente una delegación técnica
dentro del CNE , que intenta devolvernos la confianza en el
sistema electoral venezolano.
A punto sin
embargo del retiro, se constata la diferencia entre la sintonía
que tienen candidatos y rectores con la ciudadanía. Mientras
los candidatos presidenciales están locos porque se hable “de
programas y no de condiciones de participación”, como dijo uno
de ellos recientemente, los rectores mantienen que el mejor
programa de gobierno del mundo no tendrá oportunidades de
llegar a ser instaurado por una mayoría votante, si se
acepta la adulteración del REP.
Las tres
condiciones de los rectores de la UCV, UCAB y USB: el chequeo
integral del registro para encontrar zonas críticas a las cuales
hacerles una auditoría aleatoria (¿se acuerdan de los miles de
González que tienen la misma dirección en Maracaibo?), el
crecimiento inconsistente del padrón electoral en comparación
con el de la población venezolana y el chequeo de los datos de
estados y municipios de frontera, no son aceptadas hasta ahora
por los rectores del CNE. Por eso hicieron un preanuncio de su
retirada.
Por supuesto
que en plena campaña electoral, a ninguno de los candidatos
"mayoritarios" de la oposición: Teodoro Petkoff, Manuel Rosales
y Julio Borges les conviene ese retiro, porque decidiría
demasiado temprano a muchos electores a abstenerse de
participar. Y a los minoritarios tampoco, porque les privaría
de meses de exposición mediática.
Traducido. Los
políticos de todas las tendencias no quieren que se repita la
abstención de diciembre del 2005, la consideran inútil, ya que
no favorece a ninguno de los candidatos en campaña. Lo único que
quedó claro de ese proceso de elecciones parlamentarias es que
diez millones de votantes se quedaron en su casa, al mismo
tiempo que los parlamentarios de la oposición perdieron sus
empleos. Y los del gobierno dejaron malparadísimo al comandante
que vomitó truenos y centellas sobre los jefes de su comando
Maisanta.
A nadie sino a
los votantes que se quedaron en diciembre pasado en su casas y a
los técnicos universitarios de la UCV, UCAB y USB, parece
importarles el pequeño detalle de lo que pasaría si se
certifican las irregularidades que estamos cansados de denunciar
que se producen. ¿En cuanto tiempo las subsanarían si el RE está
realmente tan podrido como dicen? ¿Basta abrir el registro y
hacer como en algunas operaciones cuando tras empezar la
operación el cirujano encuentra un proceso terminal y decide
cerrar sin más? No, de eso no hablan nuestros dirigentes
políticos, y menos los dirigentes de los partidos del
oficialismo, que viven pensando en como harán para darle a su
adorado comandante 10 millones de votos.
¿Vale la pena
que los rectores sigan dentro del CNE, a cualquier costo, para
darle oxígeno a los candidatos de oposición, pero no la real
posibilidad al pueblo elector de participar en unas elecciones
limpias?
No lo creo.
Esta vez les ha tocado a ellos la hora de la presión. Veamos el
material de que están hechos.
lucgomnt@yahoo.es